Decenas de detenidos durante la disolución de una manifestación de homosexuales en Moscú
La Policía de Moscú disolvió esta mañana una gran manifestación convocada por organizaciones en defensa de los derechos de los homosexuales y detuvo a unas 40 personas, a las que los agentes introdujeron en vehículos policiales y en un autobús que esperaba en las inmediaciones.
Según informa la agencia RIA Novosti, entre los detenidos en la manifestación, que había sido prohibida por las autoridades locales, están el presidente del proyecto Gay Rusia Nikolai Alekseyev y los activistas gays Andy Thayer, estadounidense, y Peter Tatchell, británico.
“¡No hay libertad para los homosexuales en Rusia!”, gritó Tatchell mientras un grupo de policías le apartaban del lugar. “Pedimos al presidente (Dimitri) Medvedev que se reúna con nosotros”, añadió. La Policía apartó a los reporteros que esperaban mientras arrestaban a homosexuales y lesbianas que participaban en la protesta, pero no se produjeron hechos violentos.
“Fueron detenidos no por violar la ley, sino como una advertencia de que celebrar actos no permitidos por las autoridades es inaceptable. Después de determinar sus identidades, los detenidos serán puestos en libertad”, explicó un portavoz de la Policía.
Las autoridades de Moscú emitieron ayer un comunicado en el que informaban de que detendrían cualquier intento de los organizaciones de celebrar esta manifestación. Sin embargo, éstos anunciaron que seguirían adelante con la protesta, a la que invitaron a todos los extranjeros que han viajado a Rusia para asistir al Festival de Eurovisión, que tiene lugar esta noche.
El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, ha adoptado una línea bastante dura contra los manifestantes homosexuales y alguna vez ha descrito esta manifestación por los derechos de los gays como “satánica”. El pasado 7 de mayo, el secretario de prensa de la Alcaldía de Moscú, Sergei Tsoi, había declarado que el Gobierno municipal “nunca ha permitido y nunca permitirá una manifestación gay” en la ciudad.
Para Tsoi, estos actos están dirigidos “no sólo a destruir la moral de nuestra sociedad, sino a provocar el desorden de forma deliberada, amenazando las vidas y la seguridad de los moscovitas y de los invitados a la capital”.
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