El sanjacobo, una receta tradicionalmente vinculada a la carne y a los fritos, ha encontrado una versión más ligera, sabrosa y apta para quienes buscan alternativas vegetales: el sanjacobo de berenjena. Con solo unos pocos ingredientes y unas técnicas de cocinado al alcance de cualquiera, esta preparación se ha convertido en una de las estrellas de las reinvenciones culinarias y en un recurso práctico para quienes desean comer bien sin invertir demasiado tiempo.
La receta clásica suele elaborarse con filetes de jamón cocido y queso fundido, todo ello rebozado en pan rallado y frito en abundante aceite. Su popularidad en bares, colegios y comedores familiares se debe a su sencillez y a la explosión de sabor que ofrece en cada bocado. Sin embargo, su aporte graso lo convierte en un plato poco recomendable para quienes buscan una dieta equilibrada.
La versión con berenjena responde, precisamente, a esta necesidad, la de sustituir la carne por un vegetal versátil, bajo en grasas y rico en fibra. Gracias a su textura firme y su capacidad para absorber sabores, la berenjena actúa como una base ideal para un relleno de jamón y queso o, en versiones vegetarianas, solo de queso o, incluso, de verduras salteadas. De esta forma se logra un plato que mantiene el espíritu del sanjacobo original, pero con un perfil nutricional mucho más ligero.
Aquí exploramos su preparación paso a paso y las distintas formas de cocinarlo, ya sea en horno, en freidora de aire o en sartén. También abordamos algunos consejos para realzar el sabor, adaptar la receta a diferentes dietas y disfrutar de un plato crujiente y lleno de personalidad.
Cómo preparar los sanjacobos de berenjena
Para preparar unos sanjacobos de berenjena al estilo tradicional, necesitarás lo siguiente para unas cuatro raciones:
- Dos berenjenas grandes y firmes.
- 200 gramos de jamón cocido (puede sustituirse por pavo, jamón serrano o incluso lonchas vegetales)
- 200 gramos de queso en lonchas (tipo gouda, emmental, mozzarella o el que funda mejor al gusto)
- Dos huevos
- 200 gramos de pan rallado
- 100 gramos de harina de trigo
- Aceite de oliva virgen extra (si optas por freír)
- Sal y pimienta al gusto.
- Orégano, ajo en polvo, pimentón o cualquier especia que aporte un toque personal al rebozado (opcionales)
Una vez tengas listos todos los ingredientes, el proceso de elaboración es muy sencillo. Te lo contamos paso a paso:
- Comienza lavando las berenjenas y córtalas en rodajas de aproximadamente un centímetro de grosor. Es importante que todas tengan un tamaño similar para que se cocinen de manera uniforme. Una vez cortadas, puedes espolvorearlas con un poco de sal y dejarlas reposar durante 15 ó 20 minutos para que suelten parte de su agua y pierdan el posible amargor. Luego, sécalas con papel de cocina.
- Coloca sobre una rodaja de berenjena una loncha de jamón y otra de queso. Tapa con otra rodaja de berenjena, formando una especie de sándwich. Repite el proceso hasta terminar con las rodajas.
- A continuación, pasa cada sanjacobo por harina, asegurándote de cubrir bien los bordes para que no se escape el relleno. Después, sumérgelo en huevo batido. Y finalmente, cúbrelo de pan rallado. Para un extra de crujiente, puedes repetir el proceso de huevo y pan rallado una segunda vez.
Cocinado: elige la opción que prefieras
Aquí llega la parte más interesante, ya que puedes elegir entre hornearlos, cocinarlos en freidora de aire o freírlos en la sartén.
- Versión ligera al horno: para quienes buscan una opción más saludable sin renunciar al sabor, el horno es un aliado excelente. Precaliéntalo a 200 grados y coloca los sanjacobos sobre una bandeja cubierta con papel de horno o un poco de aceite pulverizado. Hornéalos durante unos 20 minutos, volteándolos a mitad de cocción para que se doren de forma uniforme. Al final, tendrás un rebozado crujiente y un queso perfectamente fundido, con mucha menos grasa añadida que en la fritura.
- Versión moderna en freidora de aire: la conocida airfryer se ha convertido en uno de los electrodomésticos más demandados en los últimos años, y los sanjacobos de berenjena son una receta ideal para aprovechar sus ventajas. Basta con introducir los sanjacobos en la cubeta, pulverizar un poco de aceite en spray y programar unos 12 ó 15 minutos a 190 grados, volteándolos a mitad de tiempo. El resultado combina lo mejor de la textura crujiente de la fritura y la ligereza del horneado. Además, se reduce el tiempo de cocción y la limpieza posterior es mucho más sencilla.
- Versión tradicional en la sartén: la técnica más clásica es freírlos en abundante aceite de oliva bien caliente. Basta con introducir cada sanjacobo y dorarlo por ambos lados hasta que adquiera un tono dorado y crujiente. Una vez listos, colócalos sobre papel absorbente para retirar el exceso de grasa. El resultado es una textura muy crujiente y un relleno fundido irresistible, aunque el aporte calórico es mayor que en las otras versiones.
Variaciones creativas
El sanjacobo de berenjena admite múltiples adaptaciones, lo que lo convierte en un plato versátil y atractivo para distintos paladares:
- Versión vegetariana: para conseguir una opción libre de carne, puedes sustituir el jamón por rodajas finas de tomate, pimientos asados o espinacas salteadas.
- Versión vegana: simplemente basta con emplear queso vegano y lonchas vegetales, junto con un rebozado sin huevo (puede usarse una mezcla de harina de garbanzo y agua como sustituto).
- Toque italiano: si prefieres esta opción, añade una hoja de albahaca fresca y un poco de salsa de tomate entre el jamón y el queso.
- Rebozado especial: en lugar de pan rallado común, utilizar panko japonés o mezclar pan rallado con semillas de sésamo hará que obtengas como resultado un sanjacobo mucho más crujiente.
Consejos para un resultado perfecto
Aunque los sanjacobos de berenjena son una receta sencilla, hay algunos detalles que pueden marcar la diferencia. Si quieres asegurarte de que queden crujientes por fuera, tiernos por dentro y con todo el sabor en su punto, toma nota de estas recomendaciones:
- Cuida el grosor: las rodajas demasiado finas se romperán con facilidad, mientras que si son muy gruesas quedarán duras por dentro. Lo ideal es mantener un corte uniforme de un centímetro aproximadamente.
- Sécalas bien antes de rebozar: la humedad es el peor enemigo del rebozado. Tras reposar con sal, no te olvides de eliminar el exceso de agua con papel de cocina para garantizar una textura dorada y crujiente.
- Controla el aceite: si prefieres freírlos, hazlo siempre en tandas pequeñas para que la temperatura se mantenga alta y el rebozado quede bien sellado, evitando que la berenjena absorba demasiada grasa.
- Dale tu toque personal: puedes enriquecer el pan rallado con hierbas mediterráneas como el orégano, el tomillo o el romero para un sabor distinto.
- Sírvelos al momento: el secreto está en disfrutarlos recién hechos, ya que el rebozado pierde textura si se deja reposar demasiado y el queso fundido resulta mucho más atractivo recién cocinado.