El camalote ahoga al Guadiana
El jacinto de agua o camalote ( Eichharnia crassipes) ha duplicado considerablemente su población este año , debido principalmente al aumento de la temperatura media. Hay otros factores que potencian su presencia en la cuenca del Guadiana, como son el alto contenido en materia orgánica, debido entre otras causas a los lixiviados de la agricultura industrial, y a la poca voluntad política para su vigilancia y eliminación.
Llevamos muchos años ( desde el 2004) con estos molestos visitantes y mucho dinero( 21.700.000 euros entre 2006 y 2012) invertido en su erradicación.
Ha llegado el momento de plantearse la estrategia más adecuada que busque no sólo la eliminación de esta especie alóctona, sino que también posibilite que nunca vuelva a ocurrir semejante desastre. El Plan Integrado para la lucha y control del Jacinto de agua de la Confederación Hidrográfica del Guadiana , diseñado en cuatro fases, ha demostrado ser insuficiente e inútil.
El problema de fondo es la falta de vigilancia de nuestros ríos, arroyos, lagos y embalses. De una plantilla de 624 efectivos ( entre funcionarios y laborales. Fuente: web CHG) una pequeñísima parte se dedica a la vigilancia de los más de 55.000 kilómetros cuadrados que tiene la cuenca.
La mayoría de los trabajadores son técnicos medios y superiores constreñidos a una política continuista de los mejores años del “pantanismo” , primando la construcción de infraestructuras y la valoración del agua como bien de consumo más que su propia calidad y pervivencia. Así es fácil imaginar cuántas infracciones y delitos ambientales se consuman a diario en nuestros ecosistemas fluviales sin que sepamos sus infractores y la repercusión de sus fechorías.
La gran cantidad de movimientos de mercancías y personas propiciado por el abaratamiento de los medios de transporte aéreos y marítimos y el mercado global en el que nos han embarcado los políticos neoliberales, han propiciado la rápida propagación de especies de fauna y flora no autóctonas entre los continentes y los países.
Puede que hoy muchos no recuerden ( sobre todo las nuevas generaciones ) que hubo, y todavía pervive , una especie introducida con fines comerciales y supuso , y todavía supone, un revés para los ecosistemas: el eucalipto.
Pues bien, han pasado muchos años y todavía no se han erradicado de nuestros paisajes, y en especial de los ecosistemas riparios. Podríamos seguir hablando de muchas otras especies exóticas que no se han eliminado ( lucio , percasol, galapago de florida, alburno, cangrejo americano,etc) , pero lo que queremos dejar bien claro es la ausencia de una política donde prime la prevención ( como en medicina ,“primum non nocere”) sobre las intervenciones a posteriori, una vez hecho el daño, que a la larga son más costosas .
Visitas a acuarios y viveros próximos a cauces para informar de la peligrosidad de estas especies, dotación de una guardería suficiente que con todos los medios posibles vigilen constantemente estos ecosistemas , colaboración con otros organismos (medio ambiente, agricultura), educación ambiental en las poblaciones ribereñas, endurecer el marco legal, restricción en la navegación entre distintas cuencas de una misma embarcación, …
Todas estas medidas y muchas otras que se pueden aportar, deberían ser puestas en marcha inmediatamente por el órgano de cuenca, dentro de un plan que persiga implantar la prevención a todos lo niveles.
Entramos en un otoño lluvioso que puede propiciar la propagación de esta planta a otras áreas no afectadas. Desde Ecologistas en Acción en Mérida exigimos a las administraciones ( y en particular a CHG) un esfuerzo para tratar de que el camalote sea cosa del pasado y no tema de conversación del próximo verano.