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The Guardian en español

El Pentágono concluye que sus fuerzas cometieron varios errores en la emboscada contra sus soldados en Níger

Soldados nigerinos, durante labores de patrulla rutinaria

Julian Borger / Ruth Maclean

Washington / Niamey —

Una investigación militar ha encontrado “fallos individuales, de organización e institucionales” que condujeron en octubre a una emboscada contra las fuerzas especiales estadounidenses y las tropas locales por parte de un grupo vinculado a ISIS en Níger.

El incidente tuvo lugar en el sur de la frontera entre Níger y Malí cuando una patrulla conjunta regresaba de una operación en la que trataron de encontrar a un líder de ISIS en el Gran Sahara (ISIS-GS), Doundoun Cheffou. En aquel momento, se vieron sorprendidos por una fuerza mucho mayor de rebeldes sobre motos y camionetas. Murieron cinco soldados nigerinos y cuatro estadounidenses.

Las muertes de los cuatro estadounidenses se han convertido en un escándalo político en Washington –en parte porque no se conocía mucha información sobre operaciones militares de EEUU en esa región– y un enfrentamiento inaudito entre Donald Trump y la viuda de uno de los soldados asesinados, que aseguró que el presidente le dijo durante una llamada de condolencia que el joven soldado “sabía a lo que se había apuntado”.

Entre otros errores, el informe publicado el jueves por el Mando (militar) Africano de EEUU halló que los soldados no habían entrenado lo suficiente junto a los nigerinos, ni tampoco habían ensayado procedimientos básicos cómo qué hacer en caso de un ataque.

El equipo de entrenamiento estadounidense tergiversó el objetivo inicial de la patrulla de realizar una misión de reconocimiento con hacer otra muy diferente de matar o capturar, por lo que la decisión de aprobarla o no nunca llegó muy lejos en la cadena de mando. Una segunda misión de buscar a Cheffou sí que se aprobó debidamente, pero la fuerza aérea que se suponía que iba a participar regresó por culpa del mal tiempo.

Al final, la pequeña patrulla compuesta por 30 nigerinos y 12 estadounidenses recibió órdenes para ir a un campamento abandonado cerca de la frontera con Malí con la esperanza de reunir información útil para las labores de inteligencia. Durante su regreso, se detuvo en una aldea llamada Tongo Tongo para beber agua y hablar con los líderes locales.

La patrulla fue asaltada cuando salían de la aldea. Se había utilizado un dron para asegurar que no hubiera ninguna amenaza cerca del campamento de ISIS que dicha patrulla iba a investigar, pero no se envió hacia al sur para vigilar la carretera de vuelta hacia su base en Oallam, a unas 50 millas al norte de la capital, Niamey. En vez de a esa zona, se envió hacia el norte, hacia la frontera con Malí.

En un primer momento, tuvieron la impresión de que estaban siendo atacados por un pequeño grupo de combatientes, por lo que la patrulla no pidió ayuda hasta una hora después. Para entonces, era demasiado tarde.

Una treintena de soldados contra 150 rebeldes

Una fuerza móvil de 150 rebeldes de ISIS-GS o incluso más descendió desde el este, flanqueando y dispersando a la patrulla, obligando a los soldados a retirarse y, en última instancia, a abandonar sus vehículos para salvar sus vidas a pie.

Una investigación de The Guardian tras el incidente de Tongo Tongo reveló que los rebeldes arrebataron las armas de los soldados estadounidenses y que dos de los cuerpos habían sido arrojados a un coche que quedó con el motor encendido, lo que implicaba que los atacantes habían estado a punto de llevarse con ellos los cuerpos.

El informe oficial halló que los rebeldes abandonaron sus vehículos después de que llegase la aviación francesa, que llegó al lugar 47 minutos después de que la patrulla pidiese ayuda, y sobrevolara la zona en una demostración de fuerza.

El informe también indicaba que los soldados estadounidenses y nigerinos lucharon heroicamente, pero que las semillas de la fatal emboscada se habían sembrado en meses anteriores, antes incluso de que el equipo de fuerzas especiales procedente de EEUU llegase a Níger.

Según el informe, debido a la “rotación de personal, solo la mitad del equipo había llevado a cabo una formación colectiva de manera conjunta”. “Si no tienes a gente allí en el momento indicado para llevar a cabo el entrenamiento, si llegan tarde... tiene implicaciones en las capacidades de cohesión”, dijo el director del Mando de África de EEUU, el general Thomas Waldhause, a los periodistas durante una sesión informativa del Pentágono sobre el informe.

No estaban coordinados

Cuando el equipo de fuerzas especiales llegó a su base en Oallam, no realizó simulacros básicos con las fuerzas nigerinas que les hubieran permitido coordinarse en el combate, a pesar de las barreras lingüísticas. “Si te ves envuelto en una situación en la que estás bajo contacto (fuego) enemigo, tienes que ser capaz de funcionar como un reloj sin decir ni una palabra... y en este caso en particular, el equipo no llevó a cabo esos entrenamientos básicos para los soldados”, dijo el general.

Por otro lado, a principios de octubre, cuando los oficiales que dirigían el equipo de las fuerzas especiales presentaron una solicitud para salir a patrullar, simplemente copiaron la redacción de una misión de reconocimiento anterior, en lugar de dar una descripción exacta de su plan.

Pero no fue la solicitud confusa la que les condujo directamente a la emboscada, según los investigadores. El 3 de octubre se aprobó una segunda misión para perseguir a Cheffou (que aunque no figura en el resumen del informe publicado el jueves, autoridades estadounidenses sí que habían confirmado que se trataba de un objetivo), y una tercera misión, al día siguiente, para ir al posible campamento de ISIS.

Waldhauser dijo que incluso antes de que se redactase el informe, su mando había cambiado la forma en las que se llevaban a cabo las misiones de entrenamiento en la lucha contra el terrorismo. Ahora tendrán la opción de utilizar más vehículos blindados con más potencia de fuego y drones de vigilancia.

“Hemos reforzado muchas cosas con respecto a esas fuerzas”, dijo Waldhauser. En general, hizo hincapié en que había destacar en el hecho de que los asesores militares estadounidenses en África están allí para formar y asesorar, y no para entrar en combate.

“Las operaciones tácticas se tienen que llevar a cabo por las fuerzas asociadas y no por las fuerzas estadounidenses”, añadió. “Ahora somos mucho más prudentes, las misiones en las que ahora les acompañamos (a las fuerzas locales) tienen que tener un valor estratégico. Cuando nos enfrentamos a un enemigo, lo que nos preguntamos es: ¿ejerce una amenaza estratégica para EEUU?”.

Waldhauser no dijo si la patrulla atacada el 4 de octubre había operado conforme a las nuevas directrices. El Pentágono por su parte dijo que no habría cambios a escala general en su misión en Níger.

En el aeropuerto de Niamey, este jueves, hombres con pantalones de camuflaje estuvieron trabajando en la rampa de carga de un avión de transporte de las fuerzas aéreas estadounidenses. Al otro lado del control de inmigración, soldados masticando chicle junto a las fuerzas antiterroristas francesas en el Sahel, esperaban para recoger a los colegas que llegaban.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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