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La primera presa china en el Brahmaputra genera recelo en los países vecinos

La primera presa china en el Brahmaputra genera recelo en los países vecinos

EFE

Pekín —

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Tras cinco años de trabajo, la primera presa hidroeléctrica en el Brahmaputra, uno de los ríos más largos del mundo, comenzó a operar en la región del Tíbet, en medio de los temores en India y Bangladesh, las otras naciones de la cuenca, a que este proyecto chino afecte a sus economías y ecosistemas.

Las obras del embalse de Zangmu, dificultadas por la gran altura del lugar donde está emplazado (3.300 metros sobre el nivel del mar) fueron presentadas por China como un hito más de la ingeniería nacional, aunque los países vecinos, especialmente la India, ven con preocupación las implicaciones estratégicas del proyecto.

La presa ha costado 1.500 millones de dólares (1.200 millones de euros) y su primer generador comenzó a funcionar este domingo, mientras que otros cinco serán abiertos antes de finales de 2015, informó la agencia oficial Xinhua.

La instalación, en la que el agua cae 124 metros, tendrá una capacidad total de 510 megavatios y generará anualmente 2.500 millones de kilovatios/hora de electricidad, principalmente destinados a la región del Tíbet, donde son frecuentes los problemas de abastecimiento eléctrico en los meses invernales.

El embalse del Brahmaputra (río que en China es denominado Yarlung Tsanpo, topónimo de origen tibetano), según los expertos chinos, aumenta un 25 por ciento la capacidad de generación eléctrica del Tíbet, una de las regiones menos desarrolladas de China.

China asegura que la construcción de Zangmu se ha llevado a cabo teniendo en cuenta de forma especial la protección medioambiental, y para ello se han invertido 52 millones de dólares (42 millones de euros) en proyectos paralelos a la presa tales como plantas de tratamiento de residuos y zonas de protección de la fauna fluvial.

Sin embargo, el hecho de que las autoridades chinas mantuvieran cierto secretismo sobre la construcción de la planta hidroeléctrica y el temor a que China construya otras presas en ese río mantienen la desconfianza en los países vecinos.

Se cree que hay iniciadas obras para otras cuatro presas, y un estudio del Instituto de Estudios de Defensa indio, elaborado por el experto Jesper Svensson, llega a advertir que China podría tener proyectadas más de una veintena.

Sumadas podrían tener capacidad para generar el doble de electricidad que la presa de las Tres Gargantas, el mayor proyecto hidroeléctrico del mundo.

“China está ejerciendo con sus proyectos una suerte de 'hegemonía hídrica', paralela a su poder económico, político y militar”, destaca Svensson en su estudio, que cita también las presas chinas en el Mekong, otro gran río asiático que nace en este país pero fluye más tarde por Birmania, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam.

Entre los embalses proyectados por China en el Brahmaputra que más preocupan en la India destaca uno aún no aprobado por el Gobierno que podría construirse en la “Gran Curva”, el estratégico lugar donde el río da un giro de 180 grados y pasa de fluir hacia el este a hacerlo en dirección oeste, tras superar el Himalaya.

Especialmente en el estado indio de Assam, donde el Brahmaputra es una importante fuente de agua para la agricultura, existe el temor de que con ésta y otras presas China pueda hacer que las épocas de mayor o menor caudal cambien, o peor, que Pekín las pueda controlar como forma de presión política o económica.

En el año 2000, un corrimiento de tierras en el curso tibetano del río redujo la corriente a niveles mínimos durante días, un acto en el que la mano del hombre no actuó pero que probó cuán sensibles a lo que ocurre en el curso alto son las tierras bajas del curso medio y el delta, donde viven más de 600 millones de personas.

Por si esto fuera poco, China también estudia la posibilidad de que el gran río forme parte del faraónico proyecto de trasvase de agua del húmedo sur al seco norte del país, de forma que el agua del Brahmaputra fluyera por el Amarillo, río siempre muy afectado por las sequías.

El Brahmaputra, sagrado para los hindúes, fluye por más de 2.900 kilómetros y forma junto al Ganges el mayor delta del mundo, en Bangladesh e India oriental.

El río era el único de los “cuatro grandes” que nacen en China en los que el país asiático aún no había construido embalses, después de haberlo hecho las pasadas décadas en el Amarillo, el Yangtsé y el Mekong.

Una política de gigantescos embalses que Mao Zedong y sus sucesores abrazaron con entusiasmo y que ha costado millones de desplazados y cientos de pueblos sumergidos, precios duros pero necesarios, según Pekín, para un país sediento de energía y aún demasiado dependiente del contaminante carbón como fuente de ésta.

Antonio Broto

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