CLAVES

De la renuncia a la OTAN a una zona desmilitarizada: qué se está negociando para detener la guerra de Ucrania

Icíar Gutiérrez

15 de diciembre de 2025 21:28 h

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El aluvión de negociaciones para lograr un acuerdo que ponga fin a la guerra de Ucrania ha continuado en Berlín con unas conversaciones maratonianas en las que han participado los emisarios de Donald Trump, Steve Witkoff y Jared Kushner, y las delegaciones ucranianas y europeas.

Tras dos días de diálogo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha dicho que las conversaciones “no han sido fáciles”, pero sí productivas. La delegación estadounidense ha querido mandar señales optimistas: fuentes de Washington aseguran a la prensa que están “al 90%” de alcanzar un acuerdo. Pero todo apunta a que las partes siguen estando lejos, ya que continúan existiendo diferencias significativas sobre el futuro estatus del territorio ucraniano ocupado por Rusia. De las distintas declaraciones se desprende que aún no hay un entendimiento sobre quién controlará qué territorio tras un acuerdo de paz y cómo se reconocerían.

Mientras Trump y sus negociadores aumentan la presión para resolver rápidamente la guerra iniciada por la invasión rusa, Vladímir Putin se ha mantenido firme en sus demandas maximalistas. Los líderes de Ucrania respondieron al plan de 28 puntos de EEUU que se inclinaba fuertemente hacia Rusia con una contrapropuesta de 20 puntos, según desveló la semana pasada The New York Times. Zelenski ha dicho que EEUU quiere “tener una comprensión completa de la situación con este acuerdo para Navidad”. La realidad es que quedan muchas preguntas por responder.

¿Una zona desmilitarizada?

El futuro del territorio ucraniano sigue siendo uno de los principales puntos sin resolver y EEUU ha presionando a Kiev para que haga importantes concesiones, lo que hasta ahora ha sido una línea roja para el país invadido. Ucrania insiste en que se congelen todas las líneas del frente, incluido el Donbás, en caso de un alto el fuego, aceptando en la práctica la pérdida temporal de los territorios ocupados. Zelenski sigue intentando que EEUU apoye esta idea –Trump lo hizo inicialmente–: “La opción más justa es 'quedarnos donde estamos”.

Pese a la oleada de intensa diplomacia, Zelenski dijo el pasado jueves que EEUU todavía está exigiendo que Ucrania se retire de la totalidad del Donbás, incluidas partes de esta zona del este fuertemente defendidas de las que Rusia no ha podido apoderarse por la fuerza, algo que Kiev rechaza. Según un análisis de AFP, el plan de paz estadounidense podría permitir que el país invasor obtuviera un área casi del mismo tamaño que Luxemburgo sin necesidad de combate. Se calcula que Moscú ocupa en torno al 80% de Donetsk y prácticamente la totalidad de Lugansk, las dos regiones que componen el Donbás. 

“En el tema territorial, la postura estadounidense es simple: Rusia exige a Ucrania que ceda territorios y los estadounidenses siguen pensando en cómo lograrlo”, dijo la semana pasada al medio Politico una fuente europea familiarizada con el proceso de negociación. “Los estadounidenses insisten en que Ucrania debe abandonar el Donbás… de una forma u otra”.

Según explicó Zelenski el jueves, Washington ha propuesto una versión según la cual las tropas ucranianas se retirarían de la región de Donetsk, mientras que las fuerzas rusas se abstendrían de entrar. Este territorio del Donbás que Kiev aún controla se convertiría en lo que la Administración Trump llama una “zona económica libre”. “¿Quién gobernará este territorio, al que llaman 'zona económica libre' o 'zona desmilitarizada' [según Rusia]? No lo saben”, dijo el líder ucraniano, deslizando que EEUU ha introducido ideas confusas sin explicar cómo funcionarían en la práctica. También aseguró que su país no cree que el plan sea justo si nada impide que las tropas rusas avancen en la zona tras la retirada. “Si las tropas de una de las partes tienen que retirarse y las de la otra permanecen donde están, ¿qué impedirá que estas otras tropas, las rusas, se disfracen de civiles y se apoderen de esta zona económica libre?”.

