El CSKA es el Rey de Europa
El CSKA es el número uno en Europa, no hay equipo que ose con quebrar su autoridad en el viejo continente, y hoy volvió a derrotar (77-91) al Maccabi Tel Aviv, como lo hizo dos años antes, en la final de la 'Final Four' de la Euroliga de baloncesto, disputada en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. El desenlace fue el mismo que en Praga 2006 entre moscovitas y macabeos en el 50 aniversario de la competición de clubes de más lustre. En ese curso, con Ettore Messina estrenando proyecto, el CSKA inició su trienio triunfal: tres finales consecutivas, dos títulos (2006 y 2008) para el equipo que ha llegado seis veces seguidas a la final a cuatro.
En los minutos previos a la final, un 'run run' recorrió el palco de prensa del Palacio de los Deportes. El CSKA iba a anunciar la renovación de Ettore Messina para el próximo curso. Una buena nueva positiva para el 'trasantántico ruso', una mala noticia para el Barcelona, que había confiado en resucitar de sus cenizas, cual ave fénix, con Messina en el banco. Messina no cierra, por tanto, su ciclo en el CSKA, el equipo sin paragón en el continente, sino que alarga su mandato. Desde que él llegó, el CSKA lo ha ganado casi todo en viejo continente -sólo se le escapó el título el año pasado apenas por una anécdota, dos puntos frente al todopoderoso Panathinaikos-, y ello a pesar de que el Maccabi no es cualquier cosa.
El grupo de Zvi Sherf quiso dar al inicio un golpe en la mesa para intimidar al rey de la Euroliga en el último trienio. Un parcial inicial de 5-0, una defensa que ahogaba la circulación y los tiros de un nervioso CSKA y un Casspi enorme, siete puntos, brazos al aire calentando aún más a los más de 5.000 hinchas de amarillo, y Siskauskas, el MVP de la Euroliga, irreconocible. Pero el CSKA es un 'dragón' con múltiples cabezas. Si el 'MVP' Siskauskas no anota y se desespera con tanto balón al hierro -2 puntos y una valoración de 2 puntos negativos en los primeros 20 minutos-, si Papaloukas ejerce más de animador en el banquillo o el americano Holden no es el de otras tardes, irrumpe Trajan Langdon y resuelve el problema.
La final anduvo pareja en el primer cuarto (21-22) y hasta el intermedio del segundo, en el que Langdon, con su cuarto triple en otros tantos intentos, abrió la primera vía de agua en el Maccabi (31-38) poco antes de que Derrick Sharp, el martillo desde el triple ante el Sienna, saliera por vez primera. Entonces, el atlético base estadounidense Will Bynum, 183 centímetros de puro músculo, encontró huecos en la defensa rusa para casi equilibrar, con un triple postrero, el resultado (41-42, min. 20) justo al descanso.
SEQUÍA MACABEA.
Pero el Maccabi se olvidó de anotar en el tercer cuarto. 4 puntos, todos de Bynum desde el tiro libre, fueron una oportunidad que el CSKA no dejó escapar. Dos triples de Holden, una canasta de Andersen y los de Messina se veían con la copa en la mano (43-52) . Enfrente, un Maccabi en el que Bynum se veía muy sólo en ataque. Los moscovitas gestionaron rentas cercanas a los diez puntos (52-61) ante los macabeos, impotentes en el intento por quebrar el goteo de puntos en su canasta, un trabajo funcionarial sin aspavientos, un puñado de tiros de personal con las que aguantar la renta pese a la tozudez del pequeño base macabeo, con otro acierto desde los 6,25 al final del tercer parcial (57-63, min. 30) por impedirlo.
Una serie de 10-0 en el arranque del último cuarto para el CSKA hizo el resto. Se acabó la final, 16 puntos arriba (57-63) eran una losa muy pesada. Porque el grupo de Messina -cuatro títulos como técnico (1998, 2001, 2006 y 2008)- no es el Sienna, que dejó escapar un colchón aún mayor, 18 tantos en las semifinales, porque no es un dragón con múltiples cabezas: Langdon, el mejor, con 21 tantos, Holden, Paloukas, Andersen, Siskauskas, porque el CSKA es el Rey de Europa. El club de Moscú acumula ahora 6 títulos, uno más que el Maccabi y Varese y dos menos tan sólo que el plusmarquista, el Real Madrid, con ocho. Lo peor para el club blanco es que la racha de Messina y su CSKA parece no tener fin. Berlín aguarda en 2009 al Rey CSKA.
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