Fidel Castro se retira definitivamente vencido por la enfermedad
Medio siglo después, Fidel Castro abandonará la Jefatura de Estado de Cuba. Convaleciente desde que enfermase hace más de año y medio, lo que dejó como presidente en funciones a su hermano Raúl Castro, el líder comunista anunció en un mensaje a la nación su decisión de pasar el testigo el próximo domingo, cuando la Asamblea Nacional del Poder Popular designe a los integrantes del nuevo Consejo de Estado y de Ministros y al próximo presidente. Para Fidel, consciente “sin dramatismos” de su delicado estado de salud, existen suficientes miembros del Partido “cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo”.
Fidel Castro comunicó su inesperada decisión en un mensaje publicado por el diario oficial 'Granma' este martes cuando aún era madrugada en Cuba. En el texto, recogido por otr/press, el dirigente se remonta al 31 de julio de 2006, cuando dejó en manos de su hermano la Jefatura de Estado en funciones, después de que se conociese el “estado crítico de salud” del comandante. “Era incómoda mi posición frente a un adversario que hizo todo lo imaginable por deshacerse de mí y en nada me agradaba complacerlo”, añadió.
Posteriormente, recuperó “el dominio total” de su mente, la posibilidad de leer y meditar mucho“. ”Me preocupó siempre, al hablar de mi salud, evitar ilusiones que en el caso de un desenlace adverso, traerían noticias traumáticas a nuestro pueblo en medio de la batalla. Prepararlo para mi ausencia, psicológica y políticamente, era mi primera obligación después de tantos años de lucha“, agregó. Y esto es lo que hoy llevó a la práctica con sus contundentes palabras: ”Les comunico que no aspiraré ni aceptaré --repito-- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe“.
En su 'despedida', Castro recoge dos misivas al director de un programa de la Televisión Nacional, remitidas en diciembre y enero, y en las que ya anticipó su intención de no ocupar “una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total” que no está “en condiciones físicas de ofrecer”. “Lo explico sin dramatismo”, agregó.
Pese a que en ningún momento señala a alguno de los nombres que se barajan como posibles nuevos presidentes, Castro considera que existen suficientes nombres en el Partido Comunista “con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo”. Vencido por la enfermedad, a Castro no se le olvidan sus adversarios políticos tradicionales, y ante quienes llama a seguir plantando cara, porque este rival “es sumamente fuerte” pero Cuba lo ha “mantenido a raya durante medio siglo”.
“No me despido de ustedes. Deseó solo combatir como un soldado de las ideas”, subrayó Castro, justo antes de su despedida final: “Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso”.
EL ESCENARIO QUE QUEDA
El 8 de enero de 1959, las tropas revolucionarias comandadas por Fidel Castro entraron triunfantes en La Habana y, desde entonces, el comandante se ha mantenido en el poder dejando a Cuba como un oasis comunista en un mundo en el que conforme avanzaba el siglo XX el capitalismo iba ganando terreno. En julio de 2006, delegó por primera vez sus poderes a causa de una hemorragia intestinal que requirió intervención quirúrgica y de la cual nunca se ha recuperado completamente, dejándose ver en contadas ocasiones.
El domingo, Cuba vivirá un día histórico con epicentro en su Parlamento, llamado a designar la composición del nuevo Consejo de Estado y de Ministros y el presidente. Entre los nombres que más suenan, figura Raúl Castro, aunque también existen otros posibles candidatos, como el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, el ministro de Comunicación, Ramiro Valdés, el vicepresidente del Consejo de Estado, Carlos Lage, o el titular de Asuntos Exteriores, Felipe Pérez Roque. Sin embargo, en contra de estos dos últimos, juega su juventud, de 56 y 42 años, respectivamente.
Además, en la designación del nuevo presidente se analizarán otros aspectos como la cercanía o diferencia respecto a su predecesor, la capacidad de los candidatos de liderar un proceso de cambios o de apostar por el continuísmo, o la percepción que cada dirigente tenga en la opinión pública cubana.
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