(Est)ética a la carta en TV

Esta semana se ha conocido que el polémico programa holandés: 'El gran show del donante' ha sido premiado con un Emmy. Para hacer memoria les recuerdo que este programa de la productora Endemol, se emitió en Holanda en abril de 2007. En él una mujer de 37 años elegirá a una de tres personas con problemas renales para donarle sus órganos. ¡No se escandalicen todavía! que cosas peores se ven hoy en día en los medios de comunicación...

La mujer basándose en la historia, los perfiles y las entrevistas con los amigos y familiares de los tres concursantes, tendría la información y la opción de elegir a uno de ellos para salvar su vida.

Los espectadores enviaban mensajes de texto (SMS) aconsejándo a la mujer durante los 80 minutos del programa.

El controvertido 'reality' causó estragos entre la opinión pública de dentro y fuera de Holanda, e incluso el Gobierno de este país intentó que no se emitiese.

“Las oportunidades de conseguir un riñón son del 33% para cada concursante. Esto es mucho más alto que para la gente que está en lista de espera”, dijo el presidente de BNN, Laurens Drillich, según lo citó el diario 'De Telegraaf'.

La coalición de partidos gobernantes de la Democracia Cristiana y la conservadora Unión Cristiana calificó al programa de miserable y falto de ética

BNN dice que quería destacar las dificultades a las que se enfrentan quienes tienen problemas de riñón

y necesitan un órgano, como tributo al fundador de BNN, Bart de Graaff, quien murió hace cinco años de una insuficiencia renal, a pesar de ser sometido a varios trasplantes.

Al final: 'The big Donor show' fue un montaje que pretendía crear conciencia social. Mi pregunta es ¿Cuál es el límite?. Por lo que les he contado, habrán visto semejanzas con programas-realities que se emiten en nuestras cadenas de televisión. Por ejemplo, en Gran Hermano la manipulación camuflada en forma de juego ha conseguido fusionar a la perfección: realidad y ficción; participación y espectáculo, creando un formato de éxito, un mundo creado y manipulado desde dentro de la tele.

LA ÉTICA EN LA TELEVISIÓN

Según Eco, -la televisión de hoy es la neotelevisión, es la caja que habla cada vez menos del mundo exterior, y habla cada vez más y más de sí misma y del contacto que está estableciendo con el público, llega a existir casi como personaje, como instancia que está presente mediante una continua referencia a su capacidad de construir mundos, de establecer relaciones, de crear realidad-.

Los programas del corazón o 'rosa' por ejemplo, han llegado a pagar 350.000 euros por una entrevista a Julian Muñoz tras su salida de la cárcel. Y otros tantos de euros a Roldán... Esta noticia ha propiciado múltiples comentarios y hasta hay quienes han decidido montar la web www.noveaslaentrevista.com para 'boicotear' el susodicho programa. Básicamente, que no lo vean. En tiempos de crisis, resulta sorprendente que una televisión lleve a cabo esta acción.

FORMATO 'MCTELE'

El ejercicio cotidiano de 'voyeurismo' se practica todos los días gracias a la televisión. Los realities, como lo han venido haciendo en la ficción los 'culebrones' y las series, se convierten en el reflejo de la propia televisión. El producto televisivo crea su propio mundo, y el espectador se convierte en artífice de esta realidad paralela que le atrapa, le engancha y le aleja de su realidad, hasta involucrarse en la falsa realidad televisiva.

Lo conocido como 'neoindividualismo', del medio narcisista, implica cada vez más un trabajo de construcción de sí misma, de toma de posesión del propio cuerpo y la propia vida, en un rechazo del destino, que conlleva la invención constante de uno mismo sin vía social trazada de antemano.

Ésta es la explicación más nítida del paradigma del Gran Hermano, Operación Triunfo, La Casa de tu vida, Popstar, Fama ¡a bailar!, Hotel Glam, La Granja, Esta cocina es un infierno, Libertad vigilada, El Bus, Supervivientes, La Isla de los Famosos (...) donde pugnan y se entrecruzan las historias de vacua vanidad y las de superación personal. Los dos tipos de historias nacen de una mirada que no sale de sí y crecen, con diferente fruto, en una sociedad de pantallas que todo lo mira y, apenas, nada ve, porque está muy ocupada observándose a sí misma.