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La investigación asegura que el 'Villa de Pitanxo' estaba navegando y el aparejo ejercía “un fuerte tiro” cuando se hundió

Foto de archivo de los familiares de los fallecidos en el 'Villa de Pitanxo', que naufragó en aguas de Terranova en febrero de 2022.

elDiario.es Galicia

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La investigación provisional del hundimiento del Villa de Pitanxo, en el que murieron hace un año 21 de sus 24 tripulantes, concluye que cuando empezó a hundirse el buque pesquero estaba navegando -a 2,6 nudos, en concreto- y que el aparejo, que aún no se había virado y contenía las capturas de las últimas horas de faena, ejercía “un fuerte tiro sobre las pastecas de arrastre”.

El informe inicial de la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), un órgano que depende del Ministerio de Transporte, llega a conclusiones que contradicen la versión dada por el patrón del barco, Juan Padín, uno de los tres supervivientes. Él aseguró que el barco se fue a pique tras una parada repentina del motor en medio del temporal. Otro de los tripulantes que salió con vida del naufragio, Samuel Kwesi, sin embargo, hizo otro relato de los hechos: las que se estropearon fueron las máquinas que recogen el aparejo, lo que hizo que se tensase el cable pero no se recogiese. El buque se escoró por este motivo y, según este marinero, los pescadores pidieron al patrón que soltase los aparejos, algo que no hizo.

El texto de la Ciaim indica que “por causas que se están analizando, el buque se queda sin capacidad de maniobra”. También recoge que a bordo iban 24 personas, pese a que el máximo que tenía autorizado eran 22. Este era también el número de trajes de supervivencia disponibles en el barco, según los certificados. En la Capitanía Marítima de Vigo, agrega, no constan expedientes de solicitud de aumento de tripulantes ni de enrole de personal ajeno a la tripulación para el viaje. El Villa de Pitanxo salió con 25 personas a bordo, aunque el 3 de febrero una de ellas fue transferida a otro pesquero. La investigación recoge que la armadora, Pesquerías Nores, llegó a asegurar, al ser informada del naufragio, que solo había 22 tripulantes.

El informe expone que poco después de salir del puerto de Marín el 25 de enero tuvo un problema mecánico y entró en el puerto de Vigo. Allí la Capitanía Marítima ve “un problema del sistema de paso variable de su hélice propulsora”. El barco sale al día siguiente hacia Terranova, adonde llega el 2 de febrero. A las 5:00 horas en España del 15 de febrero, el buque se encuentra con el arte largado por popa en pleno temporal, con vientos de 40 nudos y olas que llegan a 10 metros. “A merced del viento, el oleaje, las corrientes y el tiro del arte”, el buque queda con una fuerte escora a babor. En estos momentos, “las olas entran constantemente por la rampa de popa” y las de mayor altura pasan por encima del costado de babor, “inundando la cubierta superior”, sigue el texto.

Con esta situación “irrecuperable”, la mayoría de los tripulantes, que se encuentran en la cubierta superior, junto a la maquinilla de pesca, tratan de acceder al puente para dirigirse a las balsas salvavidas. Solo el capitán y su sobrino, Eduardo Rial, que también se encuentra en el puente, llevan puesto el traje de supervivencia. A las 5:23 el buque emite su última posición. Cuatro minutos antes, a las 5:19 horas, el Centro de Comunicaciones Radiomarítimas (CCR) de A Coruña recibía una llamada selectiva digital de socorro. “El proceso de pérdida de estabilidad, inundación y hundimiento es rápido. Desde que el buque queda sin capacidad de maniobrar hasta que se hunde transcurren pocos minutos”, señala el documento.

Varios tripulantes logran arriar una balsa salvavidas en la que consiguen embarcar Juan Padín, Eduardo Rial y por lo menos otros cinco tripulantes más que visten ropa de trabajo, sin traje de supervivencia o chaleco salvavidas. “Hay certeza de que no todos los tripulantes logran acceder al puente, algunos quedan probablemente en espacios interiores o en la cubierta superior cuando el buque se hunde”, dice la investigación. Relata también lo ocurrido en la balsa, que tiene desgarros y a la que entra el agua, a una temperatura de unos dos grados, de forma que los hombres que están dentro no se pueden mantener secos. Allí permanecen cinco horas, hasta que el pesquero Playa Menduíña Dos los rescata. Solo tres siguen vivos; los otros cuatro han muerto por hipotermia.

La Ciaim indica que el estudio del naufragio no estará completo hasta que se baje al pecio. Por este motivo no puede concretar el plazo para terminar la investigación, pero avanza que no estará completa este año.

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