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La misión imposible de comprar un billete entre A Coruña y Vigo: cuando el tren de media distancia muere de éxito

Pasajeros esperando en la estación de tren de Santiago para ir a Vigo.

Beatriz Muñoz

Santiago de Compostela —

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Los viajeros que quieran hacer en tren el recorrido entre Santiago y Vigo en los viernes que quedan del mes de octubre se tienen que conformar con apenas un puñado de posibilidades en cada jornada: las de la mañana, en horarios poco compatibles con las jornadas laborales habituales, y una a última hora más del doble de cara de lo habitual. El panorama de billetes agotados es similar para el viaje de vuelta el domingo: no hay ninguna opción superado el mediodía. El mensaje que anuncia que los trenes están completos se repite con especial insistencia desde hace unas pocas semanas tanto en el eje atlántico ferroviario (el que une A Coruña, Santiago y Vigo) como en la conexión entre A Coruña y Ourense, es decir, los que unen las principales ciudades gallegas, exceptuadas Lugo y Ferrol. El colapso rebota en los autobuses, que tampoco dan abasto en varias rutas.

Las protestas de los usuarios se multiplican y un vistazo a las redes sociales deja una panoplia de situaciones: desde quien esperaba hacer una simple visita a un amigo instalado en otra ciudad a quien se tiene que desplazar de urgencia porque acaban de ingresar a un familiar en el hospital. Quienes hacen un uso recurrente del tren se tienen que adelantar y reservar con semanas de antelación para garantizarse un asiento que los lleve a su trabajo o lugar de estudios. De los motivos por los que se ha llegado a esta situación, una parte vienen de hace tiempo y otros son más recientes: frecuencias no recuperadas por completo tras la pandemia y el abono gratuito lanzado por el Gobierno central. Con la vuelta de las vacaciones y el inicio de las clases se completan los ingredientes. Renfe asegura que no puede poner más trenes porque ya están todos en funcionamiento en Galicia.

El eje atlántico ferroviario es el segundo corredor de media distancia que más viajeros mueve en España. En 2022 fueron 2,5 millones, según el informe anual de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Está solo por detrás de los casi 2,9 de los servicios entre Barcelona Sants-Girona-Cerbère. El incremento en el corredor gallego fue de 84,6% el año pasado, pero el número de plazas ofertadas (menos de 2,2 millones) creció a un ritmo mucho menor: el 31,8%. La CNMC destaca otro aspecto, la demanda superó en un 23% la que había antes de la pandemia, algo que atribuye a la gratuidad en los viajes recurrentes. La cifra más reciente dada por el Ministerio de Transporte es que, para este último cuatrimestre, ha emitido 57.000 abonos en Galicia.

Renfe recurre al aumento de la demanda para explicar la situación. Ha estado “especialmente motivada” por los abonos gratuitos y, en lo que va de 2023, es un 68% superior a la del año anterior. Esto, dice, lleva a que los trenes se queden sin plazas “en algunos momentos, sobre todo en horas y días punta de desplazamientos de trabajadores y/o estudiantes”. Recomienda la reserva con antelación.

Iria Méndez es una de las viajeras que compra por anticipado todos los billetes que puede porque necesita recorrer a diario el eje atlántico para ir al trabajo. Es, además, la portavoz de la plataforma ciudadana de usuarios del tren de media distancia de Galicia. Enumera los problemas: “No hay trenes suficientes, los horarios son disparatados tanto en el eje atlántico como en la conexión interior [el Avant que va de A Coruña a Ourense], hay falta de mantenimiento, pocas frecuencias en las horas clave y precios carísimos”.

Esos altos precios (un viaje de ida y vuelta entre A Coruña y Vigo sin bonificaciones cuesta 29,9 euros; entre A Coruña y Ourense, 40,5 euros) estaban actuando como barrera para que mucha gente usase el tren, dice Méndez, que considera que “no son de servicio público”. Con la puesta en marcha de los viajes gratuitos para los usuarios recurrentes la demanda se disparó. “Y reventó, tanto en los trenes como en los buses”, dice. “Colapso es una palabra muy acertada”, añade Méndez, que no ve solución a corto plazo, ni por la reacción de los gobiernos competentes (el central en el transporte ferroviario y la Xunta en los autobuses) ni por las propias peculiaridades del sector ferroviario, en el que hace falta tiempo para resolver la falta de material y de trabajadores especializados.

