Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Gobierno y PP reducen a un acuerdo mínimo en vivienda la Conferencia de Presidentes
Incertidumbre en los Altos del Golán mientras las tropas israelíes se adentran en Siria
Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera

Extremadura, a golpe de timón

Tajo Internacional

Pilar Armero / Pilar Armero

Uno de los puntos más atractivos del paseo en barco por el Parque Natural del Tajo Internacional es un canchal coronado por un nido de buitres que tienen como vecinos a unas cigüeñas y unos alimoches en el nivel intermedio y en la parte más baja, respectivamente. Tres especies únicas habitando en una misma comunidad natural, lo que no deja de ser un auténtico lujo para los ojos en términos de vida salvaje. Es posible, también, descubrir cervatillos y jabatos medio camuflados entre la vegetación y que las aves acompañen a los viajeros durante largos minutos, siguiendo la estela que sobre el agua va dejando la máquina.

Más de 100.000 turistas (100.539) han podido grabar en sus cámaras y en su retina estas y otras estampas en los cuatro años que lleva funcionando el Balcón del Tajo, salido en 2011 de los astilleros gallegos de Ulloa en los que se fabricó expresamente para poner en marcha uno de los proyectos más atractivos de cooperación transfronteriza. Se tratadel Poctep (Programa de Cooperación Transfronteriza España-Portugal) tutelado por la Diputación Provincial de Cáceres, que se diseñó con los fines de estrechar lazos entre ambos lados de la frontera y fomentar el desarrollo económico del parque natural y las comarcas San Pedro-Los Baldíos y Tierra de Alcántara.

Se trata de la única experiencia fluvial eminentemente turística que existe en la comunidad autónoma porque en otros pantanos como los de Alqueva y Cíjara la oferta tiene que ver más con la navegación pura y dura, con la emoción de poder dirigir personalmente un barco, que con la de recorrer un rincón privilegiado entre Extremadura y Portugal en modalidad crucerista.

En el Tajo Internacional lo que se ofrece son cruceros de medio día (dos horas), de uno entero (con salida a las 10.00 y vuelta a las 17.00 horas) y de fin de semana (con partida el viernes por la tarde y regreso el domingo), que permiten no sólo conocer los animales y la vegetación de uno y otro lado de La Raya sino también patear pueblos de ambas partes de la frontera, probar su gastronomía y comprar en sus tiendas. Todo un revulsivo económico que en tan solo cuatro años ha conseguido mover entre cuatro y cinco millones de euros en la zona, según los datos que maneja Rafael Pintado, responsable de Productos de Factor Ocio, la empresa que gestiona este proyecto.

“Hay restaurantes en localidades como Herrera de Alcántara que han pasado de tener entre 15 y 20 comensales al mesa servir de 80 a 150 comidas al día desde que el barco está en marcha”, asegura.

De ornitólogos a emigrantes

La media de gasto que hace cada viajero está entre los 45 y los 50 euros por jornada, divididos entre el billete para el barco, que se puede adquirir desde 15 euros, la comida y las compras que realicen en el municipio en el que paren. Castelo Branco es uno de los que más lo ha notado porque gracias al barco está recibiendo hasta 12.000 turistas más cada año.

Un 60% de los viajeros son extremeños y entre el 40% restante tienen un peso fundamental los portugueses. Las estadísticas de usuarios facilitadas por la Diputación cacereña reflejan, además, un número importante de usuarios de origen madrileño, castellano-leonés y andaluz, que tienen en la proximidad geográfica un aliciente para animarse a descubrir la Extremadura de frontera a bordo de un barco. Llama la atención que catalanes y vascos destaquen también entre las tablas de números y la explicación está en que tras ellos se encuentran muchos extremeños que emigraron y que vuelven cada verano a pasar las vacaciones al pueblo.

En julio y agosto tenemos mucho turismo emigrante y hasta septiembre se les unen también los miembros de las peñas de las fiestas de los pueblos, que incluyen el recorrido en el Balcón del Tajo como una actividad festiva más del programa”, explica Peinado.

Ornitólogos atraídos por la riqueza de aves de un entorno en el que se han contabilizado hasta 181 especies diferentes y estudiantes que tienen la posibilidad de descubrir en vivo y en directo las que antes han visto en los libros de texto, suelen copar también las plazas del barco. Otros perfiles de viajeros son las familias con niños, los amantes de la naturaleza y el deporte como senderistas para los que se preparan incluso rutas a pie, además de colectivos senior, como las amas de casa, que han llegado incluso a disfrutar de cruceros con ambientación musical.

“Nos gusta cuidar los detalles y adaptar la oferta a cada grupo para que disfruten al máximo de la experiencia”.

Funciona todo el año

El Balcón del Tajo tiene 80 plazas y navega despacito, a unos 12 kilómetros por hora para quienes no entiendan de equivalencias marineras. Podría circular hasta a 20, pero no tendría sentido porque de lo que se trata es de disfrutar del paisaje con serenidad. Tiene motorización diésel y eléctrica, la segunda para minimizar el impacto medioambiental y hacer el menor ruido posible cuando se pasa por áreas como las zonas de nidificación. En cualquier caso, los pájaros parecen haberse acostumbrado a esta convivencia continuada con el hombre, hasta el punto que Peinado asegura que parece incluso que posan para la cámara de los viajeros.

La puesta en marcha de esta experiencia turística ha servido, de hecho, para reforzar la vigilancia sobre las buenas prácticas en el Parque Natural del Tajo Internacional. El paso del barco durante todo el año ha tenido un efecto disuasorio entre los vecinos que en un momento dado podían desarrollar alguna práctica irregular con la fauna o con la flora, mientras que a los viajeros se les puede invitar incluso a abandonar el crucero si arrojan basura, molestan a alguna especie o arrancan alguna flor.

“Somos los primeros interesados en mantener el valor ecológico de este entorno, en contribuir al equilibrio”, apunta Rafael Peinado.

En el Tajo Internacional hay cruceros durante todo el año y el mínimo que se necesita para ponerse en marcha son 25 personas. La iniciativa cuenta con embarcaderos en Cedillo, Herrera y Santiago de Alcántara, además de en las localidades portuguesas de Lentiscais y Malpica, en los que los viajeros suben o bajan según el itinerario que hayan elegido.

Cuentan en Factor Ocio que hay muchos que repiten, entre otras cosas porque se van con mucha paz, esencialmente relajados. Lo hacen también porque es una aventura intentar descubrir no sólo la riqueza ornitológica que hace especial a esta zona, sino alguna de sus 47 variedades de mamíferos o habitantes tan singulares de la fauna fluvial como los cangrejos de río, las nutrias o el galápago europeo. Siluros, carpas, bogas o percas hacen también las delicias de los marineros de agua dulce que ya se han decidido a subirse a este barco que navega con buen rumbo.

 

Etiquetas
stats