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Entre el cólera y los ataques a la ONU

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La desesperación que ha provocado el brote de cólera en Haití ha puesto a los empleados de Naciones Unidas en el país en el punto de mira de los ciudadanos. Así, las protestas contra los militares de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (MINUSTAH) se extendieron este jueves a la capital del país caribeño, Puerto Príncipe, donde las fuerzas de seguridad dispersaron a cientos de personas con gases lacrimógenos.

Los manifestantes acusan a los cascos azules de llevar al país caribeño una enfermedad que ya ha provocado la muerte, en un mes, de más de 1.100 personas. Los ciudadanos lanzaron piedras contra una patrulla de MINUSTAH y trataron de bloquear varias calles.

Al grito de “MINUSTAH debe irse” o “MINUSTAH trajo el cólera a Haití”, cientos de haitianos recorrieron las calles de Puerto Príncipe. También se han registrado incidentes similares en los últimos días en Cabo Haitiano, donde habrían muerto tres personas durante los disturbios.

Uno de los organizadores de estas protestas, José Merilien, declaró a Reuters que “Haití es un país soberano” y que, por tanto, no quieren “ocupantes”, especialmente a aquellos que “están contaminando” el país.

Por su parte, el portavoz de Naciones Unidas Farhan Haq indicó, en declaraciones a la prensa en Nueva York, que no existen suficientes pruebas para culpar a los efectivos nepalíes de la epidemia.

Es más, según ha informado el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) , esta epidemia de cólera forma parte de una pandemia mundial que comenzó hace 49 años y probablemente llegó al país caribeño a través de una sola persona.

Según los expertos de estos dos organismos, la epidemia podría empeorar fácilmente pese a los esfuerzos para controlarla. El cólera se extiende cuando la bacteria entra en contacto con agua, casi siempre a través de residuos humanos.

En Haití no había casos de cólera desde hacía cien años, pero los expertos dicen que las condiciones para su propagación en este país son casi las idóneas: no hay un sistema de alcantarillado adecuado, la gente tiene que defecar al aire libre, la población vive hacinada, hay lluvias torrenciales y no hay acceso a agua limpia.

Por las pruebas genéticas realizadas se sabe que en muchas muestras la bacteria vibrio cholerae es idéntica, lo cual respalda la teoría de que habría una única fuente, según el CDC y la OPS.

“Si estas muestras son representativas de las que están circulando en Haití, los resultados indican que probablemente la vibrio cholerae se introdujo en Haití a través de un único caso”, dice un informe semanal del CDC. “Las cepas de vibrio cholerae que no se pueden distinguir de la cepa del brote mediante ningún método usado se han hallado anteriormente en países del sur de Asia y de otras zonas”, añade.

La mayoría de las personas que han contraído la enfermedad trabajaban en arrozales inundados en el departamento de Artibonite. Según el CDC, la mayor parte habían bebido agua no tratada del río Artibonite o de canales y el 78 % solían defecar al aire libre.

Además, los investigadores afirman que “el curso del brote de cólera en Haití es difícil de predecir”. “La población haitiana no está inmunizada frente al cólera y las condiciones ambientales de Haití son favorables para que siga propagándose”, agregan.

Preocupación en los campamentos

Por otro lado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha manifestado su preocupación por la situación que se vive en varios campamentos haitianos donde viven desplazados por el terremoto en enero de 2010, en especial por los desalojos forzados y por la violencia sexual contra mujeres y niñas.

Según el organismo, “las condiciones extremas de precariedad y falta de seguridad en los campamentos está generando una situación de vulnerabilidad extrema para las mujeres y niñas que allí habitan”. Varias ONG que trabajan en el terreno han observado que la mayor parte de las violaciones sexuales tienen lugar durante la noche, por dos o más agresores, en general armados.

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