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¡Ciao, chiringuito! Los hoteles tiran precios porque los turistas vuelven a Turquía

Turistas británicos en Magaluf (Calvià).

Analía Plaza

La inquietud recorre estos días los departamentos de precios de los hoteles mallorquines, encargados de fijar a cuánto venden la noche. La ocupación -el porcentaje de habitaciones que tienen vendidas- ya no está en máximos como en años anteriores y los hoteleros solo tienen un antídoto: bajar los precios para captar reservas de última hora y frenar la caída.

“Ahora la ocupación está recuperándose, pero porque se tiran los precios”, reconocen fuentes del sector. “El resumen es que la isla se ha venido arriba en los últimos años, ahora no hay tanta demanda y se están quedando a dos velas: o no llenan, o tienen que vender más barato que en años anteriores”.

La Agrupación de Cadenas de Baleares ha constatado que hoteles de Mallorca y Menorca registran caídas de ventas de un 30% para los meses de julio y agosto en comparación con 2018 con “serios problemas de ocupación y rentabilidad en muchos establecimientos, lo que obliga a realizar descuentos generalizados”, según recoge el diario Última Hora.



Los últimos datos del INE muestran un descenso generalizado de la llegada de turistas internacionales a España. Son de mayo de 2019 y continúan la tendencia del verano pasado, que también se saldó con descensos interanuales en julio y agosto. Por comunidades, las más 'tocadas' son las que más viven del modelo sol y playa -Canarias, la Comunidad Valenciana y Baleares- al tiempo que Madrid sigue escalando y registra un aumento del 14,4%.

La historia se repite en las cifras de ocupación e ingresos por habitación proporcionadas a este diario por la consultora Cushman and Wakefield. En el primer trimestre de 2019, Canarias y Baleares tuvieron menos ocupación que el año anterior. También ingresaron, de media, menos dinero por habitación.

“Creo que en temporada alta nos afectará menos”, apuntan desde un hotel de cinco estrellas de Mallorca. Su esperanza es vender en el último minuto. “El año pasado por estas fechas ya estábamos llenos. Ahora no. Pero en temporada alta hay muchas reservas de última hora”. Quienes venden paquetes, como Avoris, el operador turístico de Barceló, también perciben la caída. “Antes nos pedían Canarias o Baleares y estaba lleno, no había sitio ya”, indican. “Ahora sí hay”.



¿Qué está pasando? La explicación es unísona entre hoteleros y consultores de turismo: Egipto, Túnez, Marruecos y Turquía se recuperan de sus peores años y todo el turismo que nos habían “prestado” vuelve para allá. En esto tienen mucho que ver los turoperadores (el 'todo incluido') que trabajan a precio. Aunque cada vez tengan menos importancia porque la gente reserva sus viajes por internet, los hoteles de Baleares han sido siempre muy dependientes de la turoperación, dado que les llena el cupo antes de empezar temporada.

“El turoperador domina y es quien decide hacia dónde tira la palanca. Si reciben el apoyo y la ayuda económica de los gobiernos, inclinan su balanza”, dice Bruno Hallé, socio codirector de hoteles de Cushman & Wakefield. “Esto afecta a España”. Precisamente, el Gobierno de Turquía lleva tiempo subvencionando a aerolíneas y cruceros por cada persona que hagan llegar al país (30 euros por pasajero en el caso de los cruceros).

“Hay una fuerte competencia con países del norte de África que se han incorporado ahora como consecuencia del fin del terrorismo. Era esperado”, explican desde la cadena Barceló. “Venimos de años boyantes y sabíamos que se frenaría. Hay un perfil de turista muy sensible al precio. Aunque podamos sobrepasar a esos países en calidad, servicios, cultura y sanidad, si el precio es menor, les tienta. Es lógico que tengamos menos demanda y se ajusten los precios”.

Egipto, por ejemplo, tocó suelo en 2017. La primavera árabe y el terrorismo provocaron que los visitantes descendieran poco a poco hasta los 5,3 millones anuales. A partir de entonces, la cifra se invirtió y volvió a subir: el año pasado ya estaban en 8,3 y para 2020 esperan llegar a 14 millones. En Turquía, una ristra de atentados y el intento de golpe de Estado de 2016 resultaron en hasta diez millones menos de visitantes de un año a otro. Pero en 2018 el país se recuperó y recibió 45 millones de visitantes, más que en 2015. Por comparar, España recibe 82,6 millones.

Algunos trabajadores del sector comentan entre ellos la posibilidad de que un atentado en estos países aumente las reservas en los hoteles españoles, pero la semana pasada hubo uno en Túnez, saldado con un muerto y ocho heridos, y ni siquiera: ninguno de los especialistas consultados cree que vaya a impactar. “La memoria sobre temas de inseguridad es cada vez más corta”, apuntan desde Cushman and Wakefield. “Cuando sucedió el atentado de Las Ramblas en Barcelona todo el mundo pensó que el efecto sería terrible. Y en realidad fue muy corto. Lo que afectó después en Cataluña fue la situación política, el procés”.

