“¿Conoces a alguien del Santander?”, fue una de las preguntas que más chats de familiares y amigos inundaron el pasado jueves, después de que Rosalía anunciara su gira mundial, 'Lux Tour', que contará con ocho conciertos en España, cuatro en Madrid y cuatro en Barcelona. La cantante catalana avanzó también que la preventa tendría lugar el martes 9 de diciembre, con un acceso exclusivo para los clientes del banco Santander o a través de su 'Artist Presale', para la que había que registrarse previamente en la página web oficial de la artista.
Las quejas no tardaron en llegar durante la “caótica” jornada, ya que, además de la prioridad a los usuarios de esta entidad bancaria, hubo largas colas de espera y protestas por los supuestos precios dinámicos. “La compra de entradas en este concierto se ha vuelto ridícula”, publicó en X uno de los afectados para visibilizar su enfado.
Rosalía no ha sido la primera, ni parece que vaya a ser la última estrella para la que, para poder verla en directo, compute como preferencia ser cliente de uno u otro banco. Una circunstancia que, en la era de los dramas cada vez que salen a la venta entradas de grandes conciertos, ya sean Taylor Swift, Bad Bunny o Radiohead; pertenecer a una determinada entidad bancaria ya no solo se ha convertido en una oportunidad para asegurarse tener más opciones de conseguir tickets, sino incluso ser casi la única forma de acercarse a lograrlo.
El peligro de la privatización
El banco que aglutina más presencia en la música de España es el Santander, debido a su alianza con la discográfica Universal Music, Live Nation (promotora líder en conciertos, festivales y eventos en directo de todo el mundo, dueña Ticketmaster, principal proveedora de entradas), Los 40, Primavera Sound, Mad Cool y Latin Grammy, entre otros. La entidad ha seguido ejemplos previos de las ventajas que los clientes de WiZink tuvieron para adquirir tickets de los shows emplazados en el recinto madrileño WiZink Center (ahora Movistar Arena), durante la etapa que contó con su patrocinio (2016-2024). Y lo mismo con los poseedores del Carnet Madridista del Real Madrid, que ofreció ventajas para actuaciones que tuvieron lugar en el Santiago Bernabéu como Aitana (antes de acabar trasladándose al Estadio Cívitas Metropolitano) o Karol G.
El gran cambio tuvo lugar en 2023, cuando Santander lanzó su propia plataforma de música, Santander SMusic, con la que, tras firmar acuerdos con los principales y citados promotores, empezó a ofrecer a sus clientes en España privilegios exclusivos como preventas, descuentos para festivales y conciertos, encuentros VIP con artistas y contenido como entrevistas, sesiones y crónicas de actuaciones. Y es que precisamente en esa exclusividad se halla una de las quejas por parte del público que tiene cada vez más complicado poder ver en directo a sus artistas favoritos si no es usuario de la citada entidad.
Andrea, una de las fans afectadas esta semana por las condiciones de venta de los tickets de Rosalía, afirma a este periódico que la consecuencia de “dar prioridad a los bancos” es “privatizar el acceso a los conciertos”. “Es prácticamente imposible para la gente que no sea cliente de determinado banco poder acceder a comprar. Al final, después de esa ventana previa, al resto le quedan muy pocas entradas a repartir”, lamenta, “dificulta mucho para todos y te obligan a que, si quieres ir a un concierto, tengas que hacerte cliente para poder tener opción de ir”. Esta usuaria incide en que este contexto se está aplicando ya “prácticamente” a todos los conciertos grandes: “Y si no eres del Santander, olvídate”.
No fue el caso de los shows que Taylor Swift concedió en Madrid en mayo de 2024, pero sí el caso de otras artistas como Karol G, Lady Gaga, Jennifer López y Aitana. La promoción de la exconcursante de Operación Triunfo es precisamente una de las grandes apuestas del Santander, que directamente cuenta con una tarjeta propia de prepago dedicada a la cantante. En la lista de las preventas que ofrecen, más allá de la de Rosalía, figuran otros nombres como The Weekend, Malú, Eric Clapton, Hombres G, Rod Stewart y el Mad Cool.
El banco Santander anunció en septiembre de 2023 su apuesta por la música como “nueva forma de comunicarse y relacionarse” con sus clientes, gracias a sus comentados acuerdos con promotoras y discográfica. Su objetivo era permitir a sus usuarios “ser los primeros en acceder a su música favorita”, en un contexto en el que ser el primero se ha convertido en un bien especialmente codiciado. Fuentes cercanas a esta entidad financiera afirman a elDiario.es que es una estrategia que les está “funcionando” y que está siendo clave para “conectar con gran cantidad de público”, incluido el más joven; y que el plan es seguir manteniendo esta línea durante “mucho tiempo”.
