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Análisis

Confinamiento en Chile y desescalada en Israel: diferencias de la pandemia en dos países líderes mundiales en vacunación

Gente en un bar del popular mercado de Mahané Yehudá de Jerusalén.

Ian Sample / Oliver Holmes

7 de abril de 2021 23:14 h

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A medida que las campañas de vacunación masiva se desarrollan en todo el mundo, algunos países han empezado a controlar el virus mientras otros siguen con dificultades. Dos de los países que han liderado la vacunación a nivel mundial son Israel y Chile. Pero mientras el primero está volviendo a la normalidad, el segundo se ha visto abocado de nuevo al confinamiento.

Tras llevar a cabo la que ha sido la campaña de vacunación más rápida del mundo contra el virus, Israel ha registrado un descenso abrupto en sus tasas de contagio, hospitalizaciones y muertes. En este país de nueve millones de habitantes, más de la mitad de la población ya ha recibido las dos dosis de la vacuna Pfizer/BioNTech.

La vida cotidiana ha vuelto casi por completo a la situación anterior a la pandemia, con tiendas, hoteles, conciertos y cines otra vez en funcionamiento. No obstante, sigue habiendo restricciones, como la obligación de llevar mascarilla fuera de casa y las limitaciones al número de personas que pueden reunirse en interiores.



Según un análisis de Eran Segal, biólogo computacional del Instituto de Ciencias Weizmann de Israel, desde el pico de contagios que hubo en enero, el país ha registrado un descenso del 96% en el número de casos diarios; del 90% en el de pacientes en estado crítico; y del 85% en el de muertes.

De acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Sanidad, los contagios se han reducido a unos pocos cientos por día, un descenso enorme con relación a enero, cuando llegaron a confirmarse 10.000 casos diarios. Este martes, el número total de casos activos, que corresponde a varios días, estaba en torno a la mitad de esa cifra.

En Chile, los casos se han disparado

Mientras, Chile se encuentra en la envidiable posición de haber vacunado más rápidamente que ningún otro país de América. Más de un tercio de los 18 millones de habitantes del país han recibido al menos una inyección de la vacuna de Pfizer/BioNTech o de la china Sinovac Biotech.

Sin embargo, los casos se han disparado hasta el punto de desbordar el sistema sanitario y se han vuelto a aplicar estrictas medidas de confinamiento.

El veloz programa de vacunación parece haber generado una falsa sensación de seguridad que llevó al país a relajar las restricciones demasiado pronto, sin que la gente percibiera los riesgos que aún había. El país reabrió las fronteras en noviembre y en enero dio permiso a los chilenos para irse de vacaciones de verano. Sin un control estricto de las personas que entraban en el país y sin un sistema eficaz de rastreo de contactos, los viajeros podían traer de vuelta al país nuevos casos sin ser detectados.

El virus puede haber tenido más facilidades para propagarse con la reapertura de colegios, centros comerciales, casinos, iglesias y gimnasios. Con las elevadas tasas de transmisión que tiene ahora el país, va a ser necesario vacunar a una proporción de la población mucho mayor para controlar la epidemia.

¿Son comparables ambas experiencias?

El caso de Israel tiene una diferencia clave con el de Chile, y es que solo administró la vacuna Pfizer/BioNTech, mientras que Chile está usando esta y la desarrollada por Sinovac Biotech. No está claro qué diferencia, si es que hay alguna, puede suponer esto, pero la vacuna Pfizer/BioNTech figura entre las que mejor resultado han demostrado en los ensayos clínicos.

La sociedad y la demografía de los dos países son muy distintas y posiblemente tienen diferentes variantes del virus en circulación, lo que también puede hacer que las comparaciones sean engañosas.

También se puede tratar de una cuestión de tiempo. Aunque Israel disfruta ahora de bajas tasas de contagio, el efecto de la vacuna parece haber tardado más de los previsto. De hecho, el país sufrió el peor aumento en el número de contagios cuando la campaña de vacunación ya estaba en marcha y con un estricto confinamiento vigente. Ese cierre, similar al que se acaba de imponer en Chile, también habrá influido en las actuales tasas de contagio de Israel.

Reino Unido, otro líder en vacunación

El programa de vacunación del Reino Unido ha sido un punto positivo en lo que, por lo general, ha sido una respuesta decepcionante a la crisis. Tras firmar acuerdos tempranos para las vacunas de múltiples fabricantes, el país comenzó a vacunar en diciembre y aceleró la tasa de inoculación en primavera. Más de la mitad de la población adulta ha recibido al menos una dosis de la vacuna Pfizer/BioNTech o de la Oxford/AstraZeneca, con una cobertura superior al 90% entre los mayores de 70 años, más vulnerables al virus.

Pero Reino Unido podría echarlo a perder rápidamente. Según el profesor Chris Whitty, que ostenta la máxima autoridad médica en Inglaterra, no hay duda de que los casos de COVID-19 volverán a aumentar en cuanto Reino Unido salga del confinamiento. Lo que no está tan claro es la gravedad de ese incremento ni el momento en que alcanzará su punto máximo.

Según los documentos publicados el lunes por los expertos sanitarios del gobierno, a finales de julio o agosto podría llegar el pico de una tercera ola. Se trata de un escenario pesimista, pero posible, que predice una situación tan grave como la de enero, cuando se produjeron la mitad de las muertes por COVID-19 del Reino Unido.

Las dificultades en el suministro de la vacuna ya amenazan con ralentizar el programa de inmunización británico. Según los científicos que elaboran modelos epidemiológicos, habrá más hospitalizaciones y muertes si esa lentitud en la vacunación no se compensa con un ritmo más pausado en la relajación de las restricciones.

Que el Reino Unido pueda emular el aparente éxito de Israel depende de muchos factores. Aún no está claro cuánto es atribuible a las distintas vacunas utilizadas. En el Grupo Asesor Científico para Emergencias del Gobierno británico [SAGE, por sus siglas en inglés], los encargados de elaborar los modelos epidemiológicos suponen que la vacuna de Pfizer es más eficaz que la Oxford/AstraZeneca, pero hay pocos datos en el mundo real sobre la efectividad de la vacuna de AstraZeneca cuando se administran dos dosis con tres meses de intervalo, como se está haciendo en Reino Unido. La idea inicial es que demorar la segunda dosis mejora la respuesta inmune, pero el impacto fuera de las condiciones de los ensayos no está tan claro.

La diferencia en las vacunas es sólo uno de los factores posibles. A diferencia de Israel, Reino Unido es un centro mundial de viajes y eso hace mucho más complicada la posibilidad de llevar el número de casos a niveles muy bajos sin un estricto control de fronteras, que sería una medida muy radical. Por eso es posible que el número de casos sea más elevado en Reino Unido cuando se relajen las restricciones, lo que hace más probable una rápida reaparición de la epidemia entre los millones de personas sin la protección de la vacuna.

Tanto Israel como Reino Unido tienen que gestionar diferentes comportamientos culturales, el acceso a las vacunas, la densidad poblacional y las dudas sobre la inmunización. Para incentivar la vacunación entre los más jóvenes, con menor riesgo de contagio, Israel dio pizza y cerveza gratis. En el Reino Unido podría funcionar un estímulo similar. Los patrones de la cobertura de vacunación en Reino Unido muestran que se pueden producir desigualdades con zonas más ricas donde el virus está controlado y otras zonas más pobres donde persiste.

Traducido por Francisco de Zárate

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