Esperanza Aguirre también habla catalán en la intimidad. Ayer se fue a Lleida, en viaje electoral junto al sustituto de Piqué, Daniel Sirera. Allí prometió la apertura de un colegio público en Madrid con clases en catalán, si hay suficientes alumnos interesados. Para dejar aún más claro que eso del anticatalanismo del PP es un invento de los mismos envidiosos que llaman racista a Arias Cañete por su manteca colorá, también anunció que la nueva escuela se llamará Presidente Tarradellas. Esperanza sólo sabría hacer más guiños catalanes cambiándose el nombre por Montserrat.
La derecha se la juega en Catalunya
La propuesta es hábil por parte de la lideresa, pues manda un mensaje doble. Por un lado, aparenta un gesto amable para los catalanoparlantes. Por el otro, alimenta con más demagogia las críticas a la política lingüística de la Generalitat: en los colegios de Madrid apoyamos el catalán, en los de Barcelona persiguen el castellano.
Para Rajoy, Catalunya es clave. Por eso va casi todas las semanas y presenta allí sus propuestas estrella. En Barcelona anunció su rebaja fiscal. Y también el contrato para inmigrantes.
Y Zapatero también
Ana Botella supo que el PP había perdido las elecciones de 2004 cuando se enteró del dato de participación en Catalunya. De no ser por la ventaja del PSC, habrían quedado en empate. Zapatero debe cuidar mucho esa plaza si quiere volver a ganar. No se puede permitir más meteduras de pata con temas tan sensibles como el AVE. Errores como el que tuvo ayer la ministra Magdalena Álvarez, que no dejó entrar a las cámaras a la estación, no ayudan nada. El AVE ya no sumará votos al PSOE. Pero sí puede restar.
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