Lo que parece flotar en el aire es la demanda ucraniana de que las tropas rusas también se vean forzadas a replegarse unos kilómetros. Ese mismo día, el diario francés Le Monde informó de que Ucrania está dispuesta a aceptar la creación de una zona desmilitarizada y que tenía el apoyo de los líderes europeos. El asesor presidencial ucraniano, Mykhailo Podolyak, declaró al medio que, para crearla, tanto las fuerzas rusas como las ucranianas deberán retirarse de ambos lados del frente actual. Podolyak afirmó que aún está por determinar qué armas se retirarán y señaló que serán necesarias misiones internacionales de observación sobre el terreno. “Este es un formato natural para poner fin al conflicto, dado que parte del territorio, lamentablemente, permanecerá bajo ocupación rusa de facto, y la línea de demarcación se establecerá en cualquier caso”, dijo. 

La oficina de Zelenski desmintió la información del medio francés: “Si Ucrania está de acuerdo o no [con la creación de una zona desmilitarizada] solo lo puede decidir el más alto nivel político o el pueblo ucraniano”. En público, el presidente ucraniano no ha llegado a aceptar esta fórmula.

Una partición tendría una gran trascendencia histórica y hay quienes están evocando el modelo de zona desmilitarizada establecida en 1953 entre Corea del Norte y Corea del Sur. En agosto, Politico publicó que los líderes europeos estaban barajando la posibilidad de crear una zona de amortiguación de 40 kilómetros entre los frentes ruso y ucraniano como parte de un acuerdo de paz.

La idea de una zona desmilitarizada podía parecer una forma elegante de cuadrar el círculo entre las demandas de Putin y las preocupaciones de Ucrania, pero todo es bastante más complejo que eso

La idea de una zona desmilitarizada en territorios que el Ejército de Putin no ha logrado conquistar durante la guerra supondría una concesión importante por parte de Kiev. Aun así, está por ver que Moscú lo acepte. Tras insistir en que el Donbás es “territorio de Rusia”, el asesor del Kremlin Yuri Ushakov ha asegurado que esta zona es posible, pero que Moscú debe desplegar en ella la Rosgvardia —la guardia nacional rusa—, así como sus fuerzas del orden, algo que algunos analistas occidentales ven incompatible. 

Mark Galeotti, analista en la facultad de Estudios Eslavos y de Europa del Este de la University College of London, cree que si se permite a la Rosgvardia entrar en una zona desmilitarizada “con el argumento de que, técnicamente, son agentes del orden y no policías, Moscú seguirá pudiendo concentrar allí un ejército en toda regla, salvo en el nombre”, según explica en un artículo. “En muchos sentidos, este es un ejemplo de las complejidades que conlleva intentar construir la paz en Ucrania y de la naturaleza contradictoria de la diplomacia trumpiana. (...) La idea de una zona desmilitarizada podía parecer una forma elegante de cuadrar el círculo entre las demandas de Putin y las preocupaciones de Ucrania, pero todo es bastante más complejo que eso”.

“Créeme: una zona desmilitarizada en territorio controlado por Rusia es pura fantasía. Nunca sucederá. El mero hecho de que se esté debatiendo es una prueba del bajísimo nivel de competencia de los negociadores estadounidenses en lo que respecta a Rusia”, dice en X Janis Kluge, investigador del Instituto Alemán para Asuntos Internacionales y de Seguridad. “No puedo imaginarme a Rusia aceptando ninguna limitación sobre el territorio que controla y considera suyo”.

Este lunes, Zelenski ha insistido: “Quiero subrayar una vez más: una 'zona económica libre' no significa que esté bajo el control de Rusia. Ni de iure ni de facto reconoceremos Donbás —su parte temporalmente ocupada— como rusa. Absolutamente”.

¿Un referéndum territorial? ¿Elecciones a la vista?

