Donald Trump lleva meses diciendo que EEUU es el país “más atractivo [hottest] del mundo”; presume de haber logrado ocho paces mundiales y saca pecho de los trillions que están llegando a su país a cuenta de los aranceles. Al margen de que es discutible que EEUU sea el mejor país del mundo para hacer negocios; que las ocho paces fueran de ocho guerras y las paces de verdad lo sean –como se está viendo en Gaza–; y que las cifras de los aranceles no se sabe de dónde las saca... Al margen de todo eso, siempre, a la vuelta de la esquina, aparece de entre las sombras un fantasma del que nunca puede despegarse: el de Jeffrey Epstein.
Su viejo amigo, que murió en su celda en agosto de 2019 cuando Donald Trump era presidente de EEUU, de quien dijo que hace décadas que rompió todo contacto y hay sospechas de que pasara con él su primera cena de Acción de Gracias como presidente de EEUU, en 2017... Ese amigo que asegura que “sabía lo de las chicas”, que “pasó horas” con una víctima; una persona a la que podría llegar a chantajear por todo lo que tenía de ella, según uno de los correos electrónicos conocidos este miércoles.
Su amigo, Jeffrey Epstein, que recibió una pena levísima en 2008 gracias al fiscal del caso, que luego se convirtió en secretario de Trabajo del primer gabinete de Trump, Alexander Acosta, siempre se le aparece en los momentos más inoportunos.
En este caso, los 20.000 correos electrónicos aparecieron esta semana al mismo tiempo que se terminaba el cierre del Gobierno gracias al voto de ocho senadores demócratas disidentes y a cambio de nada. Trump podía presumir, lo hizo, de hecho, de haber derrotado a los “lunáticos izquierdistas” de los demócratas y de estar a punto de dar una estocada definitiva al Obamacare. Trump lo tenía al alcance de la mano, pero apareció Epstein y el presidente de EEUU ha decidido responder usando el poder del Estado contra sus rivales.
Investigar a Clinton
El uso del poder del Estado para los intereses particulares. El presidente de EEUU, Donald Trump, lo exige y la fiscal general de EEUU, Pam Bondi, lo ejecutal Así, Bondi ha anunciado este viernes que ha ordenado a su equipo investigar los vínculos del depredador sexual Jeffrey Epstein con rivales políticos de Trump, como el expresidente Bill Clinton.
Bondi publicó en X un post en el que anunciaba que designaba al fiscal federal de Manhattan, Jay Clayton, para dirigir la investigación, después de conocerse casi 23.000 páginas de documentos de Epstein con mensajes comprometedores que mencionaban a Donald Trump, pero la acción de la justicia se encamina solo a rivales políticos del presidente de EEUU.
Trump, quien fue amigo de Epstein durante años, no explicó qué supuestos delitos quería que investigara el Departamento de Justicia. Y ninguna de las personas que menciona en su post de Truth Social ha sido acusado de conducta sexual inapropiada por ninguna de las víctimas de Epstein.
Lo que ha pedido Trump es que se investigue la “participación y relación” de Epstein con Clinton y los demás, entre ellos el exsecretario del Tesoro Larry Summers y el fundador de LinkedIn y donante demócrata Reid Hoffman.
Los MAGA, revueltos
El momento más crítico de la base política de Trump se produjo en mayo, cuando se dieron cuenta de que el presidente que había hecho campaña simpatizando con la conspiranoia de que la Administración Biden estaba ocultando todos los trapos sucios de la vida y muerte de Epstein, había decidido ser él quien diera carpetazo al asunto.
Elon Musk, dolido en aquellas semanas, dio en la clave por despecho: “Trump está en los archivos de Epstein”. Y tenía razón. Trump está, otra cosa es que de ello se desprenda algún delito, cosa que no parece. Pero estar, está.
Y en el mundo MAGA eso no les hace muy felices. Siempre están los más trumpistas que Trump, como el presentador de Fox Jesse Watters, que ventiló el asunto diciendo que no había nada nuevo, más que la evidencia de que Epstein tenía muchos amigos progresistas.
El argumentario de Waters es el de la Casa Blanca. Este viernes, de buena mañana, afirmaba Trump en Truth Social: “Los demócratas están haciendo todo lo posible para impulsar de nuevo el engaño de Epstein, a pesar de que el Departamento de Justicia publicó 50.000 páginas de documentos, para desviar la atención de todas sus malas políticas y derrotas, especialmente del bochornoso cierre del gobierno, donde su partido está en completo caos y no tiene ni idea de qué hacer”.
