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La subida salarial récord en Alemania favorece otro aumento de los tipos de interés del BCE en septiembre

Daniel Yebra

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Los sueldos aumentaron de media un 6,6% en el segundo trimestre de 2023 en Alemania, un máximo desde que se empezó a calcular este dato en 2008. Esta subida salarial récord superó a la inflación en el mismo periodo (que fue del 6,5%) por primera vez desde 2021. El repunte salarial ya fue elevado en el primer trimestre, del 5,6%, siempre respecto al mismo periodo del año anterior. Trabajadores y sindicatos germanos están consiguiendo recuperar poder adquisitivo, tras el duro golpe de esta crisis de inflación, sobre todo en 2022.

Pero este pequeño alivio para los bolsillos de las familias alemanas choca con la estrategia del Banco Central Europeo (BCE) de ahogar la demanda (el consumo de los hogares, la inversión de las empresas y el gasto del Estado) para moderar las subidas de precios. También lo hace el paquete de estímulos que el Gobierno germano presentó este miércoles, ante el frenazo de la actividad.

La restauración del poder de compra de los trabajadores por los aumentos de los salarios (en España también vienen creciendo más que la inflación en los últimos meses) o las ayudas a las empresas favorecen que la institución monetaria se decante por otro incremento de los tipos de interés oficiales en la reunión que tiene programada el 14 de septiembre, tal y como vienen reclamando los denominados halcones del organismo que preside Christine Lagarde.

Desde julio del año pasado, el BCE ha ejecutado una escalada histórica, por rápida y vertical, del 0% al 4,25%, para luchar contra la inflación. El encarecimiento de la financiación (préstamos, hipotecas, deuda pública...) asume la amenaza de provocar una recesión y de destruir empleo.

De hecho, la economía de Alemania y la del conjunto de la eurozona ya están estancadas. Además, la estrategia del organismo que preside Lagarde ignora que el crecimiento de los beneficios de las empresas retroalimenta la inflación, al subir algunos sectores como el energético más los precios de venta que lo que les han aumentado los costes de producción.

Lagarde y los suyos se basan en que es más deseable a medio y largo plazo una recesión que un bucle “empobrecedor” de inflación persistente, en el que los salarios persigan a las subidas de precios. Y este es precisamente el contexto que se lee en los datos de Alemania. Al récord de la subida salarial se une efectivamente que la inflación no da tregua. En agosto, el IPC (Índice de Precios de Consumo) armonizado de la principal economía de la eurozona se quedó en el 6,4%, según los datos conocidos este miécoles. Apenas una décima por debajo del 6,5% de julio.

Menos inflación en España, pero la misma política monetaria

En España, la situación es diferente. La economía crece y la inflación armonizada llegó a bajar al 1,6% en junio, y en agosto ha repuntado solo hasta el 2,4% (2,6% en el cálculo que hace el INE). Esta moderación hace que los salarios estén recuperando poco a poco poder adquisitivo, pero los aumentos son también más contenidos, cercanos al 4%.

“Las medidas de política económica hacen que España tenga uno de los mayores niveles de crecimiento económico con menores niveles de inflación de la Unión Europea (UE)”, defendían este miércoles desde el Ministerio de Asuntos Económicos. Sin embargo, la agresividad de la política monetaria es la misma en toda la eurozona. Y encima, el impacto más directo, el que sufren los hipotecados a tipo de interés variable por la escalada del Euríbor, hace más daño en nuestro país, donde este tipo de préstamos tienen un peso muy superior.

Aquí, 3 de cada 4 familias endeudadas para adquirir su vivienda lo están a tipo variable (sus préstamos se revisan cada año o cada 6 meses según el índice de referencia). En Alemania, 2 de cada 10. El resto lo están a tipo fijo.

Inflación del “ojo por ojo”

“Para Lagarde, la inflación no se resuelve repartiendo las subidas de los costes internacionales de la energía y de las materias primas entre empresarios, trabajadores, rentistas y contribuyentes. La solución está en generar desempleo y evitar que los salarios recuperen poder de compra”, lamenta Carlos Martín Urriza, diputado y portavoz económico de Sumar.

Esta economista se refiere al discurso de la presidenta del BCE en el encuentro internacional de banqueros centrales que organiza cada verano la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, en Jackson Hole. En su exposición hace unos días, la francesa dio continuidad al mensaje de su homólogo Jerome Powell de que la austeridad monetaria se mantendrá hasta que sea necesario.

Y, concretamente, advirtió que “tendremos que estar extremadamente atentos” a que los salarios “persigan” repetidamente los precios, porque “esto podría hacer que la inflación sea más persistente si los aumentos de los sueldos esperados se incorporan luego a las decisiones de fijación de precios de las empresas, dando lugar a lo que he denominado inflación del ojo por ojo”.

El equipo de analistas de Monex Europe señala en una nota difundida este miércoles que la decisión del BCE en septiembre se inclinará “más por los datos de precios y salarios, que suscitan inquietud por la persistencia de la inflación, frente a los indicadores adelantados de la actividad económica, que muestran un estancamiento del crecimiento de la eurozona”.

En conclusión, la firma de inversión espera que el organismo incremente los tipos de interés otros 0,25 puntos porcentuales, hasta el 4,5%, un máximo de otro tiempo, no visto desde 2001.

Otros expertos esperan que se tome una pausa, tras 9 incrementos consecutivos. Pero es difícil encontrar quien no crea que dará otra vuelta de tuerca en lo que queda de 2023. Jesús Sáez, jefe del mercado deuda para España y Portugal de Natixis, apunta que “hay menos dudas de que el BCE podrá subir algo más en el año, incluso para la reunión de septiembre el mercado asigna un 42% de posibilidad”. Esta estimación se realiza según las operaciones de los inversores en deuda.

Distintas voces del consejo de gobierno del BCE se pronunciaron en Jackson Hole a favor de más subidas. Entre los más agresivos, el gobernador del Banco de Alemania, Joachim Nagel, avisó de que no está convencido de que la inflación esté lo suficientemente controlada como para detener las subidas de los tipos de interés.

Alemania estimula la economía en contra del BCE

“Los riesgos ahora están en ambos lados: en hacer muy poco o en hacer demasiado, pero aún así me inclinaría por subir los tipos”, incidió el gobernador del Banco de Letonia, Martins Kazaks, que comparte bando con Alemania al sufrir su país una inflación disparada. En la misma línea, el gobernador austriaco, Robert Holzmann, restó importancia al riesgo de recesión.

Tuvo que ser Mário Centeno, responsable de la política monetaria de Portugal, otro país con un fuerte peso de las hipotecas a tipo variable, quien pidiera cautela para decidir los próximos pasos, ya que los riesgos para la economía que se habían identificado anteriormente ahora se están volviendo realidad. Esta posición más moderada, que deberían compartir los países del euro más endeudados y que más sufren el incremento de los costes de financiación, como España o Italia, es minoritaria actualmente.

De hecho, en contradicción con la política monetaria y demostrando el margen fiscal con el que cuenta pese al encarecimiento de la deuda, el Gobierno alemán presentó este miércoles un paquete de 50 medidas, con un coste de hasta 32.000 millones de euros, con el objetivo de impulsar la actividad durante los próximos cuatro años, según anunciaron el canciller, Olaf Scholz, y los ministros de Finanzas, Christian Linder, y Economía, Robert Habeck.

Este mismo miércoles, se conoció que la confianza económica de la zona euro y de la UE volvió a empeorar en agosto, según el indicador de sentimiento económico elaborado por la Comisión Europea. En España, en cambio, este índice mejoró, mostrando la mejor evolución del dato entre los países que comparten moneda.