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Socialistas y el centroderecha rotarán en la presidencia del Parlamento luso para sortear el bloqueo de la extrema derecha

Andre' Ventura (Centro), líder del Partido Chega, conversa con sus compañeros diputados del partido este martes.

Ruben Martins

Lisboa —
27 de marzo de 2024 10:24 h

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Primera sesión de la nueva legislatura, primer choque frontal entre la extrema derecha y la derecha tradicional en el Parlamento de Portugal. El candidato propuesto por el conservador Partido Social Demócrata (PSD), José Pedro Aguiar-Branco, no alcanzó los 116 votos necesarios para ser elegido presidente de la Asamblea de la República en las tres rondas de votaciones de este miércoles. En la cuarta ronda de votaciones, los socialistas del PS y los socialdemócratas del PSD consiguieron llegar a un acuerdo y resolver el impasse creado por la extrema derecha.

Con 160 votos a favor, Aguiar-Branco consiguió ser elegido presidente de la Asamblea de la República de Portugal. Si la legislatura dura dos años, el diputado del PSD dimitirá y el Parlamento elegirá a un nuevo candidato propuesto por el Partido Socialista. Aunque Francisco Assis fue el nombre propuesto por los socialistas ahora, no es seguro que sea Assis quien ocupe el cargo en 2026, ya que ha rechazado asumir cualquier compromiso.

El partido ultraderechista Chega había creado un impasse tras negarse a votar a favor del nombre del candidato de la derecha, a pesar de decir que tenía un acuerdo con los socialdemócratas para hacerlo, a cambio de la elección de uno de los suyos para el puesto de vicepresidente del Parlamento.

A la cuarta votación va la vencida

En su primer discurso como presidente de la Asamblea de la República, Aguiar-Branco ha afirmado que “si algo nos ha enseñado esto es que no debemos renunciar a la democracia”. Asimismo, ha pedido a los diputados que piensen en “cambiar las reglas de elección de los cargos parlamentarios” para evitar que se repita lo ocurrido en el hemiciclo.

Aunque Chega no votó al candidato propuesto por el PSD, fue gracias al apoyo de algunos diputados de la derecha moderada que Pacheco de Amorim, un diputado de extrema derecha, fue elegido vicepresidente del Parlamento, con 129 votos a favor. Es la primera vez en 50 años de democracia que la extrema derecha consigue hacerse con una vicepresidencia del Legislativo portugués.

Aunque el próximo primer ministro, Montenegro, afirmó el lunes por la noche que no pactaría con el partido de extrema derecha Chega, su líder, André Ventura, ha asegurado que había un acuerdo previo entre el PSD y su formación para repartirse los cargos parlamentarios en la primera sesión de la nueva Asamblea de la República.

El pacto –que no ha sido confirmado oficialmente por ninguno de los partidos que componen Alianza Democrática– iba a permitir la elección del nombre propuesto por la derecha –Aguiar-Branco, exministro de Defensa y Justicia– a cambio de la elección de un vicepresidente de extrema derecha en la Cámara. El nombre propuesto –que durante la primera votación fue el único candidato– logró sólo 89 votos a favor.

Para elegir al presidente del Parlamento portugués, segundo máximo responsable del Estado, las normas estipulan una votación secreta entre todos los diputados, que requiere siempre 116 votos a favor. Aunque el voto es secreto, no fue difícil darse cuenta de que fue Chega el que impidió que el candidato presentado por el PSD saliera elegido.

Ventura justificó la negativa de sus diputados a apoyar a Aguiar-Branco por el hecho de que algunos dirigentes del PSD y del democristiano CDS habían rechazado en público la existencia de un acuerdo para el reparto de puestos, después de que el líder de Chega lo hubiera anunciado. Ventura declaró que “Chega no está dispuesto a dejarse humillar y pisotear” y dijo al PSD que “se entendiera con los socialistas”, cambiando más tarde de opinión y pidiendo una reunión con Montenegro para llegar a una solución, pero el primer ministro designado no accedió a la petición.

Desde la noche electoral, el líder ultra ha estado presionando a Montenegro para alcanzar un acuerdo de gobierno, pero el líder conservador ha reiterado lo que dijo en la campaña electoral: “No es no”.

La mayor crítica a la postura de la ultraderecha la hizo el líder de Iniciativa Liberal, Rui Rocha, que dijo haber sido testigo de un Parlamento “secuestrado por un irresponsable llamado André Ventura”, con “un país que espera soluciones y asiste a este espectáculo”, calificado de “vergüenza”.