Otro elemento conflictivo de la negociación es el estatus de la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por Rusia. Por otro lado, según Zelenski, además de la retirada ucraniana del Donbás, el plan de EEUU contempla que las líneas del frente se congelen en las regiones de Jersón y Zaporiyia, mientras que Rusia renunciaría a algunos pequeños enclaves que controla en otras regiones (Dnipropetrovsk, Járkov y Sumy).

En todo caso, Zelenski ha dejado que si Ucrania acepta el plan de EEUU, sería necesario celebrar elecciones o un referéndum para ratificarlo, ya que solo “el pueblo ucraniano” puede tomar decisiones sobre concesiones territoriales. Previamente, ha defendido que él no tiene derecho a ceder territorio “según la legislación ucraniana, la Constitución y el derecho internacional”.

¿Y qué quiere la población? A pesar de la difícil situación en el frente, una amplia mayoría de ucranianos (75%) rechaza un plan que obligue a una retirada completa de la región de Donetsk, según una encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev (KIIS) publicada este lunes. El 72% de los encuestados sí dicen estar dispuestos a aceptar un acuerdo de paz que congele el control territorial en la actual línea de contacto, incluya sólidas garantías de seguridad y no implique el reconocimiento formal de ninguno de los territorios ocupados como rusos –en definitiva, la posición pública de Kiev–.

Según Ucrania, una votación así solo podría celebrarse si cesan los combates y se garantiza la seguridad, razón por la que Rusia dice que tampoco ve con buenos ojos un referéndum sobre cuestiones territoriales. El viernes, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo: “Si la idea es crear un pretexto para exigir un alto el fuego, una tregua o una pausa en el frente, entonces, naturalmente, no funcionará”. Y agregó que sería “otro engaño, otro retraso, otro lavado de cerebro”. 

Trump se ha hecho eco de la narrativa rusa que busca retratar a Zelenski como un presidente ilegítimo y ha abogado por que se celebren elecciones –que están prohibidas bajo la ley marcial que rige en el país desde el comienzo de la invasión rusa–. En respuesta, el dirigente ucraniano ha ofrecido celebrar unos comicios en los próximos tres meses si Europa y EEUU pueden garantizar la seguridad de la votación. Según ha contado a la prensa, ha pedido a los diputados preparar reformas legales para hacerlo posible. Aun así, solo el 9% de los ucranianos encuestados por el KIIS dice que quiere elecciones antes del fin de las hostilidades. De acuerdo con una encuesta reciente de Info Sapiens, aunque su popularidad se resiente, Zelenski sería el candidato con más apoyo en unas presidenciales –fue elaborada después de que saliera a la luz un caso de corrupción que puso al Gobierno contra las cuerdas–. El plan de 28 puntos presentado originalmente por EEUU establece que Ucrania celebre elecciones en un plazo de 100 días.

¿Garantías al estilo del artículo 5 de la OTAN?

El otro gran punto espinoso son las llamadas garantías de seguridad, con las que Ucrania busca blindarse de un futuro ataque ruso si se detiene la guerra. Las declaraciones de las últimas horas perfilan un avance en este tema. Según varios medios, Zelenski dice estar dispuesto a renunciar a pedir la entrada en la OTAN a cambio de garantías por parte de Estados Unidos y Europa.

En concreto, Zelenski reclama a EEUU garantías bilaterales similares a la cláusula del artículo 5 de la OTAN, la piedra angular de la alianza que establece la protección mutua para cualquier miembro bajo ataque. Ya el 20 de noviembre, Axios desveló que, además del plan de 28 puntos, Washington había presentado a Kiev otro borrador que establece una garantía de seguridad que comprometería a EEUU y a sus aliados europeos a tratar un futuro ataque contra Ucrania como un ataque contra toda la “comunidad transatlántica”, respondiendo en consecuencia, sin descartar el uso de la fuerza armada. El mismo medio informó el pasado viernes, citando un alto cargo de EEUU, que la Administración Trump está dispuesta a ofrecer una garantía basada en el artículo 5 de la OTAN, que sería aprobada por el Congreso y tendría carácter vinculante. Esta fuente dijo que la idea es que haya tres acuerdos separados sobre paz, garantías de seguridad y reconstrucción. 

