Bob Dylan se alza con el Nobel de Literatura 2016
El músico estadounidense Bob Dylan ha sacudido todas las encuestas de favoritos como último ganador del Nobel de Literatura. Lo ha anunciado la portavoz de la academia sueca, Sara Danius, en la sede de Estocolmo. Es la undécima vez que el premio va a parar a Estados Unidos, después de que los dieciocho miembros alzasen a la escritora Toni Morrison en 1993. En esta ocasión el jurado ha destacado la figura de Dylan “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción norteamericana”.
Después de varias ediciones en las que las casas de apuestas presumían de ser la mejor predicción, ha llegado el de Minnesota para romper los esquemas. Su nombre solo sonaba como favorito entre el público y sus fans incondicionales, que llevan años reclamando justicia por el mensaje de sus letras. Blowin'in the wind, The Times are changin o Like a Rolling Stone son temas inmortales que demuestran su influencia más allá del mundo de la música.
Aunque la británica Ladbrokes, principal casa de apuestas del Nobel, lo situó por primera vez en 2011 en las quinielas, nunca había escalado suficientes posiciones para colocarse cerca de eternos aspirantes como Haruki Murakami o el keniata Ngugi Wa Thiong'o. Algunos especialistas desecharon su opción de entrar al Olimpo de las letras porque su escritura, si bien es agradable de leer, carece de la precisión y la forma de los anteriores premiados.
Lo que olvidaban los gurús es que las elecciones del jurado de Estocolmo siempre cumplen el mismo leit motiv: “Una auténtica nobleza, no sólo en la forma de presentarlas sino también en su concepción e ideología”. Y la trayectoria del mito estadounidense, aunque heterodoxa para un premio de literatura, parece cumplir al dedillo este ideal.
A la estantería de Dylan se suman además diez premios Grammy, un Óscar y el Príncipe de Asturias de las Artes 2007. Su último galardón sirve también para derribar la leyenda negra de la literatura norteamericana en la academia sueca, que llevaba 23 años ignorando a favoritos como Philip Roth, Cormac McCarthy, Don DeLillo o Thomas Pynchon.
