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EEUU no se opondría a que Maduro se viera forzado a exiliarse en España

Abrams en una comparecencia en el Congreso de EEUU en febrero. Una manifestante muestra la pancarta "Elliott Abrams, criminal de guerra".

Iñigo Sáenz de Ugarte

La Administración norteamericana ha puesto a enfriar las amenazas de una intervención militar en Venezuela para forzar la destitución de Nicolás Maduro. En una visita a Madrid, el enviado especial del Departamento de Estado, Elliott Abrams, quiso dejar claro que, aunque Donald Trump dijo que “todas las opciones están sobre la mesa”, la estrategia de acoso contra el Gobierno venezolano se basa de momento en instrumentos políticos y económicos.

“No hay en estos momentos un camino que pase por la intervención militar”, dijo Abrams en una rueda de prensa. “El camino ahora pasa por la presión pacífica, política y diplomática al régimen y el apoyo a Guaidó” (el presidente de la Asamblea Nacional que se autoproclamó presidente del país).

Abrams se reunió el miércoles con altos cargos de Moncloa y Exteriores, además de con el expresidente Felipe González. Según el ministro Josep Borrell, ambos países coincidieron en la necesidad de “ir más aprisa” en los trabajos del grupo de contacto para desbloquear la situación política en Venezuela en favor de la oposición. 

Abrams fue elegido por Trump para el puesto por su reputación de neoconservador favorable a la intervención militar de EEUU en Latinoamérica y Oriente Medio desde los tiempos de la Guerra Fría. Fue instrumental en el apoyo a gobiernos dictatoriales o autoritarios latinoamericanos, en especial en las guerras civiles de Centroamérica en los años ochenta.

En su visita a Madrid, Abrams se mostró especialmente interesado en la posibilidad de que el Gobierno español acepte acoger en España a altos cargos venezolanos, cuya retirada facilitaría la victoria de la oposición. “Cuando caiga el régimen de Maduro, que caerá, algunos militares querrán irse al exilio”, dijo. “La forma de contribuir de algunos países a la transición sería ofrecer un lugar de destino”. 

En esa línea, recordó que Felipe González hizo una oferta similar a Ronald Reagan en algunos casos en los años ochenta. También citó el caso del dictador venezolano Pérez Jiménez al que el franquismo dio refugio en España en 1968. No descartó otras opciones, como Cuba o Rusia, “aunque allí hace más frío que en España”.

Borrell dijo en una entrevista en Telecinco que España no será “santuario” de dirigentes venezolanos que huyan del país, porque el Gobierno no les concederá inmunidad ante una posible demanda judicial. 

En un comunicado difundido el miércoles, Moncloa reiteró la posición española sobre la posibilidad de que Washington utilice con Caracas las mismas medidas de presión ejercidas sobre Cuba, que incluyen sanciones a las empresas europeas que hagan negocios con ese país. Se refiere al Título III de la Ley Helms-Burton. “España reitera su firme rechazo a la aplicación extraterritorial de leyes nacionales sancionadoras, por considerarla contraria al Derecho internacional”, decía el comunicado.

El Gobierno de Pedro Sánchez se interesó en la visita de Abrams por la situación de Repsol, presente en el país latinoamericano desde 1993. El enviado norteamericano dijo que se esperan decisiones en Washington en los próximos días, sin especificar cuáles. Dio por recibidas las explicaciones españolas y no se comprometió a nada. Afirmó que EEUU no negocia la imposición de sanciones con ningún Gobierno y se limita a aplicarlas. 

Lo que la Administración de Trump descarta por completo es buscar un acuerdo político que pase por la convocatoria de nuevas elecciones presidenciales, algo que tampoco acepta Maduro. Abrams dijo que es “imposible” que se puedan celebrar elecciones libres en Venezuela con Maduro en el poder. 

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