Una tienda donostiarra convierte las armas y los tanques de las alfombras afganas en un “alegato urgente” por la paz
“Es un lenguaje visual que narra décadas de conflicto desde la mirada silenciosa de quienes lo viven”, explican desde Nómada, que ha organizado una exposición
El arte imita a la vida y la vida imita al arte. En Afganistán, durante la invasión soviética de la década de 1980, armas y otros elementos bélicos se colaron en los diseños de las alfombras. Las fabricantes afganas, como dictaba la tradición, reflejaban sobre el tapete lo que veían, y lo que en esa época veían eran metralletas y soldados, tanques y granadas. Ahora, la tienda de alfombras donostiarra Nómada, que lleva cerca de tres décadas trabajando con refugiados afganos, ha organizado una exposición titulada 'Tejiendo balas, soñando paz', que puede visitarse en sus instalaciones hasta el 30 de octubre. “Son a la vez testimonios históricos y expresiones de resistencia civil, cargados de simbolismo y memoria colectiva”, explican.
En el tapete se mezclan motivos geométricos y florales con elementos puramente bélicos. “Los tanques reemplazaron a las flores, los lanzacohetes a los jarrones y los aviones a los bordes abstractos. Es un lenguaje visual que narra décadas de conflicto desde la mirada silenciosa de quienes lo viven”, añaden desde Nómada. En esa narración, se ha ido transitando por la invasión soviética primero, la invasión liderada por los Estados Unidos tras los atentados terroristas del 11-S después y finalmente la vuelta de los talibanes en 2021.
Un alfombra afgana decorada con aviones de guerra y otros motivos bélicos NÓMADA
Nerea Aguirre, una de las fundadoras de Nómada en 1997, subraya que las alfombras no son sobre la guerra, sino que llaman a la paz. Son, incide, un “alegato urgente” por la paz. “Lo más curioso es que, a pesar de todo el aparato bélico, son alfombras muy bonitas. En el fondo algunas tienen cabras, árboles, en ningún momento se muestra la destrucción”, explica. E intuye que esa invisibilidad de las penurias puede ser el reflejo de una herramienta psicológica para compensar el trauma que suponen los conflictos bélicos y la inestabilidad sostenida a lo largo de meses, años, décadas. “Las casas jamás las representan destruidas”, abunda Aguirre en esa idea.
Desde Nómada destacan que, quizá como artefacto psicológico, los diseños no muestran nunca la destrucción NÓMADA
Aguirre ha recorrido mundo. En Nómada se venden diseños de infinidad de países. Nepal, Irán y Turquía son algunos de ellos. Sin embargo, en ocasiones, basta con regresar. Y es así como, en un anticuario de la propia ciudad de Donostia, Aguirre se hizo con el alba litúrgica que había portado el sacerdote Serafín de Tolosa. Describe a aquel hombre como un Schindler vasco, por haber colaborado en una red tejida por el doctor Eduardo Martínez Alonso y el MI6 británico para salvar a judíos de la maquinaria de exterminio nazi. “No se puede vender”, dice Aguirre sobre la prenda, que se expone en el museo San Telmo y que durante un mes se puede ver en la exposición de Nómada.
El alba litúrgica de Serafín de Tolosa, que colaboró en la red del doctor Martínez Alonso para salvar a judíos de la maquinaria de exterminio nazi NÓMADA
elDiario.es/Euskadi
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