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Europa se gobierna en coalición

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, con los primeros ministros de Países Bajos, Mark Rutte; Bélgica, Charles Michel; y Portugal, António Costa.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

El poderoso PCI terminó por autodestruirse para poder llegar al Gobierno italiano, después de años de no lograr el sorpasso a la Democracia Cristiana. Y lo hizo a través de una coalición, El Olivo, nacida de la svolta della Bolognina, que supuso la desaparición del partido de Antonio Gramsci. Durante los años anteriores, Giulio Andreotti fue capaz de trenzar hasta varios pentapartiti para excluir a los comunistas del Gobierno. Italia se ha gobernado en coalición desde la Segunda Guerra Mundial. Y lo sigue haciendo: Ahora, entre la Lega y el M5S, bajo un primer ministro independiente.

Pero, como Italia, la propia Comisión Europea. Hasta ahora, entre populares, socialdemócratas y liberales, y se está discutiendo en estos días si el liderazgo, después de 15 años, es arrebatado a los populares y si, por primera vez, los Verdes entran en el Ejecutivo comunitario. Es decir, un Gobierno repartido entre cuatro familias políticas, aunque para que entren los últimos será necesario que algún gobierno envíe un comisario verde, y, de momento, no hay ningún primer ministro de este grupo político en la UE.

Donde sí entraron al final de los noventa los Verdes fue en el Gobierno federal alemán, con el socialdemócrata Gerhard Schröder: el líder verde de entonces, Joschka Fischer, fue vicecanciller y ministro de Exteriores –1998-2005–, con entre un 6,7% de los votos y un 8,6%. Un Ejecutivo federal alemán que desde 2014 gobiernan democristianos y socialdemócratas.

Mientras en España se debate sobre la hipótesis de un Gobierno de coalición entre el PSOE –28,7% y 123 escaños– y Unidas Podemos –14,3% y 42 escaños–, algo que sería la primera vez que ocurriría a escala estatal, en Europa hace muchas décadas que lo llevan con naturalidad para garantizarse la estabilidad con una mayoría suficiente cuando no absoluta.

También hay casos, como ha sido el español hasta ahora: el vecino Portugal, donde el primer ministro socialista, Antonio Costa, coportavoz de la familia socialista con Sánchez para el reparto de cargos en las instituciones europeas, gobierna en solitario con apoyo externo del Bloco de Esquerda y el PCP, que no entraron en el Gobierno.

En Bélgica, por ejemplo, donde se celebraron elecciones legislativas el 26M, tienen un Gobierno, en funciones, formado no sólo por varios partidos, sino incluso por partidos francófonos y flamencos. Es más, el primer ministro, Charles Michel, liberal francófono, pertenece al MR, séptimo partido del país tras los últimos comicios. De su gobierno salieron los nacionalistas flamencos de la N-VA, partido mayoritario, que estaba en el Gabinete con los democristianos flamencos de la CD&V, los liberales flamencos del Open Vld y los liberales francófonos del MR.

Pero también Países Bajos tiene un Gobierno de coalición, liderado por el liberal Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) de Mark Rutte, que incluye a los democristianos (CDA), los Demócratas 66 (D66) y la Unión Cristiana (CU). Y en Suecia, los socialdemócratas, liberales y verdes rompieron los tradicionales bloques de centro izquierda y centro derecha para bloquear –con la abstención del partido de la izquierda– que la extrema derecha fuera decisiva en la conformación del Gobierno.

Dicen que el general De Gaulle llegó a decir en la posguerra: “No podemos ir a ninguna parte con los comunistas, pero tampoco podemos ir a ninguna parte sin los comunistas”. E incluyó cuatro ministros comunistas en su gobierno –entre 1945 y 1947–, incluso el secretario general del PCF de la época, Maurice Thorez, fue ministro de Función Pública, con rango de ministro de Estado, y vicepresidente del Consejo.

Desde entonces, ha sido habitual la convivencia de diferencias familias políticas en Francia: en tanto que el presidencialismo de la República hace que la jefatura del Estado sea monocolor, la pluralidad de la Asamblea suele reflejarse en el consejo de ministros. Emmanuel Macron ha tenido ministros que venían del PSF o incluso verdes; del mismo modo que Lionel Jospin tuvo ministros ecologistas y comunistas, como pasó en su momento con François Mitterrand.

Los líderes europeos están ahora negociando los principales cargos de la UE con criterios de género, geográficos, de población y de familias políticas: y por primera vez desde que acabó la Segunda Guerra Mundial, la gran coalición de socialdemócratas y populares no es hegemónica. Y la presidenta de la Comisión Europea puede ser liberal; el del Consejo Europeo, popular; el Alto Representante, socialista y el presidente del Parlamento Europeo, verde.

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