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Las germinadoras ambientales

Una de las cooperativistas impartiendo un curso sobre maquinaria agrícola. / Germinando

María Muñoz

Hace ocho años, tres biólogas, cansadas de malas condiciones laborales y de trabajar en empresas que no acababan de entender lo que era una educación ambiental integral, decidieron que por qué no eran ellas sus propias jefas para hacer lo que más les gustaba: hacer entender que el medio ambiente es parte de nuestras vidas y que ya fuera enseñando a crear y cuidar un huerto escolar, explicando por qué cada alimento tiene su propio calendario de cultivo, formando a futuros jardineros o asesorando en la creación de proyectos agroecológicos cada persona es capaz de aportar su semilla para cuidar ese entorno que nos rodea y del que todos los seres vivos forman parte.

Así nació Germinando , una cooperativa madrileña de iniciativa social, que Julia del Valle, Paula Ortiz y Cristina Ruiz pusieron en marcha, primero como asociación sin ánimo de lucro, y que en la actualidad ya da empleo a seis mujeres, tiene una tienda online donde encontrar los productos básicos para poner en marcha un huerto o un jardín ecológico y un espacio físico en el madrileño barrio de Lavapiés, donde además de comprar también es posible asistir a talleres gratuitos para aprender a crear un huerto urbano, entre otros aspectos.

“Crear una cooperativa tenía para nosotras toda la lógica y el sentido porque las tres estábamos muy vinculadas a movimientos sociales y de la economía social”, explica Julia del Valle. Señala que en sus trabajos anteriores los planteamientos a la hora de impartir educación ambiental no coincidían con lo que ellas creían que debían ser. “Se trataba de una educación muy clásica, de contar que hay que reciclar y ya está, pero nosotras creemos que hay que ir más allá y hacer que la ciudadanía entienda que hay otra cara de la moneda y que debemos de ser conscientes de que tenemos que reciclar porque hay un consumo desmedido”, describe la cooperativista.

Tienda para enseñar

Comenzaron impartiendo talleres en colegios sobre huertos escolares, siguieron con cursos de formación continua a trabajadores de empresas de jardinería y agricultura, elaboración de materiales didácticos y más cursos para desempleados sobre jardinería, viverismo y agricultura ecológica. Después llegó la crisis y el recorte, cuando no la eliminación, en los cursos de formación. “Decidimos reinventarnos y pensamos que por qué no crear nosotras un espacio donde la gente pudiera adquirir todos los productos que les enviábamos a buscar a grandes superficies y además crear un lugar de encuentro donde aprender todo acerca de cómo crear un huerto ecológico”, señala Del Valle. Hace tres años empezaron en un puesto en el Mercado de San Fernando, que pronto se les quedó pequeño, y hace un año se trasladaron a un local propio en la calle Tribulete, 25.

En la tienda se puede encontrar, además de asesoramiento y buenos consejos, todo tipo de semillas sustratos, herramientas, contenedores o libros. De cara a las fiestas navideñas han puesto en marcha una campaña para animar a la gente a adquirir productos alternativos en una época de gran consumo. Bajo el nombre Esta Navidad regala con criterio ofrecen desde piezas únicas de decoración hechas de forma artesanal hasta bombas de semillas -una bola de barro con semillas- que pueden crecer desde en una farola hasta en un rincón de la terraza. “Es una manera de hacer guerrilla urbana”, afirma la bióloga.

Saber cuándo plantar

“Desde un marco teórico y práctico tratamos de aportar lo que podemos para combatir el problema”, dice Del Valle, quien por ejemplo subraya la importancia de consumir productos de temporada y el desconocimiento que existe en torno al calendario agrícola. “Hay gente que nos dice que ha plantado tomates y que no le han salido, pero es que lo ha hecho en diciembre cuando en realidad deben plantarse en febrero, con razón que no les salgan”, afirma.

Por otro lado, ve con buenos ojos el “boom” que se está produciendo en torno a la agricultura ecológica. “Hemos pasado de un desmantelamiento del sector agrario convencional a un regreso a la tierra, principalmente, por la falta de trabajo”, explica. Señala que a pesar de este crecimiento y de que en Madrid hay abundante superficie para iniciar estos proyectos “existe mucha dificultad de acceso a la tierra”. “En la sierra es más fácil pero en las zonas cercanas a la capital, como puede ser el sur o el Corredor del Henares los precios de alquiler de tierras siguen siendo altísimos, la gente cree que va a volver la construcción y piden 850 euros al mes por media hectárea”, explica la cooperativista, quien añade: “Tenemos proyectos muy viables, con toda la financiación lista pero que no pueden salir adelante porque no pueden asumir esos alquileres tan altos”.

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