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Los datos que revelan que la reforma laboral y la subida del salario mínimo han rebajado el daño de la inflación

Ilustración de David Velasco.

Daniel Yebra / Raúl Sánchez

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Las evidencias estadísticas que demuestran que la reforma laboral y la subida del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) han salvado a los trabajadores de un mayor daño de la inflación son ya incontestables. Los últimos datos publicados de la Agencia Tributaria y de la EPA (Encuesta de Población Activa, que realiza el INE) sobre 2022 revelan que las dos grandes políticas laborales del primer Gobierno de coalición han protegido a los salarios de la crisis de precios, sobre todo a los más bajos.

Las críticas de empresarios y de las derechas al aumento del SMI desde 2019 o a la reforma laboral de 2021 se debilitan con el mayor detalle conocido de las cifras de los ingresos de los trabajadores. Ni el incremento del Salario Mínimo de casi el 50% —de 735,9 euros brutos a 1.080 euros al mes— ha impedido una histórica creación de puestos de trabajo. Ni la reducción de la temporalidad es un artificio.

El mercado laboral en España es hoy menos precario por las transformaciones lideradas por el último Gobierno. Esto no quiere decir que muchas familias no estén ahogadas, dado el gran esfuerzo que supone pagar la vivienda —un 40% de los ingresos familiares de media, y subiendo por la austeridad monetaria del BCE—. Ni que los sueldos no sigan siendo bajos en general. Ni que el paro no continúe estando demasiado alto. Pero las estadísticas sí reflejan los frutos de un conjunto de políticas sociales inéditas en nuestro país, a las que el nuevo Ejecutivo de PSOE y Sumar ha prometido dar continuidad.



Una primera evidencia de la protección ante la escalada de la inflación que han supuesto las medidas del Gobierno de coalición para los trabajadores se extrae de la estadística “Mercado de trabajo y pensiones en las fuentes tributarias”. Los datos de todas las percepciones salariales en España en 2022 —desde los ingresos que recibió la persona que menos trabajó a las del directivo del Ibex 35 que más cobra—, señalan que casi la mitad de los trabajadores peor remunerados han ganado poder adquisitivo en esta crisis de inflación desde 2019.

La conclusión puede parecer sorprendente si se atiende a la inflación media del 8,4% del año pasado, después de otro 3,1% en 2021 y de que en 2020 los precios apenas cayeran un 0,3%. De hecho, la inflación acumulada desde el cierre de 2019 a 2022 es del 12%. Sin embargo, el crecimiento de las percepciones salariales más bajas pese al mordisco de la inflación responde al empujón del SMI en los puestos de trabajos más precarios y al súbito descenso de la temporalidad por la reforma laboral. Incluso, en los ingresos salariales más bajos se ve un gran salto, de hasta un 20%, que se explica precisamente por esa caída de la temporalidad.



“Vemos que estas personas [el 45% que ingresaron menos del total, cerca de 9 millones de los 19,6 millones que recoge la estadística] ganan más, no solo por la subida de su salario de referencia, sino porque tienen más probabilidades de estar empleados durante el año. Si fuera un mero artificio, como lo califican los más críticos, no deberíamos ver mejora alguna”, recalca el experto Miguel Artola.

Por otra parte, “como en España hay mucha rotación en el empleo, una buena parte de los asalariados percibe ingresos durante el año que son inferiores al SMI anual. Por ejemplo, en 2022, aproximadamente un 35% de quienes trabajaron no llegaron al SMI anual (14.000 euros brutos)”, apunta Artola. Asimismo, hay que tener en cuenta que en la estadística están incluidos aquellos trabajadores que a largo del año pasado se jubilaron y dejaron de serlo o que se fueron al paro.



Ante los inconvenientes que pueda ofrecer esta estadística de la Agencia Tributaria, si se cambia al detalle de los salarios de la EPA del INE (Instituto Nacional de Estadística) para 2022 se obtiene un resultado similar. Los sueldos han aumentado para el 20% de los trabajadores que menos cobran desde 2019. Y el mayor mordisco se lo han llevado los que tienen las remuneraciones más altas.

Estas cifras profundizan mucho más allá y ofrecen una lectura mucho más optimista respecto a la relación de las subidas salariales pactadas en los convenios colectivos con la inflación general. Un ejercicio que ha arrojado una histórica pérdida de poder de compra, sin más matices. Pero tanto la reconstrucción económica desde el shock de 2020, pasando por la creación de empleo hasta superar los 21 millones de trabajadores, hasta la recuperación del consumo de los hogares se entienden mucho mejor con este análisis más detallado de los salarios.



Además, las estadísticas no hablan solo de una menor precariedad en nuestro país. También de la creación de puestos de trabajo mejor remunerados, en sectores de mayor valor añadido, relacionados con las actividades científicas, técnicas, con las informática, o con la información y las comunicaciones.

Una tendencia que subyace en la resistencia de los salarios medios y los medios-altos en esta crisis de precios. Por ejemplo, se ve si se regresa a los datos de la Agencia Tributaria y se mide la evolución entre 2019 y 2022. En este caso, utilizando el “salario medio estimado [sueldos a jornada completa]” y no todas las percepciones salariales como en el primer gráfico de esta información.



En este gráfico se observa un daño a los salarios medios de poco más de un 2%. Según las cifras que se conocen de 2023, esta pérdida se está remontando poco a poco en los últimos meses por las aceleración de las aumentos de los sueldos y la moderación de la inflación. Los grandes problemas de los trabajadores están entonces en el mercado de la vivienda y en el hipotecario. Y el gran reto es abordar las distintas desigualdades.

En la cuestión de las remuneraciones, y según la estadística de percepciones salariales de la Agencia Tributaria de 2022, solo un 1% de las trabajadores en España cobra más de 100.000 euros brutos al año, apenas 185.000 personas. El 50% percibió menos de 18.200 euros. O, si se quiere comparar con el sueldo mediano cuando se estudian salarios completos, éste se queda en los 23.000 euros. No hay que confundir ninguna de estas medidas de ingresos con la riqueza, respecto a la que la brecha es igual de inasumible en nuestro país.

Por último, como destacó este mismo viernes Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics en la red social X (antes Twitter), los datos también hablan de dos respuestas políticas a las crisis muy diferentes. La que se dio al estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 premió a los salarios más altos. La última ha favorecido a los más precarios.

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