El cuerpo hallado en el Ebro podría ser el de María Vanesa

La trágica historia de la agente de policía María Vanesa, desaparecida desde el pasado 2 de noviembre, podría estar llegando a su fin. Un final triste si se confirma oficialmente que el cadáver de la mujer hallada en el río Ebro en la localidad de Baños de Ebro ayer por la tarde pertenece a la policía granadina.

Una persona encontró entre las ramas de unos troncos en la orilla del Ebro, el cuerpo sin vida de una mujer, en la localidad alavesa de Baños de Ebro, situada a menos de 30 kilómetros de Logroño. Agentes de la Policía Nacional y de la Ertzaintza se personaron en el lugar antes de que el juez ordenase el levantamiento del cadáver que fue trasladado al anatómico forense de Vitoria. Allí se le practica la autopsia a estas horas.

Falta, por tanto, la confirmación oficial, pero hay muchas posibilidades de que la identidad del cuerpo encontrado sea la de María Vanesa. La agente de Policía Nacional de 35 años edad y oriunda de Granada no acudió a su centro de trabajo en Logroño, lo que motivó sospechas entre sus compañeros que siempre la han calificado como una persona responsable. Tras días de ausencia, la Policía decidió buscarla en su domicilio de Lardero, sin éxito. María Vanesa en tenía una hija, fruto de la relación que mantuvo con otro agente de policía, B.M.M de 36 años y que había sido retirado el cuerpo por problemas psicológicos.

Las alertas saltaron al comprobar que nadie sabe nada de María Vanesa, que su desaparición voluntaria no era muy creíble y que en su casa se había encontrado signos de violencia. Ante esto, el juez decidió interrogar a su ex marido que se negó a declarar por lo que, 72 horas después, fue puesto a disposición judicial. El juez de guardia ordenó su ingreso en prisión al haber indicios de su relación con la desaparición de su ex pareja y derivó el caso al Juzgado de Violencia sobre la Mujer.

B.M.M tiene un historial conflictivo. Abandonó el Cuerpo por una incapacidad laboral por problemas mentales e incluso fue acusado de homicidio en 2003 al asfixiar a un ciudadano marroquí durante una detención en Ceuta.

Los dos agentes coincidieron en la Academia de Policía de Ávila. B.M.M se trasladó a trabajar en prácticas a Ceuta donde permaneció durante 2 años, tras la muerte del inmigrante, ambos se marcharon a vivir a Granada, después a Logroño. Fue allí donde se separaron de mutuo acuerdo, él asumió la custodia de la niña que la pareja tenía en común y con ella se marchó a vivir a Nalda.

La menor se encuentra ahora en custodia de un familiar.