Irak aprueba una ley de amnistía que dejará libres a miles de presos

El Parlamento iraquí ha aprobado una ley de amnistía por la que se pondrá en libertad a miles de presos de las cárceles del país. Esta medida podría poner en libertad a miles de prisioneros, lo que supondría casi con toda seguridad la vuelta del Frente para el Acuerdo, el principal bloque suní, al actual Gobierno, liderado por el chií Nuri al Maliki. El Frente para el Acuerdo dejó el Gobierno el pasado agosto en protesta por las políticas de Al Maliki.

Las fuerzas estadounidenses e iraquíes mantienen presos cada uno a más de 23.000 personas, muchos de ellos de la minoría suní sospechosos de pertenecer a la insurgencia. El número de reos se disparó el año pasado debido a la intensificación de las redadas.

Según el Ejecutivo, los prisioneros bajo investigación, en juicio o condenados también podrían beneficiarse de esta nueva normativa. El perdón excluiría a los condenados a muerte o condenados por asesinato, terrorismo, secuestro, delitos relacionados con drogas y corrupción, y sólo incluirá a los prisioneros bajo custodia iraquí, no estadounidense.

LEY

Los diputados también aprobaron la normativa que definirá las relaciones entre el Gobierno central y las autoridades locales, la cual, según fuentes oficiales, era necesaria para permitir la celebración de las elecciones regionales, probablemente a finales de este año.

Decenas de legisladores protagonizaron ayer varias disputas, acusándose unos a otros del punto muerto al que habían llegado los presupuestos, demostrando así la profunda desconfianza que existe entre los diferentes grupos confesionales del país: chiíes, suníes y kurdos. Algunos habían llegado a proponer la disolución de la cámara.

Tras la aprobación hoy de estas leyes, el presidente del Parlamento, el suní Mahmud Mashhadani, explicó en una rueda de prensa que los diputados han demostrado hoy que “los iraquíes son un solo bloque”.

Durante las intensas semanas de negociaciones, una de las disputas más agrias fue la relacionada con la región autónoma del Kurdistán, situada en el norte de Irak y habitada principalmente por kurdos, ya que algunos diputados suníes y chiíes opinaban que este territorio debería recibir menos financiación debido a las menores cifras de población con respecto a otras zonas del país.

Para algunas autoridades, el retraso en la aprobación del presupuesto estaba frenando el gasto en áreas vitales para el país en un momento en que Estados Unidos urgía al Gobierno iraquí a dar un impulso a la economía para frenar la violencia.