La baza electoral del candidato Rubalcaba
Anunciar la salida del Ejecutivo del segundo de a bordo de Zapatero se ha convertido en una suerte de conjeturas difícil de resolver. Varias periódicos nacionales apuntan a que su salida puede ser inminente, tanto como un anuncio que él mismo haga público en un plazo de 24-48 horas coincidiendo con el acto sobrio y electoral en el que anunciará su candidatura presidencial como sustituto de Zapatero. Otros apuntan a que será la semana que viene en plena resaca de esa puesta de largo. Lo que sí parece cierto es que cuando presente su programa electoral definitivo, coordinado por los ex ministros Narbona y Caldera, ambos del primer Ejecutivo de Zapatero, ya no será la mano derecha del presidente.
La confianza y el mano a mano diario entre Zapatero y Rubalcaba es un hecho conocido entre los compañeros del Consejo de Ministros y la prensa que a diario sigue los pasos del titular de Interior en estos siete años de andadura desde que fue nombrado portavoz de los socialistas hasta ahora. Por eso, el presidente le ha dado toda la libertad necesaria para que se tome su tiempo y él decida. Lo que sí es una realidad son las cuatro horas diarias que trabaja el ministro del Interior para estudiar, analizar y preparar esas ideas que van a formar parte de un programa electoral que ha despertado una gran expectación dentro de sus filas empezando por el propio presidente Zapatero y sus compañeros, así como entre la oposición y los medios de comunicación.
Poco se sabe, excepto lo que el ministro del Interior ha tenido a bien de ir desgranando. El PSOE ha sondeado con varias encuestas durante estos últimos meses y ha determinado desechar estrategias que ya no valen, recursos que a día de hoy no son sinónimo de triunfo para el vicepresidente, leáse apelar al miedo a la derecha o el legado social que dejara Zapatero, uno de sus puntos fuertes durante su mandato. Rubalcaba tiene que presentar una alternativa asequible, sencilla y que despierta la idea de credibilidad en el electorado, o al menos esos indican las encuestras de opinión, que revelan ya sean manejadas por el partido en el poder como por el resto de empresas que la valoración del vicepresidente es mayor que la de Rajoy, que los españoles lo prefieren al líder del PP, pero hay un punto débil que puede echar por tierra la candidatura y poner punto y final a la vida política de Rubalcaba y ese punto es la crisis económica. Lo revela el CIS, pero también, entre otros, Metroscopia. Los españoles consideran que Mariano Rajoy lideraría mejor que el ministro del Interior la recuperación económica del país o lo que es lo mismo: salir del atolladero en el que España lleva inmerso desde hace casi cuatro años.
Rubalcaba lo sabe y ahí es donde se espera que dé la sorpresa. Por eso, el vicepresidente del Gobierno ha pasado la última semana atizando a la Banca, respaldado por otro peso pesado del socialismo como es el ministro de Fomento José Blanco, que también ha señalado a los bancos como responsables, en parte, de la situación de no salida en la que se encuentra el país. Al margen de sus propuestas en Educación, como es el MIR para el profesorado, el vicepresidente del Gobierno lleva varios días haciendo guiños para el Movimiento 15-M, aglutinando propuestas e intentando hacerlos presentes dentro de su programa electoral. De qué manera es otra de las incógnitas que deberían quedar resueltas este fin de semana cuando ya sea candidato oficial en su primer discurso antes militantes y simpatizantes socialistas. Será acto sin ostentaciones y sin grandes espectáculos. El PSOE busca sobriedad no sólo para dar una imagen austera en tiempos de crisis sino para también centrar la atención en Rubalcaba y no desviarla a otros detalles superfluos.
Queda también por desvelar cuál será de la frase de campaña, las palabras mágicas que en su momento encumbraron a Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero a lo más alto en la cúpula de su partido.
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