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El preferido por las mujeres: trasplante capilar sin rapar

El antes y el después de un trasplante

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Muchas mujeres con problemas de calvicie común (alopecia androgénica) creen que el trasplante capilar es solo cosa de hombres. La gran mayoría tampoco sabe que es posible hacerse un injerto de cabello sin tener que raparse la cabeza: se puede ocultar el procedimiento a las miradas indiscretas.

Y es que las mujeres se enfrentan a la calvicie de forma distinta a como lo hacen los varones. Si perder el cabello puede tener un gran impacto emocional en cualquier persona, en el caso de las féminas este efecto se agrava. 

Para empezar, la calvicie femenina es menos frecuente. Pero, además, el ‘valor social’ del cabello femenino tiene un gran peso. La mayoría de las mujeres considera su pelo como una parte importante de su identidad y de su imagen. Un problema capilar puede llegar a ser angustioso, vergonzante y doloroso.

Sin embargo, mientras miles de hombres con calvicie común recurren a la solución más rápida y definitiva, el trasplante capilar, ellas suelen confiar en métodos más lentos, y muchas veces poco eficaces. 

Tengo alopecia androgénica: ¿qué se puede hacer? 

“La alopecia androgénica, que afecta a entre un 20% y un 30% de las mujeres en algún momento de su vida, no se puede revertir. No podemos hacer que el pelo vuelva a salir, como sí ocurre en otros tipos de alopecia transitoria. Lo que sí podemos hacer, con magníficos resultados, es trasplantarlo de zonas donde no se cae -la parte posterior de la cabeza- a las zonas donde se ha perdido. Y ese cabello trasplantado no se cae. Por eso el injerto capilar supone en muchos casos la mejor solución a un problema de calvicie común avanzado”, explica la doctora María José Guerrero, cirujana capilar Clínica Arencibia. 

Pero ¿por qué no se cura la alopecia androgénica? “Se trata de un trastorno genético, crónico y evolutivo relacionado con los andrógenos. Algunos folículos (la raíz de la que crecen los cabellos), son vulnerables al eje hormonal de la testosterona, una hormona que tenemos tanto hombres como mujeres. Esos folículos acaban por caerse para no volver a crecer más”, aclara la doctora Guerrero. Y ni lociones, ni champús, ni cascos de luces LED obrarán el milagro si nuestra alopecia es de este tipo. 

Si se quiere luchar contra la calvicie común, los tratamientos médicos profesionales con resultados probados de años y evidencia científica incluyen la mesoterapia con dutasterida, determinados fármacos y el ya muy extendido trasplante capilar.

Trasplante a la luz del día o trasplante secreto

Tradicionalmente, las dos técnicas de trasplante capilar más usadas implican rapar la cabeza “porque facilita notablemente nuestra labor de recolección e implantación de los folículos”, puntualiza la doctora Guerrero. Muchos pacientes aceptan este hecho como parte necesaria del procedimiento. 

Pero cuando se deciden a hacerse un trasplante capilar y se les informa de esta otra opción, las mujeres -y cada vez más hombres- prefieren el injerto sin rapar la cabeza, porque esconde el procedimiento. Es un asunto personal que prefieren mantener en privado. “Lo que ocurre -desvela la doctora Guerrero- es que muchas clínicas no lo ofrecen a sus pacientes porque es un procedimiento más complejo y difícil de realizar, no todos los médicos capilares quieren y saben hacerlo”.

¿Qué ventajas tiene el trasplante sin rapar? 

Además de mantener la privacidad, una de las mayores ventajas del injerto capilar sin rapar es que no exige al paciente sacrificar temporalmente el cabello sano para el procedimiento. “En el caso de las mujeres, además de ocultar el trasplante, evitar el impacto de verse con la cabeza completamente rapada no es poco”, recuerda la especialista. Conservar su cabello como siempre y que no se note el trasplante tiene un impacto positivo en la autoestima y alivia el estrés emocional que sufren muchas pacientes.  

También permite una recuperación más rápida, retomar la vida diaria y la actividad tras el injerto, casi sin interrupciones. “Cuando rapamos la cabeza, en cambio, la apariencia del paciente se ve alterada y necesitamos algo de tiempo para que el cabello vuelva a crecer. Y en las dos primeras semanas tras la intervención, son visibles las pequeñas marcas que quedan en el cuero cabelludo. Por eso muchos pacientes se toman unos días de descanso o cogen vacaciones después del trasplante. Estamos muy ocupados en verano y en Navidades”, comenta la doctora Guerrero.  

A pesar de sus muchas ventajas, es importante saber que no todos los casos serán susceptibles de elegir el trasplante capilar sin rapar, ya sea el paciente hombre o mujer. El éxito del procedimiento y su indicación, a criterio del especialista, dependerán de distintos factores: “A la hora de poder recomendar un trasplante capilar sin rapar entra en juego el grado de alopecia del paciente y el estado de la zona donante. Pero -recuerda Guerrero- también es muy importante la experiencia y habilidad del cirujano, porque es un procedimiento mucho más complejo y no todos los especialistas están acostumbrados a realizarlo”.

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