En la segunda votación, el Partido Socialista y Chega decidieron presentar sus propios candidatos. El socialista Francisco Assis acabó incluso por delante del candidato de la derecha tradicional, con 90 votos, mientras que Aguiar-Branco obtuvo 88 votos favorables y la candidata de Chega, Manuela Tender –exdiputada del PSD que se hizo conocida en un caso de falsa presencia en el Parlamento– obtuvo 49 votos (uno menos que los 50 diputados de la extrema derecha). 

En esta votación quedó claro que hay tres polos en el Parlamento: la izquierda –el grupo más numeroso, pero lejos de la mayoría absoluta–, la derecha tradicional –formada por el PSD, el CDS y los liberales de Iniciativa Liberal– y la extrema derecha populista de Chega.

La tercera votación, sin el candidato de Chega y a medida que avanzaba la noche, volvió a desembocar en un bloqueo cuyo desenlace se aplazó hasta este miércoles. La votación resultó en los mismos 90 votos para Francisco Assis, 88 votos para Aguiar-Branco y 52 votos en blanco. Mientras no se elija presidente de la Asamblea de la República, el Parlamento portugués estará paralizado.

Chega quería un “ajuste de cuentas”

Según el plan inicial, la elección de Aguiar-Branco iba a servir como moneda de cambio para la elección de Pacheco de Amorim como uno de los vicepresidentes del Parlamento. André Ventura dijo que se trataba de un “ajuste de cuentas”, ya que, en 2022, los diputados se habían negado a elegir a un vicepresidente de extrema derecha, pero la nueva composición parlamentaria cambió el peso de los distintos grupos.

Pacheco de Amorim es conocido como el “ideólogo de Chega”. Durante los primeros meses de democracia, fue el líder político del movimiento armado de extrema derecha MDLP, responsable de una serie de atentados con bomba contra partidos de izquierda en el periodo posterior a la revolución. Amorim siempre negó haber participado en estos atentados, afirmando que solo era un “dirigente político”.

Entre los 230 diputados que han tomado posesión de sus escaños hay 134 que se estrenan en un parlamento donde no hay mayorías fáciles: socialistas y PSD tienen el mismo número de diputados, con 78 cada uno. A la derecha hay que añadir dos diputados del CDS elegidos como parte de Alianza Democrática. El principal cambio en esta legislatura es el aumento de la bancada de la extrema derecha, con 50 diputados.

También hay diputados que han jurado su cargo, pero que saben que estarán solo por un tiempo limitado, pues dejarán sus asientos para incorporarse al Gobierno en los próximos días. Este jueves se anunciarán los miembros del Gobierno que tomarán posesión el 2 de abril.

Los liberales no formarán parte del Gobierno

También se ha confirmado que los liberales de Iniciativa Liberal (IL) se quedarán fuera del Gobierno, que solo estará formado por los partidos que constituyen la coalición Alianza Democrática, PSD y CDS. El líder de los liberales, Rui Rocha, dice que “PSD e IL no han convergido lo suficiente para que haya un entendimiento más amplio”. Los liberales consiguieron ocho diputados y ampliarían el apoyo parlamentario al nuevo Gobierno, aunque les faltarían 28 escaños para una mayoría estable.

Rui Rocha no quiso comentar los puntos de desacuerdo con el PSD que llevaron a que no hubiera un acuerdo de gobierno, pero no cerró la puerta a otros entendimientos en el futuro.

De este modo, el nuevo Gobierno contará en el Parlamento con el apoyo de sólo 80 diputados, 78 del PSD y dos del CDS. Sin una mayoría de 116, Montenegro tendrá una compleja tarea de negociación para garantizar que la legislatura llegue hasta el final. Según el diario Expresso, la estrategia del próximo gobierno es gobernar por decreto, evitando que todo tenga que ser votado en la Asamblea de la República. Aun así, cualquier partido podrá solicitar el voto en el Parlamento de las medidas aprobadas por el Ejecutivo.

Al menos en la primera fase, Montenegro tendrá las finanzas de su lado. Esta semana, el Instituto Nacional de Estadística confirmó que el Gobierno del Partido Socialista dejó el mayor superávit de la historia de la democracia –el 1,2% del PIB, con un total de 3.193,5 millones de euros–. Este superávit histórico permitirá al Gobierno de Montenegro aplicar medidas populares en los próximos meses, como aumentos salariales para policías, profesores, funcionarios de justicia y profesionales sanitarios.

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