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‘Nefrología inteligente’ o cómo el 'big data' puede ayudar en la enfermedad renal crónica

Revisión de los riñones

Mercè Palau

Una de cada diez personas puede sufrir enfermedad renal crónica, un problema que aumenta con la edad. Teniendo en cuenta el ritmo actual de crecimiento, para el año 2040 se prevé que pueda convertirse en la quinta causa de muerte en todo el mundo. En España, el estudio EPIRCE halló en 2010 que esta enfermedad infradiagnosticada afectaba a un 10% de la población adulta española y a más del 20% de los mayores de 60 años. El estudio más reciente de ENRICA-Renal sitúa la prevalencia en el 15,1%.

A estos datos sobre una prevalencia al alza tiene que sumarse otra particularidad: esta enfermedad es engañosa, silenciosa, a menudo reconocible solo por anomalías de laboratorio hasta sus últimas etapas.

Por ello, y con el objetivo de revertir esta tendencia en el aumento de nuevos casos, así como detectar la patología de forma precoz y de ralentizar su progresión, los hospitales universitarios General de Villalba, Fundación Jiménez Díaz, Infanta Elena y Rey Juan Carlos han incorporado el uso de big data en el reciente programa de prevención de la Enfermedad Renal Crónica Avanzada (ERCA)

Enfermedad renal crónica: una patología silenciosa

Los riñones son del tamaño de un puño, y están situados debajo de las costillas, uno a cada lado de la columna vertebral. Funcionan filtrando la sangre para eliminar toxinas e impurezas del organismo y produciendo una hormona antienvejecimiento, llamada Klotho. 

Con la enfermedad renal crónica, la función del riñón se va deteriorando de manera progresiva, deja de tener la capacidad de filtrar las toxinas y las impurezas de la sangre. En consecuencia, también repercute en la producción de Klotho. Los efectos más graves son la necesidad de tener que usar diálisis para suplir la función que los riñones no pueden ejecutar y un mayor riesgo de fallecimiento prematuro, el peor efecto secundario de esta enfermedad y que se relaciona con la falta de Klotho. 

Cuando no funcionan como deberían y sus funciones disminuyen, al principio pueden no aparecer síntomas. Pero sí hay un indicador en las analíticas de sangre, que es la creatinina, una de las sustancias que debe eliminarse en el proceso de filtrado renal. Se convierte así en una pista clara de que puede haber un problema. Y es aquí donde juega un papel determinante el big data.

La revolución del ‘big data’ en nefrología 

Tener la capacidad de predecir los resultados de los pacientes es clave para lograr una medicina preventiva dirigida, sea cual sea el caso. El valor del big data como herramienta de diagnóstico y pronóstico proporciona predicciones precisas que pueden ayudar a identificar de manera temprana esta enfermedad y permite establecer intervenciones de tratamiento oportunas.

Actualmente, el uso de big data en el ámbito de la medicina puede ayudar a aumentar el diagnóstico precoz y la eficacia de los tratamientos porque detecta señales tempranas de las enfermedades, según una investigación publicada en European Journal of Health Research, que afirma además que amplía las posibilidades de prevenir enfermedades mediante la identificación de factores de riesgo.

En nefrología, esta tecnología se analiza como una forma de ayuda en el diagnóstico, la evaluación del riesgo y el abordaje del paciente con enfermedad renal. Una patología que cada vez está ganando más protagonismo y que, como hemos visto, presenta varios retos a la hora de abordarla ya que se trata de una enfermedad silenciosa, muy difícil de detectar, porque en los estadios iniciales no presenta síntomas y, cuando se hacen notar, está ya en una fase muy avanzada.

Por tanto, la enfermedad renal crónica a menudo pasa desapercibida hasta las últimas etapas. La epidemiología clínica es clave para mejorar la identificación y el tratamiento de quienes la padecen porque permite gestionar grandes cantidades de datos clínicos y de laboratorio recopilados en la historia clínica electrónica.

El big data permite analizar todos estos datos y facilita la identificación de las personas con mayor riesgo de sufrir enfermedad renal crónica y de localizar aquellos susceptibles antes de que se conviertan en severos. El programa de prevención de la Enfermedad Renal Crónica Avanzada (ERCA), que incorpora el uso del big data, permite identificar a las personas con mayor probabilidad de sufrir esta enfermedad.

Pero hay más. Para la Doctora Alicia García Pérez, jefa de Nefrología del Hospital Universitario Infanta Elena, este programa no solo favorece la prevención de la enfermedad renal crónica, sino que “además busca su diagnóstico precoz”, un objetivo que busca revertir la tendencia al alza del número de personas con esta enfermedad, así como avanzar hacia la prevención y conseguir que evolucione de forma más lenta. 

La relación ya descrita entre la eficacia de los riñones y la creatinina es una de las claves en cómo se aplica el big data para una detección precoz: la creatinina se incluye en las analíticas de sangre que se realizan en los centros hospitalarios y el big data permite analizar estos datos e identificar las personas que tienen un riesgo mayor.  Cuando llega el diagnóstico, “los profesionales valoran el abordaje terapéutico de la enfermedad y, aunque muy pocas veces se cura del todo, sí se puede ralentizar su progreso”, afirma García Pérez. 

Cómo cuidar de los riñones

La prevención es primordial en la salud, y los riñones no son una excepción. Se pueden cuidar con acciones muy sencillas, y todas pasan por un estilo de vida saludable, como la práctica de ejercicio físico y una alimentación equilibrada, baja en sodio y fosfato. El Doctor Alberto Ortiz Arduan, jefe de Nefrología e hipertensión del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, advierte de que “hay un exceso de fosfato en aditivos en platos ya preparados que supone una sobrecarga para el riñón”. 

Además, es fundamental no consumir bebidas carbonatadas que, además de tener un alto aporte calórico, también “tienen una cantidad importante de sodio y fosfatos y ningún otro nutriente”, reconoce Ortiz Arduan. Dejar el tabaco, controlar la tensión arterial, detectar la diabetes de forma precoz y no tomar antiinflamatorios si no lo prescribe el doctor completan la lista de cosas a tener en cuenta en el cuidado de los riñones.

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