Amnistía Internacional ha denunciado el uso de municiones de racimo, prohibidas por el derecho internacional, por parte de las fuerzas rusas en un ataque a una guardería en Okhtyrka, en el noreste de Ucrania. En el ataque murió un niño, otro resultó herido y otros dos civiles que se refugiaban en el interior también fallecieron.
Según la organización, esta acción puede ser considerada como un “crimen de guerra”. “No hay justificación posible para arrojar municiones de racimo en áreas pobladas, y mucho menos cerca de una escuela”, ha denunciado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
AI ha recordado en un comunicado que la Convención sobre Municiones de Racimo de 2008, tratado respaldado por más de 100 estados, pero al que Ucrania y Rusia no se han adherido, “prohíbe el uso, desarrollo, producción, adquisición, almacenamiento y transferencia de municiones de racimo en todas las circunstancias”. Señala también que “lanzar ataques indiscriminados que matan o hieren a civiles constituye un crimen de guerra”.
Según informa la ONG Save The Children, al menos diez niños han muerto por los bombardeos en Ucrania por parte de Rusia, que ha atacado a seis escuelas en este país.
Lee el comunicado completo de Amnistía Internacional (inglés).
Informa Vanesa Rodríguez.