Qué es la uveítis, una enfermedad desafiante que amenaza la visión

Mercè Palau

Los ojos son unos órganos que, pese a su pequeño tamaño, suponen para la salud una cualidad invaluable. En conexión con el cerebro, trabajan con los sistemas nervioso, muscular y vascular para ayudar al cuerpo a funcionar de forma correcta y responder a los estímulos externos.

La uveítis incluye un amplio espectro de enfermedades oculares raras que afecta a 52 personas por cada 100.000 habitantes cada año, sobre todo entre los 20 y los 50 años. Según la Sociedad Española de Reumatología (SER), supone una importante causa de ceguera y deterioro visual con un destacado impacto sociosanitario, laboral y de calidad de vida.

Una de las principales causas de morbilidad ocular en el mundo

La uveítis es una inflamación intraocular que, en ciertos casos, puede acabar en ceguera. Según el Grupo Internacional de Estudio de Uveítis (IUSG), aproximadamente del 5% al 20% de la ceguera en los países desarrollados se debe a la uveítis, que puede afectar a un solo ojo o a los dos. La inflamación afecta a todo el tracto uveal, es decir, al iris, cuerpo ciliar y la coroides.

En función de la zona del ojo afectada podemos hablar de varios tipos de uveítis: anterior si se desarrolla en la parte anterior del ojo al iris y al cuerpo ciliar —suele ser la más fácil de tratar—; intermedia si afecta principalmente al vítreo —la sustancia transparente similar a un gel que se encuentra en el centro del ojo—; posterior, si se desencadena en la parte posterior de la úvea, incluida la retina o la coroides—los tejidos que forman la pared en la parte posterior del ojo—; y panuveítis, que afecta las tres capas de la úvea a la vez —suele ser el tipo más agresivo de uveítis—.

Por qué aparece la uveítis

Aunque la uveítis puede aparecer como una enfermedad aislada; también puede formar parte de distintas enfermedades que afectan al resto del organismo. “Este trastorno puede tener origen diverso —autoinmune, infeccioso, neoplásico o paraneoplásico— pero siempre cuenta con una base inmunomediada que desencadena los procesos inflamatorios del ojo”, asegura la Doctora Inés Hernanz, especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Infanta Elena y de la Fundación Jiménez Díaz.

Por tanto, la uveítis puede ir asociada a enfermedades sistémicas mediadas por alteraciones de los mecanismos de defensa inmunitarios, según la Sociedad Española de Oftalmología (SEO). Es el caso de las uveítis asociadas a enfermedades reumáticas como la artritis idiopática juvenil o la sarcoidosis. 

En otros casos la uveítis se asocia a enfermedades infecciosas como la sífilis, la toxoplasmosis, la infección por el virus del herpes o la tuberculosis.  

También existe el grupo de uveítis asociadas a enfermedades oftalmológicas puras que no se relacionan con problemas sistémicos. Otras uveítis son idiopáticas, es decir, no se sabe con exactitud cuál es su causa, aunque se considera que también guardan relación con algún tipo de trastorno en la inmunidad del paciente. Según los expertos, una de cada tres uveítis es idiopática.

Síntomas que no deben ignorarse

Los síntomas más comunes de la uveítis, que suelen aparecer de repente, son visión borrosa, alta sensibilidad a la luz o enrojecimiento y dolor en los ojos. 

En función del tipo de uveítis que sea, podemos hablar también de otros síntomas. En la uveítis anterior suelen aparecer síntomas como dolor, enrojecimiento ocular y fotofobia. En este caso no es habitual que disminuya la agudeza visual.

En la uveítis posterior sí se produce una deterioro en la agudeza visual, visión de manchas volantes y, en algunos casos, destellos de luz —fotopsias—. A diferencia de la anterior, no suele aparecer dolor ni enrojecimiento.

Ante la presencia de cualquiera de estos síntomas de forma permanente, es importante acudir a un especialista ya que el diagnóstico y tratamiento precoz está asociado con una mayor tasa de control de la enfermedad y menor riesgo de sus complicaciones a corto y largo plazo.

Diagnóstico y tratamiento de la uveítis

Por sus particularidades, la uveítis precisa un abordaje diagnóstico y terapéutico multidisciplinar que incluya la intervención de varios especialistas además de oftalmólogos. Para el diagnóstico es necesario en muchos casos realizar “una batería de pruebas oftalmológicas y sistémicas, como analíticas de sangre, pruebas de imagen y biopsias entre otras”, afirma la Doctora Hernanz. Lo más común es que se necesite “un abordaje multidisciplinar en colaboración con servicios de Reumatología, Medicina Interna, Neurología, Hematología y Oncología, entre otros”, matiza la especialista.

El tratamiento dependerá también del tipo de uveítis. En la mayoría de los casos, va desde el uso de tópicos, con colirios antiinflamatorios y dilatadores de la pupila, a antiinflamatorios y corticoides, a otros tratamientos sistémicos que evitan las recidivas y posibles complicaciones. Los avances en investigación de los últimos años han permitido que actualmente contemos con fármacos, como los biológicos, que han permitido dar un giro positivo en el pronóstico de este tipo de enfermedades.

El tratamiento, salvo excepción, está basado o se complementa con una terapia inmunomoduladora, efectiva sobre todo en el caso de uveítis crónicas o asociadas a enfermedades inmunológicas. En algunos casos puede ser necesaria una intervención quirúrgica para solucionar complicaciones asociadas como las cataratas o glaucoma.

Un circuito de atención especializada

Como hemos visto, las uveítis son enfermedades complejas que pueden afectar no solo al ojo sino también a otros órganos del cuerpo. Por tanto, es muy importante contar no solo con la atención del oftalmólogo sino también con otros médicos para llegar a una aproximación diagnóstica y terapéutica conjunta.

Para dar respuesta a todas estas necesidades, el Hospital Universitario Infanta Elena ha puesto en marcha un servicio especializado de atención a las uveítis, con iniciativas como la Consulta de Uveítis monográfica semanal, con el que dar un enfoque multidisciplinar  a esta entidad, rara pero de alto impacto sociosanitario, que permita un mejor diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la enfermedad.