Clarion Glasgow Barcelona
@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } Todos sabemos qué pasó el verano de 1936 en España, pero no todo el mundo sabe que se iban a celebrar unos Juegos Olímpicos de los Trabajadores en Barcelona, una iniciativa deportiva para luchar contra el fascismo. Este acontecimiento nunca tuvo lugar, ya que Franco atacó la República el día en que los ciclistas llegaron a Barcelona.
Al regresar a Gran Bretaña, uno de los miembros del Club Ciclista Clarion que pensaba participar en este evento comenzó a fraguar la idea de realizar un viaje desde Glasgow hasta Barcelona para recaudar dinero y así ayudar a las mujeres y niños afectados por la Guerra Civil. Y así fue. Jeffrey Jackson y Ted Ward comenzaron su trayecto esperando recolectar unas 70 libras para la causa. Consiguieron más de 300 libras, es decir, unas 100.000 pesetas en el año 1938.
70 años después, 13 ciclistas de este club repiten este periplo para recordar esta hazaña y a dos brigadistas internacionales, socios de este club, que murieron abatidos por el Frente Nacional durante la Guerra Civil. Coinciden en el punto de partida y de destino, pero la ruta es diferente.
Los 13 de ahora, tres ya han causado baja, han llegado en ferry a Bilbao. “En el año 38 entrar por España era un suicidio, con lo que pasaron por Francia y llegaron a Barcelona por la Junquera”, apunta Maite Otxotorena, acompañante de los ciclistas en furgoneta. De todas formas, estos “maduritos”, como se autodenomina uno de los protagonistas, Colin Carritt, van a recorrer unos 1.600 kilómetros pedaleando. Carritt se exalta y emociona al enseñar la camiseta que lleva puesta. Es de las Brigadas Internacionales del 36. Su padre Noel y su tío Anthony lucharon en ellas. Este último cayó en Brunete.
Han hecho un alto en el camino en Logroño y en el Cementerio de La Barranca de Lardero, pero continúan la ruta. Partieron el 30 de julio de Glasgow y tienen la idea de llegar el 19 de agosto a Barcelona. “Quieren pasar por Los Monegros porque ahí está el Museo de las Brigadas Internacionales. Va a ser duro, pero ellos están encantados”, asegura Maite.
ÉXODO
Tras el bombardeo de Guernica en abril de 1937, 4.000 niños españoles embarcaron en Santurce rumbo a Gran Bretaña. La solidaridad de las familias de 95 municipios británicos los acogieron con los brazos abiertos. Fue el pueblo el que tuvo este gesto, ya que el Gobierno británico había firmado aquel “Pacto de No Intervención en la Guerra Civil Española” . Fueron familias humildes, muchas de ellas mineras, las que abrieron las puertas de su casa a estos 4.000 niños con miedo, hambre, frío y tristeza.
En un principio, estos pequeños se iban a quedar para tres meses. Pasado este tiempo, Franco los reclamó, aludiendo a su nacionalidad, nunca mejor dicho. En este caso, el Gobierno británico sí intervino, asegurándose de que los niños que regresaran tendrían un hogar en España.
“Aquí los ingleses fueron muy ingleses y exigieron cartas firmadas por los padres de estos niños solicitando su regreso. Dicen que Franco se encargó de que hicieran incluso cartas falsas, pero el Gobierno británico fue muy riguroso y comprobó cada una de ellas”, recuerda Manuel Moreno, pte. de la Asociación de Niños del 37 y partícipe además de este viaje.
De esos 4.000, finalmente volvieron 3.500. Se quedaron allí unos 500 niños, uno de ellos fue la madre de Manuel, que embarcó con 10 años y cuyo padre, el abuelo de Manuel, había muerto luchando contra el fascismo en el Cinturón de Hierro.
“Cuando hay fascismo, una sociedad totalitaria, se aplasta la conciencia, pero es mucho más que eso. No sólo es no poder votar, no poder tener sindicatos, que la mujer no sea libre o que la escuela no sea para todos. El alma se te quita y cuando hay posibilidad de cambiar las cosas, no lo vas a hacer porque no sabes cómo. Es como estar dormido y no saber cómo despertar. Hay que trabajarlo. Las cosas no se cambian en un día. Mira España, han pasado 30 años y ahora con la memoria histórica se está descubriendo nuestro pasado, lo que somos.”
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