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Daraa, la cuna del levantamiento sirio: una guerra encubierta de asesinatos silenciosos

Okba Mohammad

Revista Baynana —

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Desde que las fuerzas de Bashar al Asad, junto a sus aliados rusos e iraníes, tomaron Daraa en el verano de 2018, la ciudad vive entre asesinatos secretos, explosiones, ataques relámpago a sitios militares y conflictos internos. Las imágenes de guerra clásica han desaparecido, dando paso a asesinatos selectivos en la ciudad que encendió la chispa del levantamiento sirio en 2011 contra el régimen de Al Asad, que gobierna el país desde hace 23 años, cuando sucedió a su padre, que llegó al poder en 1970 tras un golpe militar.

Hasta 2018, las facciones del llamado Ejército Sirio Libre, opuestas al régimen, controlaban la mayor parte de Daraa, excepto algunas localidades que estaban en manos de ISIS. En agosto de ese mismo año, Rusia y el régimen de Al Asad, junto a las milicias iraníes, tomaron el control de la ciudad tras una feroz campaña militar que duró casi dos meses y en las que se utilizó Napalm y sustancias similares, según denunciaron entonces las autoridades rebeldes –años antes, Human Rights Watch ya había denunciado el uso de este tipo de armamento en otras ciudades–. Decenas de personas fueron asesinadas y miles fueron desplazadas por culpa de esta campaña.

Tras la campaña militar, Rusia cerró un acuerdo con la oposición y fuerzas rebeldes (el Acuerdo de Conciliación). Dicho acuerdo consiste en que estos entregaban sus armas pesadas y aceptaban la autoridad de Asad en la ciudad. También se estableció una cláusula para quien rechazara el acuerdo, obligándoles a partir hacia la región noroeste en los conocidos como autobuses verdes. Esta zona, afectada por el terremoto recientemente, se ha convertido en la mayor reunión de oposición y rebeldes en el país. Allí viven 4.6 millones de personas, entre ellas 2.9 millones de desplazados de otras ciudades y está gobernada de facto por la organización islamista Hayat Tahrir al Sham, sucesora de la antigua rama de Al Qaeda en el país.

A diferencia de otras ciudades, en Daraa la mayor parte de la población decidió quedarse. “Los miembros del Ejército Libre se negaron a marcharse para proteger la ciudad de la expansión irání”, dice a elDiario.es el comandante militar de la oposición, Khaled (nombre ficticio para preservar su identidad). Solo unos pocos partieron hacia el noroeste desde Daraa y muchos de los que se quedaron permanecieron activos.

En una primera etapa, después del acuerdo entre Rusia y la oposición, se formaron comités centrales que dirigían las negociaciones con el régimen y los rusos, pero estos comités fueron debilitándose, indica el comandante. Alaa Al Zobani un imam de una mezquita y opositor al régimen fue una de las figuras prominentes en Daraa, donde trabajó como exjuez en un tribunal de oposición antes de 2018, después de lo cual fue delegado para gestionar con estos comités las negociaciones. La falta de progreso llevó finalmente a Al Zobani a alejarse de todo esto y abrir una tienda en su pueblo para poder vivir. 

El verano de 2018 fue un punto de inflexión radical para la ciudad. Ya que no había trincheras ni montículos de tierra que separaran el frente: los aviones dejaron de bombardear; y la gente esperaba que la seguridad volviera a la ciudad tras la desaparición de los signos de guerra. Pero esto no sucedió. Solo dio paso a otro tipo de guerra. 

Guerra encubierta

Entonces comenzó una guerra encubierta de asesinatos secretos. “Las fuerzas de seguridad reclutaban células locales para llevar a cabo estos asesinatos”, explica Ayman Abu Noqta, periodista especialista en cubrir esta zona para su medio Horan Free League, que documenta la violencia en Daraa.

Desde el punto de vista de Abdullah Al-Asaad, general de brigada que desertó del régimen, estos asesinatos esconden una venganza contra la ciudad que encendió la mecha del levantamiento, así como “crear el caos para que los habitantes de esta región se cansen y crean que la única solución es que regresen al seno del régimen”, cuanta a elDiario.es a través de una llamada. En julio de 2021, el ejército de Asad asedió Daraa Al Balad, principal bastión anti-Asad, durante casi tres meses porque se negó a participar en las elecciones de mayo de ese año, según denunciaron los críticos del régimen.

Pero las víctimas de esta guerra encubierta no solo son líderes de la oposición y civiles, sino también traficantes de drogas e incluso fuerzas gubernamentales. Según señala el comandante Khaled, en el caso del régimen, los responsables son los servicios de seguridad sirios representados por la Seguridad Militar y la Cuarta División del Ejército dirigida por Maher al Asad, hermano del presidente, y la Fuerza Aérea de Inteligencia. “Cada rama tiene un grupo para realizar asesinatos trabajando para ella. Unos de los primeros objetivos después de 2018 fue Alaa Al Zobani”, explica a elDiario.es a través de una grabación de audio.

En la noche del 25 de febrero de 2019, dos jóvenes en una moto se acercaron a Al Zobani mientras regresaba a casa de su tienda. El que estaba detrás disparó al hombre con una pistola con silenciador, matándolo instantáneamente. Meses después de este asesinato aparecieron grabaciones de vídeo del conductor, R.N, detenido por algún grupo armado rebelde en las que confesaba que trabajaba para la rama de Inteligencia de la Fuerza Aérea del régimen y que fueron ellos quienes le dieron a él y al otro asesino S.H, la orden de matar a Al Zobani.

