Denny Horror, creador de un espectáculo sobre Feijóo: “Todo el show va sobre si es más malvado o más idiota”

Luís Pardo

20 de septiembre de 2025 06:00 h

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Lo dejó porque la tensión de actuar le provocaba dolor físico durante días, pero el líder de la oposición ha conseguido que Denny Horror (A Coruña, 1975) rompa su promesa de no volver a subir a un escenario. Lo hará los próximos 27 y 28 de septiembre en el madrileño Teatro del Barrio. Posiblemente, las dos únicas oportunidades de disfrutar de Feishow. El hombre que miraba f***ar a los conejos. Un espectáculo presentado por Mongolia con el que este cómico abandona temporalmente su zona de confort como guionista, arrastrado por una obsesión: la que siente por Alberto Núñez Feijóo.

Para él, es el ejemplo de “malo tonto”, el equivalente político de Pierre Nodoyuna o el Coyote. De que consiga o no atrapar al Correcaminos de la Moncloa dependerá que la historia acabe siendo un drama o una comedia.

¿Qué te hizo Feijóo para que rompas tu promesa de no volver a un escenario?

Llevaba unos años con una rutina diaria de ver qué había dicho, enfadarme, contestar en Twitter, a veces grabar vídeos... Y entonces me di cuenta de que tenía una serie de material y un archivo de datos que no me servían para nada, hasta que dije: “Pues a lo mejor aquí hay algo”.

Viendo lo que subes a redes, parece que el clic lo provoca aquel vídeo en el que, hablando de su infancia en la aldea, contó que “seguía con interés la procreación de los conejos”.

Es que hay muchas cosas. De hecho, ahora investigando descubrí un montón de idioteces que en su momento pasaron de largo, porque hay tantas... Pero sí, lo de los conejos... Sobre todo porque dice mucho de él, de ese querer quedar bien siendo un completo idiota. El querer hacerse con una audiencia intentando mostrarse empático, “soy como vosotros”, y hacerlo de la forma más estúpida y provocando... es que hay una cosa que me hace mucha gracia, que él no provoca risas, provoca una estupefacción entre la gente y todos hacen como que no ha pasado. Luego, cuando lo ves en vídeo el día siguiente dices “¿pero qué locura es esto?”.

Eso que dices me recuerda aquel momento viral en la desaparecida V Televisión, cuando le pidieron que eligiese una obra de Rosalía de Castro —“nuestro Quijote”, según él mismo— y escogió Poemas galegos, un libro que no existe. Entonces, se generó ese silencio... En una mesa llena de periodistas, nadie le dijo que se había equivocado.

Claro, pero porque cuando alguien te dice una tontería con una seguridad en sí mismo apabullante, tú lo que piensas es que has estado equivocado toda tu vida. Si ves a un niño dudando de si el Quijote lo escribió, no sé, Lope de Vega, pues tú sabes que se equivoca. Pero si te lo dice un académico lleno de razón, tú dices: “Hostia, a lo mejor llevo toda la vida confundido”. Yo creo que provoca ese efecto porque no piensas que alguien puede ser tan idiota. Siempre piensas que estás equivocado tú.

¿Crees que ese manto se le cae cuando se va para Madrid? Llevaba años diciendo cosas así, pero no tenían trascendencia.

Porque en Galicia tenía a toda la prensa pública completamente a sus pies y a los grandes medios privados totalmente comprados. Aquí iba con red de seguridad. Cuando sale y los medios que lo ven con un poco de distancia se empiezan a fijar en las cosas que dice, evidentemente se cae, porque creo que no está acostumbrado a pensar que sus palabras van a tener trascendencia.

Tú que también tienes un pie en Madrid, ¿la gente allí ha descubierto un Feijóo que no era el que les habían contado?

Sí, sí, sí, por supuesto. Esa conversación la he tenido muchas veces allí, lo del buen gestor y el moderado. Es que se lo creían. Yo les preguntaba: “¿Por qué piensas que conoces tantos gallegos en Madrid? ¿Porque aquí la gente es tan rica que no podemos con tanto dinero y tenemos que irnos ahí para vivir de forma más humilde?”. El relato de 'éste es el gestor' y 'éste es el moderado' había prendido muy fuerte. Estaban deseando a Feijóo allí. Incluso gente de centroizquierda, socialdemócrata, querían a Feijóo. Claro, el problema es que no lo habían sufrido.

¿Relacionas directamente la gestión de Feijóo con ese éxodo de gallegos del que hablas?

No directamente, pero creo que hay una tradición aquí de gobiernos que provocan eso con el clientelismo y la corrupción. Lo hablaba con la coautora de Os Baltar, Cristina Huete. El efecto de tener corruptos que utilizan el poder de forma clientelar es que toda la gente válida y joven se tiene que ir porque les están robando el futuro. A veces no caemos en eso, porque son tan cutres que te parecen figuras incluso divertidas, como los Baltar. Pero claro, las consecuencias son terribles para un país.

¿Qué se puede contar del show sin hacer demasiados spoilers?

Pues va a ser un poco un repaso de su vida y un poco mi relación con él desde la distancia, esa obsesión que tenemos con los políticos: los amas, los odias... pero no piensas en el efecto que realmente tienen en tu entorno (Para de hablar y se ríe). No, no es algo tan intelectual: son muchos chistes sobre tonterías y cocaína mezclados con alguna frase más grandilocuente.

