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Vox usa sus alianzas con el PP para instalar placas franquistas e intentar recuperar en Balears cruces “a los caídos”

Imagen de la 'cruz de los caídos' de Bunyola en el momento en que era retirada, en septiembre de 2021, y que Vox ha intentado recuperar

Martí Gelabert

Mallorca —

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Los cambios de gobierno desde las pasadas elecciones ya se comienzan a notar en cuestión de memoria democrática en las Illes Balears. Ante el acuerdo de gobierno entre el PP de Marga Prohens y la extrema derecha de Vox en la comunidad –que pretende derogar la ley de Memoria democrática, aprobada por unanimidad hace cinco años–, algunos ayuntamientos han empezado a hacer pasos en la misma dirección. 

Al menos es lo que han intentado los de Santiago Abascal en el municipio mallorquín de Bunyola, que llevó a pleno una moción que instaba a alzar una nueva cruz en honor a los caídos. Es decir, recuperar el símbolo franquista que se construyó en 1939 en el municipio “en honor a los caídos por Dios y por España” y que fue eliminado en septiembre de 2021 siguiendo las directrices de dicha ley. Se trataba del último monumento franquista del pueblo. La moción se aprobó con el voto a favor del PP, el partido que gobierna, aunque con algunos cambios. 

La extrema derecha quería restituir la cruz que hasta hace dos años se postraba sobre las escalinatas que conectan las calles del Pare Cerdà y Santa Catalina Thomàs, pero durante el pleno la moción fue modificada para que, en lugar de la cruz, se colocará una placa en el cementerio. Joan Antoni Riera, alcalde del municipio por el PP, asegura que así se procederá. “No estuvimos de acuerdo en poner la cruz. No queremos crear más polémicas”, asegura a este medio. 

Sea una cruz o finalmente una placa, Memòria de Mallorca, la principal entidad que lucha por la memoria histórica en las islas, ya ha advertido de que esto puede suponer una vulneración de los derechos de las víctimas del franquismo. “En principio decían que iban a restaurar la cruz, y eso ya te digo que vulnera la ley, tanto la autonómica como la estatal. Luego supimos que querían poner una placa a los caídos. Y eso también la vulneraría, porque precisamente entre esos caídos entrarían todos aquellos que perpetraron un golpe de estado”, comenta la portavoz de Memoria de Mallorca, Maria Antònia Oliver, en una conversación con elDiario.es. 

“No en el mismo saco”

Oliver detalla que si las intenciones son poner una placa para todas las víctimas de la guerra, “no tiene mucho sentido”, ya que se da el caso que en Bunyola no hubo guerra: “Lo que hubo fue represión pura y dura”. De hecho, el mismo alcalde confirma los nulos efectos de la guerra: “No, no hubo graves consecuencias”. Aun así, Riera asegura que las intenciones pasan por que en la placa se recuerde “a los caídos durante la guerra civil de ambos bandos. Eso que quede bien claro”. E insiste: “Cruces ya tenemos bastantes. Es un pequeño homenaje a los caídos y que no vuelvan a pasar estos hechos desagradables. No tenemos que crear más polémica”.

Para la asociación memorialística, la separación de las víctimas es un hecho muy importante para poder reparar los daños causados por el franquismo: “Si se refieren a las víctimas que murieron en combate, que las pongan aparte. No son lo mismo que las víctimas de la dictadura. Hay unas víctimas que no tienen derechos y otras que los han tenido siempre”. Oliver insiste que “meterlas en el mismo saco” es imposible. “Los hay que por defender la legalidad –la República– dieron su vida y no son iguales que los golpistas. Los hay que han tenido 40 años para reconciliarse, pero los otros no los han tenido. Ni verdad, ni justicia, ni reparación ni ningún juicio”, señala.

De momento, está por ver qué dirá exactamente la placa, porque las prioridades del consistorio son otras, según confirma el alcalde. Tampoco hay una fecha prevista para su instalación y lo único que se sabe, por el momento, es que los servicios jurídicos del Ajuntament estudiarán el texto que se pueda poner en la placa. “Consideramos lo que dice la ley de Memoria democrática, no caeremos en esta problemática”, subraya Riera. 

Para Esquerra Oberta de Bunyola, quien propulsó la retirada de la cruz desde el Ajuntament, las intenciones de Vox también son ilegales. Durante el pleno en que se aprobó la moción de la extrema derecha, Joan Luna, el portavoz de EOB, recordó que gracias a su retirada, el municipio “no tiene ningún resto de enaltecimiento al régimen criminal de Franco” y que allí no tiene cabida, ya que “excluyó de la vida pública y política a centenares de miles de personas por su manera de ser o pensar”.

