El G7 se compromete con los impuestos a las multinacionales, las emisiones cero para 2050 y lanza mensajes a China y Rusia

Andrés Gil

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En un G8 en octubre de 2008, Nicolas Sarkozy se comprometió a refundar el capitalismo sobre bases éticas. Lo que vino después de recortes, sacrificios sociales, destrucción de servicios públicos, despido de funcionarios, bajada de pensiones, recorte de derechos para los parados y el rescate de la banca –too big to fail, decían–. ¿Qué pasará ahora?

En este G7 de junio de 2021 de pandemia, los líderes del mundo aseguran haber aprendido la lección. “Estamos decididos a que esta vez sea diferente”, sentencian. De momento, como indica la declaración conjunta aprobada, reconocen que, colectivamente, el impulso de dinero público en este año y medio de pandemia no ha tenido precedentes. “Hemos impulsado planes de recuperación por valor de 12 billones de dólares durante la pandemia. Continuaremos apoyando nuestras economías durante el tiempo que sea necesario, pasando de la respuesta a la crisis a la promoción del crecimiento hacia el futuro, con planes que creen empleos, inviertan en infraestructura, impulsen la innovación, apoyen a las personas, para que nadie, independientemente de su edad, etnia o género se quede atrás. Reconocemos que este no siempre ha sido el caso de las recuperaciones de crisis mundiales anteriores, y estamos determinados para que esta vez nuestra respuesta siga siendo diferente”.

La barra libre del gasto público en la Unión Europea seguirá abierta este año y el próximo. A partir de 2023 se espera que vuelvan los controles de deuda y déficit, pero está por decidir en qué condiciones.

Parte de esta pulsión entre recetas pasadas y lecciones para el futuro está el acceso a las vacunas. Algunos países, como Estados Unidos, apoyan que se liberalicen las patentes para facilitar el acceso universal para combatir la pandemia, mientras en la Unión Europea la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ya ha autorizado el uso de Pfizer a partir de los 12 años cuando hay continentes enteros sin vacunas para sus personas vulnerables.

Así, el comunicado del G7 busca una solución de compromiso que viene a reforzar el enfoque europeo: que no se liberalicen las patentes, pero que se comparta la tecnología y se venda a precio de saldo a los países en vías de desarrollo. Además, el G7 ha acordado una donación de mil millones de vacunas a los países más pobres. “Hay que poner fin a la pandemia y prepararse para el futuro, llevando vacunas seguras a la mayor cantidad de personas posible lo más rápido posible. Los compromisos del G7 desde el inicio de la pandemia son más de 2.000 millones de dosis de vacunas. Y, aquí en Carbis Bay, son 1.000 de dosis durante el próximo año. Al mismo tiempo, crearemos los marcos apropiados para fortalecer nuestras defensas contra las amenazas a la salud global aumentando y coordinando la capacidad de fabricación global en todos los continentes; mejorando los sistemas de alerta temprana; y apoyando a la ciencia para acortar el ciclo para el desarrollo de vacunas, tratamientos y pruebas seguras y efectivas de 300 a 100 días”.

Fuentes comunitarias explican que la UE ha celebrado la vuelta de “Estados Unidos a la mesa de negociaciones y alineado en valores comunes y la cooperación internacional. La relación fue tensa durante los últimos años y ahora parece revitalizada”. En este sentido, la UE “insistió tanto en la necesidad de acelerar el acceso a las vacunas y de garantizar la recuperación económica. La narrativa de la UE ha recuperado terreno con una fuerte mención a las exportaciones (350 millones este año en lo que va de año y 700 millones a finales de año).. La UE ha sido la farmacia del mundo en esta pandemia. También hemos logrado alcanzar una posición muy equilibrada sobre la exención de los derechos de propiedad intelectual, con el objetivo claro de vacunar a la población mundial y acabar con la pandemia en 2022”.

La UE reivindica su papel “de liderazgo en la transición climática. Confirmado el objetivo de neutralidad climática, el comunicado habla de la aceleración de la eliminación del carbón y el fin del apoyo gubernamental al carbón en el extranjero; se menciona el precio del carbono como elemento clave. Hay también un fuerte enfoque en la financiación del desarrollo, especialmente en África: el G7 mejorará su aportación a los países en desarrollo, de acuerdo con nuestros valores y estándares, y aportará dinero privado”.