Bueno, simplemente recopilando un histórico de perlas, tenías el espectáculo hecho.

Sí, tú coges la prensa, las joyas que va diciendo, y sale un show de comedia perfectamente ensamblado. Y básicamente es lo que es. Pero investigando, sí que vas descubriendo cosas. Una de las que a mí más me sorprendió fue ver hasta qué punto es importante Marcial Dorado en su carrera.

Pero... si aquello fue “sólo una foto”.

Claro, es en lo que ha quedado, en la foto. O las vacaciones, incluso. Pero, no: es que hay un entramado ahí y uno se pregunta cómo este señor no ha sido enjuiciado por esto. Es increíble. Y también es increíble cómo lo acompaña en el ascenso y cómo provoca su caída. Lo ha acompañado toda su carrera y le seguirá acompañando.

Porque en esa relación sigue habiendo muchas zonas de sombra...

¡Hasta hay un testigo muerto en extrañas circunstancias! Es que hay una serie de Netflix ahí. Yo no sé, tanta Asunta y tanta hostia y tienen aquí el caso. Y luego hay otra cosa que me llama mucho la atención: cuando ves las relaciones que tiene en política, yo llego a la conclusión de que, de los que conocemos, es su único amigo.

¿Marcial?

Es el único que, aún herido, habla de él con cierto afecto. Porque ves que todos los que tiene alrededor en el PP le van a hacer un Casado en cuanto den la orden. Nadie le trata con cariño, nadie le trata con afecto. Hablan bien de él, pero de una forma muy fría. Y yo creo que al único que he visto hablar de él con afecto es Marcial Dorado.

Pero desde el despecho, claro.

Desde el despecho, sí. Porque somos narcos, pero aun así…

¿Te imaginas hacer este show en Galicia?

Es muy complicado, pero por una cuestión mía. Yo dejé de actuar porque me costaba muchísimo. Físicamente, me aniquilaba.

Si no haces slapstick ni acrobacias...

No, pero me agotaba psicológicamente. De los nervios, de la ansiedad… Me tenso tanto, que actúo un día y estoy una semana cojo.

Pero estás dispuesto a este sacrificio por Alberto...

Sí, yo por Alberto... (ríe). Además, el Teatro del Barrio me lo ponía muy cómodo. Es un sitio que me gusta mucho para actuar. Viví en Madrid 15 años y, entre las cosas que me quedaron por hacer, la primera era no haber hecho un show allí. Es una espinita que me quito ahora. Hacerlo en otro sitio lo veo complicado. Primero, que salga bien, que guste, que yo tenga fuerzas y que no tenga que autogestionar las cosas, que es lo que me agota más a estas alturas.

Ahora mismo, aparte de Feishow y lo que vemos en tus redes, ¿en qué andas metido?

Hago colaboraciones para CTXT y soy guionista de Vaya Semanita para la ETB.

¿Qué haces escribiendo para una televisión autonómica en Euskadi si tienes aquí una televisión autonómica?

Es otra de las cosas que nos roban. El hecho de tener una censura que provoca que haya un vacío en la comedia televisiva en Galicia. Es una cosa que me parece acojonante, que Catalunya tenga su Polònia, que Euskadi pueda tener su Vaya Semanita, que está muy bien, que incluso toca temas que van contra su gobierno, porque se critica mucho el deterioro de la sanidad, por ejemplo...

O sea, que puedes hacer chistes sobre el PNV.

Sí, sí. Yo esto lo hablaba con compañeros que se quejaban, por ejemplo, de que hubo problemas de censura en Catalunya, y les decía que eran unos privilegiados, porque aquí [en la TVG] no hay posibilidad de que te censuren, porque ya se encargan muchos filtros antes de que no haya nada que pueda molestar. Aquí nadie va a perder el tiempo ni siquiera en proponer un formato de humor político, porque saben que no va a salir adelante.

Por eso hacéis los sketches de Non saímos do lixo (No salimos de la basura) para las redes

Es una cosa que empezamos hace casi 15 años en la primera época. Y volvimos porque éramos amigos, teníamos ganas y había un poco de vacío. Aquí hay mucha gente joven haciendo formatos para redes, pero creo que el sketch se había quedado un poco abandonado. Me da mucha pena porque me gusta mucho el sketch clásico, el de situaciones, porque creo que te permite hablar de muchas cosas.

Y, ahora, como experto en Feijóo, ¿qué futuro le ves?

Es una cosa que me jode mucho, porque dependiendo de cómo acabe, el show será una cosa u otra. Si gana las próximas elecciones, será un drama, una historia dramática. Todo el espectáculo se basa en saber si es más malvado o más idiota. Siempre tienes la duda, porque no da pistas de qué hay detrás: no tiene aficiones, no sabes qué le gusta... Es una cosa completamente vacía. Por eso cómicamente es tan atractivo, porque es la figura del malo tonto, al que todo le sale mal. Es un poco el Coyote de la política. Por eso, si realmente llega al poder, va a ser terrible.

¿Sería el Coyote atrapando al Correcaminos?

¡Comiéndose al Correcaminos! Pero si pierde y lo defenestran, porque esta vez sí que lo van a defenestrar, pues será una comedia. Una comedia con el típico villano al que todo le sale mal. Es un Pierre Nodoyuna.