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Carlos García Roldán, considerado el cerebro de la mayor estafa inmobiliaria orquestada en Mallorca, ha negado este lunes las acusaciones dirigidas contra él, asegurando que a todos los compradores que entregaron a cuenta decenas de miles de euros para adquirir una vivienda -que jamás recibieron- se les explicó los riesgos en los que estaban incurriendo. Sobre por qué se fue a Colombia cuando los perjudicados comenzaron a sospechar que habían sido engañados, ha asegurado sentirse “arrepentido”: “Tenía que haber hecho una suspensión de pagos y nos hubiéramos ahorrado todo esto. No razonaba ni pensaba con coherencia”.
Tanto García Roldán, 'Charly', como su socio y propietario de Mallorca Investment -una de las mercantiles instrumentales de la trama-, Michele Pilato, la Fiscalía y los afectados los acusan de haber estafado hasta 3,3 millones de euros a al menos 235 personas, muchas de ellas parejas jóvenes que confiaban en que estaban realizando contratos de reserva para comprar un piso. A medida que se cumplía el plazo máximo de entrega de las viviendas, los compradores fueron formulando reclamaciones y pidiendo explicaciones, pero sólo recibían excusas.
Para cuando los perjudicados comenzaron a intuir que habían sido estafados, los integrantes del entramado ya se habían deshecho de todos sus activos patrimoniales, habían dilapidado el dinero en restaurantes de lujo, coches de alta gama, servicios de compañía, casinos y hoteles todo el dinero defraudado, y el principal cabecilla de la trama se había fugado a Colombia. Solo en un casino al que García Roldán acudió en 227 ocasiones mientras captaba fondos con las promociones, el procesado efectuó gastos por 712.000 euros.
El Ministerio Público reclama 16 años de prisión para el cerebro de la trama así como el pago de una multa de 446.000 euros. Para Pilato solicita una condena de 10 años de cárcel. A lo largo de las sesiones del juicio que se celebraron entre finales de junio y principios de julio, más de 250 afectados narraron la pesadilla en la que se vieron envueltos tras no ver recuperadas las cantidades aportadas ni recibidas las viviendas. “Acababa de ser madre y tuve que empezar a ir al psiquiatra y a probar distintos psicofármacos por la ansiedad. Encadené sucesivas bajas hasta que me despidieron”, relató una de ellas.
Las acusaciones sostienen que, parapetados tras una enmarañada red de empresas pantalla, los inculpados simulaban ser promotores de experiencia consolidada y gran solvencia y convencían a los potenciales compradores, a través de las más variadas artimañas, para que les entregasen a cuenta decenas de miles de euros –en algunos casos, más de 90.000– para adquirir una vivienda. Hasta 3,3 millones de euros invertidos en 32 promociones ficticias dispersadas a lo largo y ancho de la isla acabaron en las cuentas de los miembros que, según los investigadores, conformaban el entramado delictivo encabezado por García Roldán, quien acabó huyendo al país sudamericano y fue finalmente extraditado a España para ser encausado por estos hechos.
El juicio se ha retomado este lunes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Balears con la declaración de García Roldán, quien, a preguntas del fiscal anticorrupción Juan Carrau, ha asegurado que se marchó a Colombia fue “por miedo, después de haber recibido amenazas de muerte”, aunque ha reconocido que “fue un error” y que se tenía que haber quedado en Mallorca.
Fotos con viviendas de otras promociones
Durante su declaración, el principal acusado ha reconocido haber publicitado viviendas con imágenes de otras promociones. “El arquitecto te da cuatro rayas y el comprador no puede hacerse una idea, por eso utilizamos renders”, se ha justificado, asegurando, por otra parte, que siempre tenía opciones de compra sobre los terrenos en los que pensaba construir.
Sobre esto, la Fiscalía sostiene que, atraídos por las imágenes publicitadas por Lujo Casa y Mallorca Investment, los compradores, en la mayoría de los casos, desconocían si estaban adquiriendo viviendas de una u otra empresa. Tan solo habían seguido el rastro de unas fotografías que en realidad pertenecían a promociones ajenas o habían sido extraídas de Internet para después verse embaucados por la confianza proporcionada por 'Charly' y sus colaboradores.
García Roldán ha asegurado que explicó a todos los reservantes los riesgos en los que incurrían al participar en las promociones y que a todos ellos les trasladó que el dinero de las reservas iba a ser destinado a las compras de los terrenos. “Siempre he trabajado así y todas las promociones han sido exitosas. Si no hubiera habido una estampida de reservantes que me pidieron la devolución de la señal, se hubiera podido hacer la promoción”, ha indicado.
“Nunca se ocultó ninguna información a los clientes”, ha reiterado, asegurando que las obras pueden comenzar sin tener la licencia de ejecución, sólo con la licencia de proyecto básico. Ha negado también haber destinado dinero de los reservantes a pagar deudas personales y ha negado haber actuado de mala fe al hacer traspasos entre cuentas y sociedades.
Los perjudicados recriminan no solo haber sido “arruinados” por un “señor que no tuvo escrúpulos en llevarse el dinero de familias con hijos, de recientes divorciados y jubilados” –“todos confiábamos en que al hacer el pago por transferencia a una cuenta de promociones inmobiliarias Lujo Casa nuestro dinero estaba protegido”, aseguraron en un comunicado–. Lamentan, además, haberse visto desamparados ante la Ley tras la derogación de la normativa 57/1968, que, sostienen, “brindaba cierta protección” al comprador sobre planos.
Tras la derogación de esta Ley, entró en vigor la 20/2015, de 14 de julio, relativa a la ordenación, supervisión y solvencia de las entidades aseguradoras y reaseguradoras, que delimita el momento exacto –la obtención de la licencia de obra– a partir del cual el promotor está obligado a devolver, mediante seguro de caución o aval solidario, las cantidades anticipadas por los compradores, además de reducir a dos años el plazo de prescripción para ejercitar las acciones de reclamación de los pagos abonados a cuenta.