Casi 700.000 turistas en La Rioja en 2008
@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } Se han realizado dos estudios de mercado respecto a los visitantes que han venido a La Rioja en 2008. Uno centrado en el turismo relacionado con vino y otro con el de naturaleza. Cada uno de ellos se ha realizado en base a 400 encuestas y 40 entrevistas a turistas en destino.
En el primero, por el que más visitas recibimos, se puede apreciar como la mayoría de los que vienen proceden del País Vasco. Le siguen los visitantes del levante, Cataluña, La Rioja y Madrid. En este punto encontramos la primera diferencia con el de naturaleza, cuyos turistas son, primordialmente, riojanos.
El perfil del enoturista se sitúa en una franja de edad entre 40 y 50 años, mientras que el de naturaleza es un poco más joven, entre 30 y 40 años. La motivación es la misma en ambos casos, conocer la zona, la cultura, el patrimonio... Además, “La Rioja es la comunidad autónoma con mayor índice de fidelización, es decir, que un 50% repiten”, tal y como ha explicado Mónica Figuerola, directora general de Turismo.
Los puntos críticos de la oferta turística de La Rioja son dos. Por una parte, no aprueban las guías, no por su incompetencia, sino por su escasez. En la actualidad hay, oficialmente, cinco en el Valle del Iregua y cuatro en la Sonsierra riojana. “Es un problema de difícil solución, ya que son autónomos que trabajan unos 90 días y el resto del año tienen que vivir. Lo estamos cubriendo con voluntarios, pero es transitorio”, apunta Julio Grande, autor de los estudios. No obstante, Figuerola ha añadido que se va a renovar el curso de formación de 'Guías de La Rioja' para intentar solventar esta traba.
El otro punto negativo para la percepción de los turistas tiene que ver con los puntos de información turística. “A pesar de que La Rioja es la comunidad con más oficinas de turismo por número de habitantes, debemos señalizarlas mejor”, asegura la directora general de Turismo. Sobre todo, es algo económicamente inviable, pero el autor de los estudios ha dado a conocer una solución: “lo que hemos pensado es crear puntos de información turística en lugares accesibles para el turista, como los bares, hoteles o restaurantes”.
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