Miguel Ángel Serrano, vicepresidente de FACUA, aclara a este periódico que la regulación de espectáculos públicos en España tiene como “dificultad” su naturaleza autonómica, y ser “bastante antigua”, de tal forma que “no responde al 100% a cómo funciona hoy en día el mercado de la venta de entradas”. Desde la organización señalan que, al tratarse de espectáculos “públicos, en este tipo de preventas tiene que haber la limitación del porcentaje máximo que puede disponer el promotor que no sea libre”. Entendiendo que se trata de una estrategia legal, sí que invita a que cada consumidor “valore hasta qué punto puede ser positivo que una entidad financiera haga de intentar conseguir una entrada la forma de atraer a un cliente para contratar sus servicios. Ver si ese comportamiento empresarial es ético”.
Eliminar barreras
Andrea se quedó este martes sin entrada para ver a Rosalía, igual que Joan, que desde Barcelona critica que el banco Santander no es ni mucho menos el más solicitado en su comunidad autónoma. “Es evidente que rompe cualquier tipo de igualdad en el acceso a unas entradas o evento, se crea una distinción, que igual tampoco es muy grave, pero no deja de ser intentar salir al campo de fútbol con los cordones sin atar”, explica este fan que insiste en que esta dinámica genera una “cierta discriminación”. Aun así, extiende la culpa más allá de la entidad bancaria en cuestión: “Pasa lo mismo con los grandes portales como Ticketmaster, si no pasas por ese aro, no tienes entrada”.
“Es una vergüenza. Porque además, aunque decidas abrirte una cuenta y darle todos tus datos al Santander, ni siquiera te aseguras conseguir entrada”, suma Matías, que no ha 'sufrido' esta situación con Rosalía porque no quería ir, pero sí con Bad Bunny. “Ocurre lo mismo con Ticketmaster y Live Nation, para Bad Bunny tuve que registrarme en diecisiete plataformas”, recuerda sobre aquella odisea, que sí que culminó con sus entradas compradas.
Joan comenta que, pese a las dificultades por no ser cliente de Santander, logró llegar a la fecha señalada, el martes, con una tarjeta del banco. Tras pasar el fin de semana preguntando en todos sus grupos de WhatsApp si alguien era cliente, una amiga que sí lo es se ofreció como voluntaria para prestarle sus datos. Pero ha dado igual, se ha quedado sin boletos igualmente por el tiempo de espera. “Al segundo intento he desistido”, reconoce, después de más de dos horas dedicadas a intentarlo.
Para Joan, ya sea a través de un banco o un portal como Ticketmaster, este modelo de gestión de las entradas crea unas “barreras superbestias”, empezando por tener que “disponer de Internet en casa”. Álvaro, por su parte, es de las personas que este martes prestó su tarjeta de crédito a una amiga fan: “Como sabía que a ella le gustaba, se la ofrecí directamente. En su momento para conseguir para Lady Gaga, se la pedí también a mi hermana y mi amiga a su tía”.
El peligro de “pervertir el arte”
“Aunque sea un poco vintage, ¿por qué no se vuelve a poner un punto de venta físico accesible para todo el mundo? Y que el primero que esté en la cola sea el primero que pille”, propone como alternativa Joan, limitando eso sí que cada usuario pueda comprar solo entre cuatro y seis entradas. “Las grandes tecnológicas y bancos lo que crean son desigualdades”, afirma antes de defender una vez más la venta física, porque considera que es la vía “más democrática”.
Las grandes tecnológicas y bancos lo que crean son desigualdades. Que vuelva la compra física porque es lo más democrático
Raúl se declara fan de Rosalía, pero reconoce a este medio que este proceso de compra cada vez más asentado le ha hecho posicionarse en contra, no solo ideológicamente, sino también por una cuestión de “pereza”, por la obligación de registrarse, de buscar a algún cliente de Santander y asegurarse la entrada, ya que en conjunto le hace sentir que está conllevando a “pervertir un poco el arte”. “Me aleja un poco del concierto, y a la vez creo que deberíamos cuestionarnos un poco más como consumidores, tanto de conciertos como de arte y música”, valora como manera de alcanzar que “no todo valga por ir a un concierto”.
“Lo vemos con Rosalía pero lo vimos hace poco con Aitana y su listening party, que también tenía acceso prioritario si eras del Santander. No dejemos que el sector privado arraigue, abrace y capte para sí mismo todo tipo de cultura y de expresión artística para monetizarla”, propone animando a “aumentar la crítica” hacia “este tipo de modelo de negocio en la música”.
No dejemos que el sector privado arraigue, abrace y capte para sí mismo todo tipo de cultura y de expresión artística para monetizarla
De los fans preguntados en este artículo, tanto Joan como Andrea volverán a probar suerte este jueves día 11 de diciembre, en el que se irán abriendo de manera escalonada la venta general de entradas por tramos horarios (esta vez por Ticketmaster, Live Nation y El Corte Inglés). Jornada en la que competirán, además de con los clientes rezagados del Santander y quienes se registraron en Artist Presale que no se hicieron su ticket; con el resto de 'mortales' que todavía no han podido acceder a la venta.