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España es el primer país en destruir su arsenal de bombas de racimo

Rioja2

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La organización Human Rights Watch (HRW) a través de un informe presentado el 29 de mayo sobre las bombas de racimo, destaca que España ha sido el primer país en destruir sus reservas.

Human Rights Watch es una de las principales organizaciones internacionales independientes dedicadas a la defensa y la protección de los derechos humanos. En este caso, hace un llamamiento por la necesidad de ratificación de la Convención sobre Municiones de Racimo. Este tratado prohíbe el uso, la producción y la transferencia de estas armas y exige la destrucción de las que están almacenadas en un plazo de ocho años y la limpieza de las zonas afectadas en diez. Además, establece un marco para asistir a las víctimas de estas municiones.

Es necesario que se adhieran al menos 30 países para que este tratado pueda entrar en vigor. Hasta ahora, desde diciembre, sólo lo han hecho Australia, el Vaticano, Irlanda, México, Noruega -que lideraron el proceso para la creación de la Convención- y dos países donde se han usado las bombas de racimo, Laos y Sierra Leona.

HRW critica en su informe que algunos de los Estados que más utilizan este tipo de bombas, como Estados Unidos, Rusia, Israel, o China, no han firmado el tratado, que se adoptó en mayo de 2008 y quedó abierto a la firma en diciembre. Sí cuenta, en cambio, con la rúbrica de 96 países, incluidos 20 de los 28 Estados miembros de la OTAN y 35 países que han almacenado municiones de racimo.

Aunque España aún no ha ratificado el tratado, ha sido el primer país en comenzar la destrucción de su arsenal de este tipo de bombas. En febrero de 2008, según el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, España tenía 5.587 municiones. En marzo de este año ya había destruido todas excepto 863 que pretende conservar para su uso en entrenamientos y pruebas, algo permitido por la Convención. El coste de la destrucción ha sido de 4,9 millones de euros.

El Gobierno anunció en marzo que el proceso de ratificación del tratado se pondría en marcha en breve.

El informe “Prohibir las municiones de racimo: Política y práctica gubernamental” elaborado por HRW y la ONG británica Landmine Action, incide en que cada vez más países se unen a la Convención sobre Municiones de Racimo.

“En sólo unos pocos años, muchos países han pasado de insistir en que las municiones de racimo son armas maravillosas vitales para la defensa nacional a proclamar que no se deben volver a usar nunca” por los daños que causan a las personas, dijo el director de la División de Armas de HRW, Steve Goose.

El informe dedica especial atención al caso de EEUU que, según Goose, “no va acorde con la mayoría de sus aliados militares”. El año pasado Washington aceptó que deberían prohibirse la mayoría de las municiones de racimo, eso sí, a partir de 2018.

“Debería haber una política de la OTAN para no usar bombas de racimo en las operaciones militares conjuntas. Estados Unidos no debería poner a los firmantes del tratado en una situación en la que tengan que luchar junto con militares estadounidenses que usen municiones de racimo”, declaró Steve Goose.

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