Además, las fuentes comunitarias destacan “la aprobación del acuerdo de los ministros de Finanzas sobre la reforma fiscal global de las empresas”, y afirman el “enfoque multifacético hacia China: socio, competidor, rival. La UE quiere comprometerse de forma constructiva con China en cuestiones como el cambio climático sin dejar de ser firme en nuestros valores y defender nuestros intereses”.

“Un sistema fiscal justo”

En relación con la “prosperidad futura”, el G7 se compromete a defender “un comercio más libre y más justo dentro de un sistema comercial reformado, una economía global más resistente y un sistema fiscal global más justo. Colaboraremos para asegurar las fronteras futuras de la economía y de la sociedad globales, desde el ciberespacio hasta el espacio exterior, aumentando la prosperidad y el bienestar de todas las personas, al tiempo que defendemos nuestros valores como sociedades abiertas. Estamos convencidos del potencial de transformación tecnológica para el bien común de acuerdo con nuestros valores compartidos”.

En este sentido, los líderes de los principales países del mundo, suscriben el acuerdo de sus ministros de Finanzas de hace una semana para un impuesto mínimo del 15% para las grandes empresas: “Necesitamos un sistema fiscal que sea justo en todo el mundo. Respaldamos el compromiso histórico asumido por el G7 el 5 de junio. Continuaremos ahora la discusión para llegar a un consenso para un acuerdo global sobre una solución equitativa sobre la asignación de derechos tributarios y un impuesto mínimo global ambicioso de al menos el 15% sobre una base de país por país, a través del G20 y de la OCDE. Esperamos llegar a un acuerdo en la reunión de julio de los ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20. Con esto damos un paso significativo hacia la creación de un sistema tributario más justo y adecuado para el siglo XXI y revertir una carrera de 40 años en sentido inverso. Nuestra colaboración creará un campo de juego más sólido, ayudará a recaudar más ingresos fiscales para respaldar la inversión y tomará medidas enérgicas contra la evasión fiscal”.

El G7 también ha llegado a conclusiones relacionadas con el medio ambiente. “Proteger nuestro planeta apoyando una revolución verde que cree empleos, reduzca las emisiones y limite el aumento de las temperaturas globales en 1,5 grados. Nos comprometemos a lograr las emisiones cero a más tardar en 2050, reduciendo a la mitad nuestras emisiones hasta 2030, aumentando y mejorando la financiación climática hasta 2025; y conservando o protegiendo al menos el 30% de nuestra tierra y océanos para 2030”.

En relación con la ayuda al desarrollo, el G7 habla de un “cambio radical” en el enfoque sobre “inversión en infraestructuras, a través del crecimiento limpio y verde. Un nuevo acuerdo con África, con el apoyo del Fondo Monetario Internacional a los países más necesitados para apoyar nuestro objetivo de 100.000 millones”.

El G7, además, afirma: “Aprovecharemos el poder de la democracia, la libertad, la igualdad, el estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos para responder a las cuestiones más importantes y superar los mayores desafíos. Lo haremos de una manera que valore al individuo y promueva la igualdad, especialmente la igualdad de género, con el objetivo de lograr que 40 millones de niñas más reciban educación, con al menos 2.750 millones de dólares para la Alianza Global para la Educación”.

Mensajes para Rusia y China

Si hace una a principios del milenio, las preocupaciones geostratégicas se centraban en Oriente Próximo, ahora el foco está en Rusia y China, más aún desde el momento en que las tropas estadounidenses terminen de abandonar Afganistán.

“Reiteramos nuestro interés en unas relaciones estables y predecibles con Rusia”, dice el G7: “Reafirmamos nuestro llamamiento a Rusia para que detenga su comportamiento desestabilizador, incluida la injerencia en los sistemas democráticos de otros países, y cumpla con sus obligaciones y compromisos internacionales en materia de derechos humanos. En particular, pedimos a Rusia que investigue con urgencia y explique de manera creíble el uso de armas químicas en su suelo, que ponga fin a su represión sistemática contra la sociedad civil y los medios de comunicación independientes, y que identifique y haga rendir cuentas a quienes dentro de sus fronteras realizan ciberataques o usan criptomonedas para delitos cibernéticos”.