Méndez considera que hubo una falta de planificación para llegar a la situación actual, pero reclama enfocar el problema hacia adelante: “Hay que aprovechar mejor lo que ya tenemos”. Pide reorganizar el material rodante, extender los servicios para que empiecen más temprano y terminen más tarde y ajustarlos a las necesidades de los viajeros. “En verdad es una historia de éxito; estamos muriendo de éxito”, reflexiona. En un momento en el que la estrategia para reducir emisiones contaminantes apuesta por el transporte público, y especialmente por el tren, las facilidades para el acceso a este medio de transporte han revelado “unas cifras buenas y que dan idea de lo importante que es en el día a día de las personas”. Pero “está estrangulado”, añade.

“En cuanto abren la taquilla reservo todos los billetes posibles”

Méndez expone su propia situación como usuaria: “Yo, en cuanto abren la taquilla, reservo todos los billetes posibles”. En su caso, dice, esta previsión es posible porque trabaja con un horario fijo de lunes a viernes, pero recuerda que los cambios en la agenda son frecuentes para muchos trabajadores y estudiantes y se quedan sin margen de maniobra si no tienen ya asegurado un asiento. “En el tren estamos atrapados teniendo que reservar con mucha antelación y el bus no te garantiza plazas. No hay mucha solución”, expone. La alternativa, ir en coche privado, supone o dilatar el tiempo de viaje o pagar por usar la autopista AP-9. El peaje entre A Coruña y Vigo es de 18,15 euros por trayecto -aunque hay una bonificación del 100% en la vuelta si se hace en 24 horas-.

Las peticiones de la plataforma son revisar franjas horarias como la de la primera hora de la mañana: “Los primeros trenes con velocidad competitiva llegan a destino sobre las 8:30, y eso no es suficiente para juzgados, colegios, administración, centros sanitarios...”. Una vez se terminen los abonos gratuitos proponen un sistema de rebajas para viajeros recurrentes con “precios asequibles” y que tengan en cuenta la frecuencia de uso.

También los autobuses -con sus propios descuentos financiados en parte por el Gobierno central y en parte por la Xunta- se han colapsado en algunas rutas. Iria Méndez explica que hay picos de demanda cuando, por un retraso en el tren, los viajeros se mueven en masa a la zona de autobús de las estaciones intermodales para buscar una alternativa que les permita llegar a tiempo. El Gobierno gallego admite que con el inicio del curso se han producido en el transporte público por carretera lo que considera “tensiones”, sobre todo los viernes, con el regreso de los estudiantes. Su reacción se limitó a pedir a las empresas concesionarias refuerzos en trayectos en las zonas de O Morrazo, Fisterra y Tui.

“No hay día sin avería”

La incapacidad para cubrir toda la demanda no es el único problema de los trenes en Galicia. Hay retrasos frecuentes, muchos de ellos derivados de problemas técnicos. “No hay día sin avería”, dice Iria Méndez. Esta misma semana un problema en una puerta de un regional que iba de Vigo a A Coruña provocó un retraso de una hora.

Renfe se defiende con el argumento de que los media distancia recorren a diario “grandes distancias de origen a destino”. El trayecto entre A Coruña y Ourense es de 170 kilómetros y entre A Coruña y Vigo llega casi a los 160. “Circular en tramos tan extensos lleva consigo que, a veces, se pueden acumular demoras al producirse incidencias puntuales”, sostiene y apunta también a causas externas, como los problemas de infraestructura, que, recalca, dependen de Adif.

En una reunión reciente de la plataforma de usuarios con el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, les aseguró que este mes se van a recuperar las frecuencias que aún no se habían retomado tras la pandemia en el trayecto entre Vigo y Santiago. De otro encuentro, el de la conselleira de Infraestructuras, Ethel Vázquez, y el secretario de Estado de Transportes, David Lucas, salió una nueva previsión para llegada de los trenes Avril a la alta velocidad gallega: una fecha pendiente de concretar dentro del primer trimestre de 2024. Son relevantes para la conexión con la Meseta. La línea de AVE llega hasta Ourense. Está construida en ancho internacional, mientras que la red interior de Galicia es de ancho ibérico. Estos trenes pueden circular por ambas, así que permitirán rebajar los tiempos.

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