Zelenski ha confirmado este lunes que el lado estadounidense ha dicho estar dispuesto a dar “garantías que equivalen al artículo 5”, lo que el canciller alemán ha calificado de “gran avance”. Friedrich Merz ha asegurado que Washington ha presentado en Berlín unas garantías de seguridad legales y materiales “realmente notables” en las negociaciones. 

El planteamiento de una garantía de este tipo –que aún no está claro cómo se desarrollaría y que sería sorprendente que fuera aceptada por Putin– desconcierta a algunos expertos. “Si este es el caso, ¿por qué entonces Estados Unidos se opone a que Ucrania se una a la OTAN? Básicamente, se trata de dos cosas idénticas”, escribe el diplomático ruso díscolo Borís Bondarev en X. “Para Moscú, cualquier garantía similar al artículo 5 que los Estados miembros de la OTAN concedieran a Ucrania no sería muy diferente de la adhesión a la OTAN, a menos que Rusia también proporcionara ‘garantías similares al artículo 5’ a Ucrania con derecho de veto”, dice en la misma red social Anton Barbashin, director editorial de Riddle Russia.

Para Galeotti, “a diferencia de la pertenencia real a la OTAN, esto podría ir acompañado de condiciones que impidieran el estacionamiento de tropas o sistemas extranjeros en territorio ucraniano en tiempos de paz. Antes de 2022, esto era, después de todo, lo que Putin seguía planteando como una gran preocupación”. Por su parte, el exdiplomático ruso Vladímir Frolov plantea la posibilidad de que el acuerdo de garantías no sea “un tratado de seguridad ratificado por el Senado que obligue a EEUU a entrar en guerra para defender a sus aliados”. “Lo más probable es que sea una resolución no vinculante del Congreso en apoyo del acuerdo”, dice.

Zelenski sostiene que las garantías de seguridad deben ser viables para que cualquier acuerdo de paz funcione y reitera que su país necesita claridad antes de tomar cualquier decisión sobre los frentes y los territorios. Sin embargo, la oferta estadounidense parece también ser un esfuerzo por presionar a Ucrania para que actúe rápidamente. Una fuente de EEUU ha dicho a Politico que tales “garantías no estarán sobre la mesa para siempre”.

Lo cierto es que Trump ya sacó la entrada ucraniana en la OTAN de la mesa hace mucho tiempo y Kiev ha admitido que su incorporación a la alianza es poco probable en un futuro próximo porque no cuenta con el apoyo de algunos de sus aliados. Rusia exige que la OTAN se comprometa a detener su expansión hacia el este entre sus condiciones para poner fin a la guerra, si bien no es la única. 

Merz ha convocado una cena de trabajo con una docena de líderes europeos y de la OTAN, entre ellos la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente francés, Emmanuel Macron; y el primer ministro británico, Keir Starmer. Junto con los líderes de Dinamarca, Finlandia, Italia, Países Bajos, Noruega, Polonia y Suecia, han abogado en una declaración conjunta por una serie de líneas maestras de un posible acuerdo de paz, entre ellas la creación de una fuerza multinacional europea de paz y de un mecanismo de supervisión de alto el fuego liderado por EEUU. También mencionan un compromiso “jurídico vinculante” de tomar medidas que puedan incluir el uso de la fuerza armada en caso de ataque y recalcan que el Ejército ucraniano debe seguir integrado por 800.000 efectivos en tiempos de paz.

Paralelamente, Financial Times informó el pasado viernes de que el último borrador de la propuesta de paz que Kiev y los europeos presentaron a Washington incluye que Ucrania se unirá a la UE antes del 1 de enero de 2027. En Bruselas la propuesta ha sido recibida con escepticismo, y algunas voces la consideran poco realista. El complejo proceso de adhesión a la UE suele durar años y algunos países, en particular Hungría, se han opuesto reiteradamente a la entrada de Ucrania. Este lunes, la agencia AP cita a fuentes de EEUU que aseguran que Rusia dice estar abierta al ingreso de Ucrania en el club comunitario como parte de un acuerdo de paz, presentándolo como una gran concesión pese a que Moscú ha declarado en el pasado que no se opone a ello.