El Calahorra dilapida sus rentas
El Calahorra visitaba Lezama con la idea de dar continuidad a su buena dinámica a domicilio (victorias en Lasesarre y Mareo, además de empate contra el Vitoria). Pudo lograrlo y durante muchos minutos, 74 en concreto, mantuvo sus opciones después de haberse adelantado en dos ocasiones, con doblete de Goñi, en el marcador. Sin embargo, la expulsión de Almagro, mediado el segundo tiempo, condicionó demasiado el devenir del choque. A renglón seguido de la roja del centrocampista vino el empate de Vencedor, gran falta directa, y después llegaría el tanto definitivo de Villalibre, que marcó también por partida doble.
Resultó un partido con alternativas en el que el cuadro riojano fue mejor durante los primeros 25 minutos, sucumbió ante la electricidad del Bilbao Athletic en la recta final del primer tiempo y cuando contuvo los ánimos de los rojiblancos, volviendo a ponerse por encima, vio como quedarse con uno menos fue el principio del fin para poder sumar en tierras vizcaínas.
Comienzo para enmarcar de un Calahorra valiente y atrevido en Lezama que no tuvo temor en ir arriba, buscar al filial rojiblanco y apoderarse del balón para maniatar a los locales. Dicho y hecho. Robo en la medular, Goñi desde 40 metros levanta la cabeza y describe una parábola para superar a Oleaga. Apenas 90 segundos de juego y el cuadro de Miguel Sola -renovado el pasado viernes una campaña más- se colocaba por delante.
Con el efecto del gol, el Bilbao Athletic, perdido, estaba sin rumbo. Todo lo contrario que el conjunto rojillo -en tierras vizcaínas de azul- que insistía en presionar a su rival y guardar el cuero con mimo para después jugarlo con criterio por ambos costados. En anecdótico quedó el tanto de Villalibre, en fuera de juego, tras recoger un rechace de un tiro que Víctor envió al poste. De hecho, el cuadro riojabeño mandaba sobre el césped con cierta solvencia. Incluso Rodrigo mandó un esférico al larguero en una falta directa.
Con ritmo, velocidad y calidad, el Calahorra dominaba la situación. Generaba varias faltas laterales y saques de esquina, sin incidencias, y los pupilos de Solabarrieta estaban incómodos. Sin embargo, con el paso de los minutos la situación fue virando. Casi sin darse cuenta, Salado e Íñigo Vicente, partiendo desde la izquierda para jugar mucho por dentro, empezaron a asociarse. Parla y Almagro ya no podían con la medular rojiblanca. Goñi no entraba en acción y Ubis parecía un islote, mientras que Auzmendi y Rodrigo tenían que pensar más en defender que en atacar.
El paso atrás de los riojanos fue claro. El costado zurdo, con un Rojo muy profundo, empezaba a dar quebraderos de cabeza cuando Salado e Íñigo Vicente entraban en escena. Así, Areso, que anduvo lento tras una buena diagonal, estuvo a punto de dar un aviso. Lo daría Íñigo Vicente con un tiro escorado que sacó Zabal. Fue la antesala del empate, puesto que de ese córner nacería, tras un rechace, el gol de Villalibre. Remate de cabeza en el segundo palo tras un centro lateral del ‘10’ rojiblanco en el que Zabal midió mal su salida.
Hasta el descanso, que agradeció el bloque calagurritano, el Bilbao Athletic fue a más aunque sin que el meta alfareño tuviera excesivo trabajo, aunque sí era evidente que el conjunto local manejaba los tiempos sin oposición ante un Calahorra al que le costaba encadenar tres pases. Quizá el paso por los vestuarios les sentaba bien a los visitantes, cuyos centrocampistas acumulaban una tarjeta.
Al menos, hubo menos continuidad en el juego, que se enquistó más. Cuestión de la que sacó provecho el equipo riojano cuando después de diez minutos con pocas acciones positivas, Auzmendi asistió de lujo a Goñi para encarar a Oleaga, al cual superó con destreza. De nuevo, por delante tras haber superado una crisis en el último cuarto de hora de la primera mitad. No se acomodó ni retrocedió líneas el bloque riojabajeño. Se estiró, con precauciones, en aras de impedir la franca circulación de los vascos.
Sin embargo, la expulsión de Almagro en el ecuador del segundo acto cambió el escenario. Por de pronto, la falta que le supuso la segunda cartulina del centrocampista significó el empate cuando Vencedor puso el balón en la escuadra. Un golazo imparable. Ortega entraba al campo por el bigoleador y había que empezar a pensar en dar por buena la igualada en Lezama.
Como es lógico, el Calahorra pasó a mostrar una versión más conservadora. Ralentizaba, siempre que podía, el juego. No surtió efecto para frenar a un Bilbao Athletic que le metió una marcha más. Así, Villalibre remontaba a un cuarto de hora de la conclusión tras un centro raso desde la derecha de Salado que en primera instancia no fue rematado por Benito. Un tanto que ponía contra las cuerdas a los calagurritanos. Dieron igual las protestas por una posible falta a Ubis en la acción precedente.
La inclusión de Barcina y Barrón en el partido fueron los recursos utilizados para reconducir la situación. Al menos se pisó campo rival y se forzaron un par de aproximaciones, aunque Oleaga no pasó apuros para resguardar su portería. Los jugadores visitantes reclamaron también un par de manos, una de ellas dentro del área, pero el árbitro no se dejó influenciar por las protestas.
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