Cluster
El presidente del Gobierno regional, Pedro Sanz, ha afirmado hoy que “La Rioja no solo exporta vino, también exporta tecnología para el vino” y ha abogado por dar a conocer el cluster riojano del vino (26CRV) en el ámbito mundial.
Sanz se ha reunido hoy con los miembros de este cluster riojano, formado por siete empresas del sector auxiliar del vino, que facturan unos 23 millones de euros, dan empleo a unos 220 trabajadores y su clientela está formada por unas dos mil empresas repartidas en los cinco continentes.
El presidente autonómico, para quien a veces se comete el “error” de no valorar lo que hay en La Rioja, ha indicado que esa exportación de tecnología aporta un valor añadido a la comunidad autónoma y ha defendido la importancia de la innovación en el sector vitivinícola, como la que desarrolla este agrupación de empresas.
Ha insistido en su deseo de proyectar, promocionar y difundir la actividad del 26CRV en las embajadas, en el Parlamento Europeo, en la Asamblea de Regiones Vitivinícolas Europeas (AREV) y en “cuantas instituciones sea posible”, lo que contribuirá a dar una imagen de La Rioja moderna, competitiva y que apuesta por la I+D+i.
Julio Gómez, como portavoz de este cluster, ha señalado que La Rioja, por su dimensión, puede competir cuando lo hace con tecnología, por lo que este grupo de empresas, que tienen las ideas “claras” de lo que tienen que hacer, decidió agruparse para ganar en tamaño y acudir a los mercados.
Sus datos indican que, tradicionalmente, en el sector enológico, la tecnología procedía de Francia, Australia y Estados Unidos y, desde los últimos años, “esa tecnología, en vez de venir a La Rioja, está saliendo de La Rioja y está llegando a esos países”.
“Nuestra idea es desarrollar tecnología, que está en la punta de pirámide del sector de la industria auxiliar del vino, que puedan beneficiarse de ella las bodegas de La Rioja y que también nos permita llegar a mercados internacionales”, ha subrayado.
El 26CRV, primer cluster del vino creado en España, tiene entre sus objetivos la articulación y el desarrollo de proyectos de I+D+i en el ámbito del sector vinícola; el fomento de la industria auxiliar del vino y la integración de tecnologías y conocimiento y el impulso de un mayor acceso al mercado.
Desarrollar proyectos en modelo cooperativo interdisciplinar y fomentar el desarrollo tecnológico del sector bodega de La Rioja con el objetivo de que sean las primeras en conocer y emplear tecnologías emergentes son otros de sus objetivos.
Ha explicado que el cluster surgió a partir de un proyecto CENIT, promovido en 2008, que tuvo un presupuesto de 3,8 millones de euros y una subvención de 1,7 millones de euros y cuyo objetivo era investigar nuevos sensores para el vino.
Ello, según Gómez, permite detectar distintos parámetros del vino que facilitan saber cuándo y cómo actuar, en el sentido, por ejemplo, de bajar o subir temperatura y añadir o no y en qué cantidad los compuestos para una mejor fermentación, con el fin de obtener un vino de la mejor calidad.
Se trata de controlar determinados aspectos que permitan elaborar el mejor vino desde una materia prima “excelente”, como es la uva, ha detallado.
El cluster, desde ese fecha, ha movilizado diez millones de euros en I+D y ha obtenido retornos nacionales superiores a 6,5 millones en subvenciones, préstamos y desgravaciones fiscales.
Esta apuesta por la I+D+i ha permitido el desarrollo de nuevos productos y nuevas tecnologías, como nuevos sensores para depósitos y para bodegas y nuevos nanobioproductos.
El cluster 26CRV busca nuevos socios del sector auxiliar del vino y se encuentra en una fase de gestación de un nuevo proyecto cooperativo.
Entre los proyectos desarrollados por 26CRV figura el denominado “Smartwine”, financiado por CDTI y ADER y cuyo objetivo es dar una respuesta a la evolución y demandas actuales de los mercados, cada vez más exigentes y competitivos, con la aplicación de avances tecnológicos para mejorar el producto final y saber con mayor precisión los pasos para conseguir un estilo de vino determinado.
La principal innovación del proyecto es que plantea el control de los tratamientos en viñedo, las fermentaciones e, incluso, la crianza mediante las tecnologías de la información y la comunicación (TIC's).
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