El presidente, ahí, señala a los sediciosos: “Algunos republicanos débiles han caído en sus garras porque son blandos e ingenuos. ¡Epstein era demócrata, y es problema de los demócratas, no de los republicanos! Pregúntenle a Bill Clinton, Reid Hoffman y Larry Summers sobre Epstein; ellos lo saben todo sobre él. No pierdan el tiempo con Trump. ¡Tengo un país que gobernar!”
Trump intenta zafarse de la maraña, pero no puede: acusa a los republicanos “blandos e ingenuos”, y se refiere a los cuatro que han firmado una moción con los demócratas para exigir a la Administración transparencia total, que se publique todo, no como hasta ahora, que se van sabiendo cosas a plazos y en función de la presión política y social.
“Se ha distanciado de la base MAGA”, declaró el representante Thomas Massie (republicano por Kentucky), quien ha copatrocinado una resolución que se votará la próxima semana para forzar la publicación de los archivos completos de Epstein. La petición contó con el apoyo de otros tres congresistas republicanos, entre ellos la congresista por Georgia Marjorie Taylor Greene, trumpista desde el principio.
Si bien la mayoría de los comentaristas MAGA que tanto alentaron teorías de la conspiración y se revolvieron contra su líder en mayo están cerrando filas con él, entre otras cosas para evitar verse alineados con los medios de comunicación generalistas que tanto desprecian, una de las comunicadoras relevantes, Megyn Kelly, habitual en actos organizados por TPUSA, la organización de Charlie Kirk, afirmaba este jueves: “Reconozco que los correos electrónicos pintan mal; no pintan bien”.
Los demás, de momento, prefieren acatar el argumentario de la Casa Blanca y culpar a los demócratas de un montaje para implicar a Trump de más, desde Laura Loomer hasta Steve Bannon –que aparece en la agenda de Epstein–, pasando por Jack Posobiec.
Y luego están quienes, como Candance Owens, lo relaciona todo con la mano negra de Israel que supuestamente maneja con sus hilos la Administración estadounidense, en la línea de la conversación entre Nick Fuentes y Tucker Carlson que tanto cisma generó en las bases trumpistas.
“Están chantajeando al presidente Donald Trump a plena luz del día”, decía Owens: “La publicación gradual de los correos electrónicos es intencionada. Ahora les dará todo lo que pidan. Para quienes tengan dificultades con el contexto, 'ellos' se refiere a Israel, para quien trabajaba Jeffrey Epstein. Así es como se gobierna nuestro país”.
Críticas MAGA a Trump por la migración
Donde esta semana sí ha encontrado peores gestos entre los suyos ha sido por los giros que está dando el presidente de EEUU en temas sensibles para su base como los relacionados con la migración.
Marjorie Taylor Greene, una MAGA de primera hora, ha marcado claras distancias con Trump con su firma para la petición de los archivos de Epstein, pero también por contestar al presidente de EEUU con los visados para mano de obra cualificada exterior –H-1B–, la política exterior y otros asuntos.
“Primero, Estados Unidos, y solo Estados Unidos”, escribió Greene el miércoles en X.
Trump afirmó esta semana que Greene estaba “complaciendo a la oposición”. Y añadió: “Es una buena mujer, pero no sé qué le ha pasado. Ha perdido el norte. Creo que, políticamente, sus electores no estarán contentos. Ya me están llamando personas que quieren disputar su puesto en primarias en Georgia. Y, la verdad, es una lástima. Ha perdido una excelente reputación. Y cuando dice: 'No viaje al extranjero'... Si no hubiera ido, quizás ahora mismo estaríamos en guerra con China”.
La polémica nace de una entrevista de Trump en Fox donde, a una pregunta directa sobre los visados H-1B, que él mismo encareció hace unos meses para restringirlos, el presidente de EEUU reconoce que falta “talento” en EEUU.
A raíz de ahí, se desata una tormenta perfecta: el líder del Hacer Grande América de Nuevo afirma que falta talento en América. Y su amigo Bannon sale al rescate culpando a sus asesores... Y reclamando el cierre del programa de visados H1B.
Donald Trump no logra levantar cabeza, y cuando más lo intenta siempre aparece Epstein, tarde o temprano. La semana que viene habrá una votación que marcará la agenda de la semana. Y después el asunto seguirá vivo, por mucho que intente hablar ahora de asequibilidad, a la manera de Zohran Mamdani, y busque cómo relajar algunos aranceles al tiempo que llega a acuerdos comerciales con países latinoamericanos exportadores de alimentos porque, en contra de lo defendido por él todos estos meses, los aranceles generan alzas de precios en EEUU que afectan, sobre todo, a las familias trabajadoras.