Ingleses vs. alemanes vs. Magaluf

Baleares vive fundamentalmente del turismo extranjero. Y, dentro de este, del inglés y alemán. En 2018, las islas recibieron 4,7 millones de alemanes y 3,7 de ingleses de un total de 16,6 millones de visitantes. Los hoteleros tenían miedo del impacto del Brexit, pero intuyen que al final se va a quedar en menos de lo que parecía y que la espantada real será la alemana. Los germanos son el principal mercado turístico de Turquía: le suponen el 45% del total.



“Nosotros tenemos esta percepción”, continúan en Barceló. “Este año veíamos mucho peligro en el emisor inglés por el Brexit y la devaluación de la libra. Y al final no se ha producido: el turista inglés está respondiendo bien. El alemán no tanto. Es normal que con la inmigración turca que hay en Alemania no les resulte extraño ir allí. También parece que hay cierto enfriamiento de la economía alemana. Y no hay que olvidar las temperaturas, que están siendo muy buenas en el norte de Europa y hay gente que prefiere quedarse en sus países”.

Una de las zonas que más ha notado el descenso del turismo alemán en busca de sol y playa ha sido la conocida y festiva Magaluf. El presidente de su asociación hotelera, Mauricio Carballeda, explicaba en una entrevista en El Mundo este mes de junio que la ocupación de clientes británicos había caído un 6% y la de alemanes entre un 12% y un 13%. En el texto también se indicaba que había hoteles de cinco estrellas bajando sus precios a la mitad, a lo que él respondía que tirarlos tanto sería “suicida”.

Magaluf, reconocen todos los consultados, es uno de los ejemplos más claros de destino que intenta borrar su mala prensa, salir del modelo baratero y venderse como algo más. “Han hecho un trabajo público-privado. Los hoteleros se comprometen a reposicionar sus hoteles —cambiando restaurantes o aumentando sus estrellas— al tiempo que el destino pone dinero para infraestructuras. Esto al final tiene impacto”. Meliá es la cadena que más invierte allí: ha renovado diez de sus hoteles y ha reconstruido otro, además de incrementar las plazas para familias y adultos, que tienen más dinero para gastar, en detrimento del segmento “jóvenes”. También la cadena Nikki Beach abrió allí en 2012 y sirve champán por hasta 10.000 euros la botella.

Pero ojo, dedicarse a un público de más alto standing no significa necesariamente escapar de la competencia barata. Fuentes del sector de los hoteles de lujo en Mallorca aseguran que la caída también les está afectando este año. Y eso que apenas dependen de la turoperación. “Todos los hoteles de lujo de la isla estamos en contacto y en la misma situación. Notamos que los clientes van a sitios más baratos”, indican. “Siguen yendo a hoteles de lujo, pero es mucho más económico ir a Turquía, Grecia, Egipto o Croacia”. Una habitación en un hotel de lujo en Mallorca puede estar alrededor de 650 euros en abril y mayo. En Turquía, baja hasta los 200 euros.

Su estrategia, aseguran, es la contraria a la de los hoteles de gama menor. “En vez de tirar precios, los maximizamos para aprovechar lo que tenemos. En el sector no se ha notado una bajada dramática”. ¿Y si el resto de la isla trata de reconvertirse al lujo, como hizo Ibiza? “Es cierto que Magaluf y otras ciudades están intentando cambiar, pero no diría que al lujo cien por cien”, continúan. “Y me parece inteligente tener un área como Magaluf, porque así concentras ese tipo de turismo allí y no molestas al resto”.

El lento apagado del modelo turoperador y la creciente competencia de países más baratos —en todas las gamas, incluido el lujo— obligan a los destinos 'sol y playa' a ofrecer algo más. “La solución la tiene todo el mundo: que la principal seña de identidad sea la cultura. En cuanto tú prostituyes el destino y prescindes de esa cultura local compites en precio. Pero eso lleva tiempo. Tú dile a un empresario que 'tiene que poner en valor la cultura local'”, considera Fabián González, analista para el mercado español de Phocuswright.

En este sentido, la ciudad de Málaga ha ido incrementando su oferta tanto monumental como cultural con la puesta en marcha de museos como el Carmen Thyssen o el Picasso e incluso franquicias internacionales como el museo Pompidou o el museo Ruso para que la oferta vaya más allá del soy y playa. El presidente de la Asociación de Empresarios Hosteleros de la Costa del Sol (AEHCOS), Luis Callejón, explicó esta semana que esperan un aumento del 5% tanto en el volumen de turistas como en el de pernoctaciones entre julio y septiembre, con un grado de ocupación en estos tres meses del 84% frente al 81,67% registrado en el verano de 2018.

Nadie cree que se puedan tirar los precios hasta alcanzar a Túnez, Egipto, Marruecos o Turquía porque, aunque en España la mayoría del empleo turístico sea precario, los costes salariales son aún más bajos allí. “Es muy difícil que España pueda ganar en precio”, concluyen en Barceló. “Los salarios allí son más bajos y siempre podrán lanzar mejores ofertas”.

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