“Con respecto a China y la competencia en la economía global”, el G7 se compromete a responder “las políticas y prácticas no comerciales que socavan el funcionamiento justo y transparente de la economía global. En el contexto de nuestras respectivas responsabilidades en el sistema multilateral, cooperaremos abordando el cambio climático y la pérdida de biodiversidad en el contexto de la COP26 y otras discusiones multilaterales. Al mismo tiempo, promoveremos nuestros valores, pidiendo a China que respete los derechos humanos y las libertades fundamentales, especialmente en relación con Xinjiang, y los derechos, libertades y autonomía para Hong Kong consagrados en la declaración conjunta entre China y Reino Unido”.

Macon acusa a Johson de incoherente por el Brexit

Durante las conversaciones con Emmanuel Macron en la cumbre del G7, el primer ministro británico, Boris Johnson, preguntó cómo reaccionaría el presidente francés si las salchichas de Toulouse no pudieran venderse en los mercados de París, haciéndose eco de la acusación de Londres de que la UE está impidiendo las ventas de carnes refrigeradas británicas en Irlanda del Norte, informa Reuters.

Los medios británicos informaron que Macron respondió diciendo incorrectamente que Irlanda del Norte no era parte del Reino Unido, y que el ministro de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab, lo calificó como “ofensivo”.

En una medida que podría provocar una guerra comercial a gran escala, Johnson ha amenazado con invocar medidas de emergencia en el protocolo de Irlanda del Norte del acuerdo de divorcio Brexit si no se encuentra una solución a la llamada “guerra de las salchichas”.

Ese protocolo esencialmente mantuvo a Irlanda del Norte en la unión aduanera de la UE y se adhirió a muchas de las reglas del mercado único, creando una frontera reguladora en el mar de Irlanda entre la provincia británica y el resto del Reino Unido.

Pero Johnson ya ha retrasado la implementación de algunas de sus disposiciones, incluidos los controles de las carnes refrigeradas que se trasladan desde el continente a Irlanda del Norte, diciendo que estaba causando interrupciones en algunos suministros a la provincia.

Preguntado repetidamente en la conferencia de prensa tras el G7 sobre los comentarios de Macron durante sus conversaciones, Johnson dijo que el Brexit había ocupado una “pequeña proporción de nuestras deliberaciones” durante la cumbre en Carbis Bay, que terminó el domingo.

“Haremos lo que sea necesario para proteger la integridad territorial del Reino Unido, pero en realidad lo que sucedió en esta cumbre fue que hubo una cantidad colosal de trabajo sobre temas que no tenían absolutamente nada que ver con el Brexit”, dijo.

Macron dijo a los periodistas en la conclusión del G7 que las dos partes deberían dejar de perder el tiempo en disputas sobre salchichas. “Mi deseo es que tengamos éxito colectivamente en poner en acción lo que firmamos hace varios meses”, dijo. “No perdamos el tiempo con las polémicas que se crean en pasillos”.

Dijo que Francia nunca se había tomado “la libertad de cuestionar la soberanía, la integridad territorial del Reino Unido”.

Macron recordó que, al llegar al poder, Johnson no quiso conservar el arreglo que había alcanzado su predecesora, Theresa May, sobre Irlanda del Norte (el conocido como “backstop”), “que era una forma de preservar la integridad territorial del Reino Unido”, y firmó un protocolo del que sabía los problemas.

“No hay que enviar a la Unión Europea las incoherencias que conocemos desde el principio. Todo el mundo se tiene que calmar”, dijo Macron.

Para el dirigente francés, el respeto a su soberanía que reclama el Reino Unido “no puede tener como consecuencia el no respeto a la libre circulación de bienes y mercancías entre los países de la Unión Europea”.

La cumbre del G7 se ha visto dominada por el contencioso entre la UE y el Reino Unido por la aplicación de los controles fronterizos entre la isla de Gran Bretaña e Irlanda del Norte previstos en el protocolo norirlandés, suscrito por ambas partes en el momento de la salida del club comunitario.

“Francia nunca ha puesto en duda la integridad territorial británica. Es cierto que el Brexit ha ocupado miles de horas de los europeos, ningún otro país nos ha hecho perder tanto tiempo en el respeto de su soberanía”, señaló Macron al ser preguntado al respecto.