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La Fundación Mutua impulsa la solidaridad y la ciencia frente al Covid-19

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Baja la presión en las UCI de los hospitales, pero no hay descanso en los laboratorios. Avanzamos hacia la nueva normalidad, pero muchas personas se están quedando atrás. Ante el virus, los ensayos clínicos se intensifican y los bancos de alimentos se desbordan. El impulso económico urgente a centros de investigación y a entidades sin ánimo de lucro sirve también de reconocimiento a quienes trabajan por una sociedad mejor. 

Es el caso de la Asociación Cultural de Ayuda de la Comunidad de Sant’Egidio, en Madrid.  Su servicio ‘Amigos de la calle’ entrega hasta 400 paquetes de comida cada día a personas sin hogar. “Este tiempo nos tiene que hacer pensar que algo puede cambiar. Es la ocasión de crear la cultura de la solidaridad, de la esperanza y de las entidades más humanas”, explica Jesús Romero-Trillo, portavoz de una de las 22 asociaciones beneficiarias de la Convocatoria Extraordinaria de Ayudas a Proyectos Sociales de la Fundación Mutua Madrileña. “Este apoyo es fundamental. Las empresas deben visibilizar la generosidad de la gente que decide ayudar a quienes más lo necesitan”, asegura Romero-Trillo.

La doctora Cristina Eguizábal, coordinadora del Grupo de Terapia Celular, Células Madre y Tejidos del Instituto de Investigación Sanitaria Biocruces Bizkaia, coincide en mostrar su “agradecimiento por esta oportunidad. Todo avanza mucho más si hay financiación”. El estudio que coordina Eguizábal tendrá el respaldo económico de la Fundación Mutua a través de sus Ayudas a la Investigación en Salud. Su equipo busca crear un banco estatal de células con linfocitos natural killer (NK), a partir de la sangre de donantes que han superado el COVID-19 para tratar a pacientes ingresados. “Toda la comunidad científica está aportando su experiencia para probar nuevas terapias hasta que llegue la vacuna”. 

Investigación para prevenir y curar

Entender mejor el comportamiento del virus es el objetivo de las otras dos iniciativas médicas seleccionadas por el Comité Científico de la Fundación Mutua. El Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre de Madrid, i+12, estudia el alcance de la inmunidad adquirida por anticuerpos neutralizantes, mientras que el Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña, INIBIC, analiza si las estatinas, un fármaco para el control del colesterol, pueden ofrecer una respuesta inmunológica a enfermos  del virus. 

En total, 200.00 euros servirán para impulsar la labor de unos científicos que muchas veces no disponen de los medios necesarios para llevar a cabo su trabajo. “La sociedad cada vez es más consciente del valor que tiene conocer y saber cómo tratar enfermedades, pero esto no es algo puntual, es una carrera de fondo y en este país se ha invertido muy poco en algo tan importante como es la investigación”, lamenta la doctora Cristina Eguizábal. 

El ensayo clínico del IIS Biocruces Bizkaia se completa con el trabajo conjunto del Hospital Universitario La Paz de Madrid y del Hospital Clínico de Valencia. “Ya que no hay tratamientos efectivos 100%, estas linfotecas son una estrategia de terapia celular para los pacientes infectados”. Eguizábal afirma que en su campo “la forma de trabajar ha cambiado porque hay una urgencia y estamos más interrelacionados. Nos comunicamos mucho más para aunar esfuerzos y buscar rápidamente nuevas terapias accesibles a todo el mundo”. 

Una emergencia social

Las personas afectadas por la pandemia no están solo en los hospitales, ya que cada vez son más los colectivos con serias dificultades para cubrir sus necesidades básicas de higiene y alimentación. “Esta crisis nos ha igualado a todos ante un drama sobrevenido que nunca hubiéramos imaginado. No solo son las personas sin hogar o las familias con pocos recursos a las que ya veníamos ayudando, ahora mismo hay gente que nunca pensaba que estaría en esta situación”, cuenta Jesús Romero-Trillo desde la Comunidad de Sant’Egidio.

Las ayudas extraordinarias de la Fundación Mutua Madrileña a proyectos sociales ascienden a 300.000 euros y refuerzan la respuesta de entidades sin ánimo de lucro como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, Médicos del Mundo o la Sociedad de San Vicente de Paúl, además del Banco de Alimentos o Cáritas. “Es la manera de poder seguir multiplicando nuestras acciones en las situaciones más desfavorecidas”, recuerda Romero-Trillo. Además de comida y atención psicosocial, las asociaciones beneficiarias asisten a mujeres vulnerables y ofrecen material de protección al personal que trabaja con personas mayores o con discapacidad, como es el caso de la Asociación de Paralíticos Cerebrales de Alicante o el Centro Asistencial San Juan de Dios en Málaga.

La solidaridad y la investigación demuestran tener puntos en común frente al virus. “Hay que crear una conciencia de un bien común para sacar adelante una sociedad mejor. A nosotros nos interesa una buena comunicación científica para que la gente comprenda lo que ocurre y cómo puede curarse. En este sentido, este apoyo sirve para unir estas dos esferas”, señala el portavoz de Sant’Egidio.

Desde los primeros días de la crisis, el paquete de medidas puesto en marcha por la Fundación Mutua Madrileña alcanza el millón de euros.

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