Ya poco puede sorprendernos de un robot de la ciencia ficción: lo mismo da que se parezca tanto a los humanos como los anfitriones de Westworld, que sea tan entrañable como el Poe de Altered Carbon o que sea maligno y ruede como el droide BB-9E de Star Wars. Los seres artificiales se han convertido desde los años 50 en un clásico de las historias futuristas de películas y series, que protagonizan junto con los personajes de carne y hueso.
Sin embargo, ninguno de los espectadores que sintonizaron la BBC la tarde del 11 de febrero de 1938 había visto nunca una criatura de estas características en sus pantallas. Aquel día, la cadena emitió las primeras imágenes de un robot en la historia de la televisión, marcando un hito del que acaban de cumplirse 80 años.
Lo que también sería el primer programa de ciencia ficción de todos los tiempos no era una película, sino una grabación en directo de la obra de teatro R.U.R. (Rossum's Universal Robots),R.U.R. (Rossum's Universal Robots) del escritor checo Karel Äapek, estrenada en los escenarios de Praga en 1920. Cuenta la historia de una empresa que fabrica personas con materia orgánica sintética para convertirlas en esclavos y de su sublevación contra la raza humana.
Puede que aquellos seres que concibió Äapek no se correspondan exactamente con la imagen que hoy en día tenemos de un androide (están muy lejos de parecerse a Terminator), pero el literato fue el primero en utilizar el sustantivo que sirve para designar a sus parientes modernos. Para nombrar a las criaturas artificiales que protagonizaban su pieza, el autor empleó el término “robot”, acuñado por su hermano Josef a partir de robotarobota, una palabra checa que hace referencia a los trabajos forzados y a la esclavitud.
A Äapek le encantaba la sátira y estaba obsesionado con las cuestiones éticas de la industria y la tecnología, la identidad nacional y la moral humana, así como con el lado más oscuro de la modernidad. Con esta forma de ver el mundo, no es de extrañar que escribiera una obra sobre máquinas que destruyen la civilización humana. Supo combinar el humor con inquietantes escenas para crear una historia de ciencia ficción adelantada a su tiempo.
Entre replicantes y clones
Pero los robots que salían de la fábrica fundada por los Rossum —una alusión a la palabra checa rozum, que significa sabiduría o razón— no eran hombres metálicos plagados de tuercas y tornillos, sino seres más parecidos a los replicantes de Blade Runner o a clones biológicosBlade Runner creados en cadena, a pesar de que por entonces no había nada parecido a la ingeniería genética moderna. Domin, el encargado de la factoría, explicaba durante el recorrido para visitantes dónde se producían los huesos, nervios, las venas o el sistema digestivo de los sirvientes artificiales. Una vez acabados, lo único que los distinguía de las personas era su falta de moralidad.
Al principio, la mayoría de los personajes humanos de R.U.R. veían a estos incansables trabajadores como a una suerte de electrodomésticos con brazos y piernas. Pero, poco a poco, los obedientes esclavos se hartaron de obedecer a sus amos para revelarse contra su dominio. Se plantaron con la intención de cambiar las tornas: “Vosotros trabajareis. Vosotros construiréis. Los robots necesitaremos muchos edificios. Los robots necesitaremos muchas casas para nuevos robots”, les advertían a las personas de origen natural.
Los insurrectos consiguieron llevar a la raza humana al borde de la extinción. Sin embargo, finalmente, al contrario de lo que suele ocurrir en las películas sobre sublevaciones robóticas, los rebeldes se dieron cuenta de que no podían ser productivos sin la ayuda de sus creadores y decidieron repoblar la Tierra.
Si bien la obra de Äapek permaneció en el olvido durante décadas, su estreno fue bastante sonado y polémico y suscitó diferentes reacciones en la audiencia. Mientras que The New York Times la criticó duramente cuando comenzó a representarse en Estados Unidos, despertó el interés de algunos escritores y poetas de la época que supieron apreciar aquella alegoría checa sobre política, poder y tecnología.
El mismísimo Isaac Asimov la tachó de “terriblemente mala”, pero “inmortal por esa sola palabra [robot]”. Por su parte, el tres veces ganador del Pulitzer Carl Sandburg escribió una carta al periódico neoyorquino ensalzando la historia: “R.U.R es significativa, importante, provocadora, inquisidora, graciosa, terrible y paradójica”, decía el autor sueco, quien encontró en el guion alusiones a la docilidad humana y al peligro que entrañaban las máquinas.
Su estreno en televisión
Un par de años después de que la BBC lanzara su servicio de televisión, la obra de Äapek fue adaptada a la versión de 35 minutos que la cadena emitió el 11 de febrero de 1938 exactamente a las tres y veinte de la tarde. Había sido anunciada la semana anterior en la revista semanal de programación propiedad de la BBC, Radio Times, justificando lo bien que luciría en la pequeña pantalla debido a sus efectos visuales.
La representación se transmitió desde la estación del Alexandra Palace londinense, cuyas ondas llegaban solo a unos 400.000 hogares del norte de la capital británica.
La BBC emitió una versión para la radio en 1941 y otra adaptación televisiva, esta vez con la obra completa (con sus 90 minutos de duración), en 1948. En esta última, uno de los robots (Radius) fue interpretado por el actor británico Patrick Troughton, quien también obtendría el papel para encarnar al protagonista de la mítica serie de ciencia ficción Doctor Who entre 1966 y 1969.
El legado Äapek, sin embargo, no ha gozado del mismo prestigio que su obra. Fue nominado para el premio Nobel, pero sus ideas antifascistas y relaciones con los líderes democráticos de la república de Checoslovaquia impidieron que finalmente recibiera el galardón. Con los años, el autor se fue apartando más y más de las comunidades de escritores europeos debido a su oposición a la ola política que se extendía por el Viejo Continente capitaneada por Hitler.
R.U.R. alcanzó su apogeo en las décadas de 1920 y 1930. Lamentablemente, ninguna de las tres producciones de la BBC ha sobrevivido en los archivos de la cadena, pero la obra se ha representado en múltiples ocasiones con posterioridad y continúa representando el germen de muchas historias modernas de la ciencia ficción. Tanto la cadena británica en Doctor Who, como otras muchas producciones, de Futurama a Star Trek, han rendido homenaje en algunos de sus capítulos a Äapek y sus robots humanoides.
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