Antes de 2018, el conductor era miembro de un grupo islamista que luchaba contra el régimen de Al Asad. Poco antes de la publicación de las grabaciones se encontró su cadáver cerca del pueblo de Al Yadouda. El 4 de junio de 2021, su compañero, S.H, también fue asesinado como resultado de la detonación de un artefacto explosivo en su coche en la ciudad de ِAl Quneitra, al sur de Siria. Su esposa y su hermana fueron heridas en ese momento, según informaron medios locales.

El comandante Khaled dice que los elementos de la oposición expusieron el asesinato de Al Zobani y añade que “las pistolas con silenciador (Makarov) calibre 8.5 son rusas”. “También hay otro método de asesinato, que es el veneno radiactivo, con el que asesinaron a varias personas de la oposición”, asegura. El comandante, que aún se encuentra en Daraa, confirma que ha sido objeto de tres intentos de asesinato, uno de los cuales fue a través de este veneno. No quiere dar más detalles sobre estos intentos, para no descubrir quién era. “El régimen quiere deshacerse de las figuras influyentes de la ciudad, como Al Zobani”, concluye.

Los comités de negociación se disolvieron tras el asesinato de varios de sus miembros, la mayoría de los cuales eran colegas y amigos de ِAl Zobani. En cooperación entre Free League y Syria Direct (un periódico con sede en Berlin), se documentó el asesinato de 20 líderes militares y civiles de la oposición de primera línea desde 2018 hasta agosto de 2022. 

Horan Free League, donde trabaja el periodista Abu Noqta, documentó, en 2021 y 2022, el asesinato de 1.270 personas en Daraa, casi la mitad de las cuales eran civiles que no pertenecían a ninguna formación militar, entre ellos 539 a consecuencia de los asesinatos. El resto de las causas de muerte fueron el resultado de homicidios en circunstancias desconocidas, explosiones de restos de guerra y artefactos explosivos, entre otras causas.

El analista político Mohammad Al Owaid cree que detrás de estos asesinatos en la región hay varios actores a nivel regional e incluso internacional, y cada partido quiere lograr objetivos políticos frente a la erosión del Gobierno estatal. El analista afirma que los servicios de seguridad del Estado son uno de los actores más destacados que se benefician de los asesinatos, a pesar de la existencia de un conflicto interno, según cuenta a través de una llamada.

Al Owaid excluye la relación de Rusia con estos asesinatos, justificando que Rusia tenía otra estrategia en la guerra de Siria, “cuando tiene un objetivo, ataca con sus fuerzas aéreas y logra su objetivo sin necesidad del juego del asesinato”, dice. Señala que los asesinatos y el caos en la región sur pueden dañar la reputación de Rusia más de lo que le beneficia, porque políticamente busca presentar un buen ejemplo de su acuerdo con la oposición en Daraa. “El único perdedor es la comunidad local (...) Lo que está pasando es drenaje humano, porque no pasa un día que no seamos testigos de un asesinato y esto es una pérdida para todos”, concluye.

El papel de ISIS

Después de que Rusia y Al Asad tomaran el control de Daraa en 2018, ISIS quedó muy debilitado y las fuerzas de Asad arrestaron a varios de sus miembros, mientras que otros huyeron. Algunos medios informaron de que el Gobierno sirio y los rebeldes llegaron a acuerdos para luchar contra la organización terrorista. Sin embargo, según investigaciones publicadas por Horan Free League existe una coordinación conjunta entre la inteligencia del régimen y elementos de ISIS para llevar a cabo asesinatos contra objetivos comunes (líderes de la oposición y elementos que se niegan a llegar a un acuerdo con el Gobierno). El comandante Khaled sostiene que existe un conflicto de asesinatos entre ISIS y los comités centrales.

Según Abu Noqta, la inteligencia del régimen liberó a los miembros de ISIS a fines de 2020 y cuando estos elementos y el resto de células comenzaron a realizar asesinatos, las facciones opositoras lanzaron operaciones militares para eliminarlos. Algunos de ellos estaban presentes en el área de Jasim, al norte de Daraa, y en el barrio de Tarik Al Sad. Como resultado de estas operaciones, la mayoría de los miembros de estas células fueron asesinados en esas dos regiones, según el periodista.

Al respecto, el Comando Central del Ejército de EEUU anunció el asesinato del líder de ISIS en la región de Jasim, al norte de Daraa, tras un ataque de las facciones de la oposición en noviembre de 2022. Pero Abo Noqta señala que “todavía quedan algunas células de ISIS en la ciudad”. 

Tráfico de drogas

El contrabando de drogas y el monopolio de sus rutas también han creado un conflicto con asesinatos selectivos. Fuerzas de la oposición acusan a autoridades del gobierno sirio y milicias próximas a Irán como partícipes en el tráfico. Khaled señala que sus fuerzas combaten a los narcos.

Las drogas en el sur de Siria son motivo de preocupación para el vecino jordano, que anuncia de vez en cuando que ha frustrado un intento de contrabando de drogas y armas procedente del sur de Siria. El anuncio más reciente fue una operación de contra el contrabando de drogas de marzo de este año y en febrero derribó un dron que portaba armas y entró ilegalmente en su territorio desde Siria, según un comunicado del ejército jordano.

Además, a Jordania le preocupa la presencia iraní en Daraa. Tras el terremoto que golpeó Turquía y Siria el pasado 6 de febrero, el ministro de Asuntos Exteriores jordano, Ayman Safadi, visitó a Al Asad en Damasco por primera vez desde el estallido de la guerra, que Abo Noqta ve como un punto de movimiento político jordano, en colaboración con otros países árabes, con el objetivo de frenar las milicias iraníes de la región y eliminarlas por medios políticos.

La cuna del levantamiento sirio vive de dos a seis asesinatos por semana, según se deriva de la información facilitada por diversas fuentes.