“Dicen que no quieren borrar la historia. De acuerdo, hagamos un monumento en el que se explique qué es una cruz, quién la puso, con qué finalidad, cuáles eran las ideas que se defendían y contra quién iba esta política”, aseveró. Además, donde Vox proponía la construcción del nuevo monumento hay una fosa con quince personas -diez de ellas identificadas- represaliadas. “Seguiremos los principios de la memoria histórica: verdad, justicia y reparación. Porque cuando una herida está infectada y llena de pus, no se puede cerrar, se tiene que limpiar. Nunca las pudimos curar porque la infección impedía que pudiera ser así”, sentenció.

Sea como sea, Memòria de Mallorca tiene claro que si se vulnera la ley se pondrán en marcha acciones legales. Pero primero quieren saber, exactamente, cuáles son los planes del Ajuntament y por eso han pedido el acta del plenario. La administración local tiene 15 días desde el momento en que el escrito entró al consistorio para responder. “Si la placa es para honrar a las víctimas del franquismo, nada que decir”, ironiza. Eso sí, si el Ajuntament no les contesta, advierte de que se podrá empezar un proceso contencioso administrativo. “Sospechamos que hay una vulneración de la ley y lo queremos ver. Que nos lo expliquen bien, que no lo escondan”, reitera.

El PP y Vox, contra la memoria democrática

De hecho, según Oliver, se trata de una exigencia de Vox y el PP está tratando de pasar de perfil por la situación, disimulando las intenciones verdaderas que hay detrás de esta restitución, ya sea por medio de una cruz o una placa. “La sensación, igualmente, es de tristeza, porque se está llevando a cabo una importante involución en materia de memoria democrática en las islas”, expone la portavoz de Memòria de Mallorca. “Estamos muy resentidos y muy tristes. Después de luchar tanto, de que nunca hayan tenido derechos las víctimas y después que la pasada legislatura se hubiera abierto tanto camino, ahora todo se va para abajo”, lamenta Oliver. 

La presidenta del Govern balear, Marga Prohens, que votó a favor de la aprobación de la ley de memoria democrática en 2015, está trabajando ya para derogarla. Es un acuerdo con Vox a cambio de poder ocupar la silla en el Consolat de Mar. “Derogar una ley es muy grave. Suele suceder cuando has hecho algo muy mal o porque causa alarma social, pero ésta ha hecho todo lo contrario: se había aceptado con normalidad, incluso por muchos alcaldes del PP”, comenta Oliver, y añade: “Todo esto ha sido para contentar a un 13% que representa el fascismo”, refiriéndose a Vox. 

El hasta hace poco secretario general de Vox en Baleares, Sergio Rodríguez, ya dijo en una sesión plenaria durante la pasada legislatura que se debía “fumigar” la secretaría autonómica de memoria democrática y “acabar con todas las garrapatas, cucarachas y chinches que habitan en ella”. Es por ello que Oliver se muestra contundente: “Eso es fascismo. Conseguirán eliminar una ley que ha dado derechos a unas víctimas que nunca los han tenido. Imagina que en Palma los de Vox quieren poner una placa a los caídos en el muro de la memoria. Si empiezan a hacer estas cosas, lo único que podremos hacer es sacar las placas con el nombre de los nuestros. No es aceptable”.

La historia del símbolo

Fue el 22 de septiembre de 1939 cuando la cruz a los caídos de Bunyola fue inaugurada. Se trataba de una sencilla cruz de piedra erigida sobre una base rectangular, con el escudo de la localidad y que durante la dictadura contenía la leyenda: “A los caídos por Dios y por España”, según informes de la ya fulminada por el PP Secretaría de Memoria Democrática. Hasta los años 70 se habrían hecho ofrendas florales y homenajes a la cruz, que en principio debía ser un monumento dedicado al Sagrado Corazón de Jesús y a la gloria de la nueva España, pero la falta de acuerdo entre la comisión gestora del ayuntamiento franquista y los propietarios del terreno donde se debía erigir frustraron el proyecto, reza el mismo informe. 

Durante la legislatura de 1987-1991, la lápida con los nombres de los caídos -de sólo un bando- fue retirada, pero el monumento no fue desmantelado hasta 2021. En esos tiempos, la mayoría de monumentos tenía como protagonista una cruz, ya que simbolizaba la unión entre el franquismo y la iglesia que “bendijo” la guerra, dicen los documentos del anterior Govern. De hecho, sobre estos elementos, Ángel Llorente Hernández publica en Arte e ideología del franquismo -citado en dicho documento- que “la cruz no cumplía sólo el cometido tradicional en las tumbas de los fallecidos, sino que contribuía a esa interpretación exclusivista de la guerra de forma que los monumentos eran un elemento más del enmascaramiento de las causas materiales de la sublevación”.

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