“La mayoría colabora, pero hay positivos a los que les da igual que les digas que se queden en casa”
Su trabajo es vital en esta pandemia. Los rastreadores son los encargados de trazar los contactos de un positivo por coronavirus para tratar de frenar la cadena de transmisión. Tras diez meses de trabajo, en esas llamadas han tenido todo tipo de conversaciones al otro lado del teléfono, pero, en general, los ciudadanos suelen colaborar. “La gente es muy agradable. Es un shock que que te digan que eres contacto, eso nunca te viene bien y te descoloca un poco, pero les damos un poco de tiempo y colaboran sin problemas”.
Así lo relata Rocío Loma, enfermera y coordinadora del servicio de rastreadores del Sistema Riojano de Salud. Un grupo multidisciplinar formado por enfermeras, médicos, trabajadores sociales, microbiólogos, auxiliares administrativos, psicólogos y, desde diciembre, también por militares, que se han integrado con total sintonía en este grupo: “nos han venido muy bien, somos todos un equipo”.
Un equipo que estos días trabaja con la misma ilusión y entrega, pero con mas carga de trabajo por el aumento de contagios. “Lo vivimos con mucho estrés, es un trabajo en el que tienes que ser muy rápido”, reconoce Loma.
Su trabajo consiste principalmente en llamar a los positivos y conseguir una lista de sus contactos estrechos, tanto en el ámbito familiar, como social y profesional. Suelen ser entre 6 y 8 contactos, aunque hay gente que ha llegado a dar hasta 60 nombres. Esta enfermera reconoce que con las Navidades han aumentado, en general, el número de contactos que se facilitan.
Se entiende por contacto estrecho aquella persona con la que has pasado más de 15 minutos sin mascarilla a menos de dos metros, sea en casa, en el gimnasio, en un restaurante o en el bar.
Su labor continúa llamando a todos estos contactos estrechos, a los que se les da cita para realizarse una PCR y se les explican las medidas de cuarentena. “Ahora es lo único que se puede hacer para controlar el virus: dar los contactos y hacer la cuarentena”, explica Loma, quien subraya que “no hay que poner ni más ni menos. Añadir más contactos supone una inversión de tiempo y dinero importante, porque esa persona se va tener que quedar diez días en casa, mientras que no meter un contacto puede desembocar con esa persona en el hospital,” algo que ya ha pasado.
“Quizá se sienten culpables de reconocer que han estado con un familiar anciano y no dan su nombre, pero nosotros no juzgamos. A mí lo que me interesa es saber con quién ha estado un positivo, no lo voy a denunciar, pero ya que la has liado con un familiar, vamos a intentar cuidarlo”.
Entre los más reticentes a la cuarentena, no se encuentran ni los ancianos - “se adaptan muy bien y nos ayudan bastante”, ni los adolescentes, sino los adultos de mediana edad, que, a veces, “son más intransigentes”.
Rastreo de positivos
¿Y si un positivo no se encuentra en su domicilio? En ese caso, la unidad COVID tiene que informar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para lo que lo localicen y lo sancionen, si así lo estiman oportuno. Desde noviembre, 39 personas no han sido localizadas cuando se encontraban en aislamiento domiciliario. “Es muy grave que un positivo salga a la calle. Sé que es una época muy dura y quizá tienen que trabajar, pero eso no les exime para no tener una responsabilidad mayor: no contagiar a los demás”.
Rocío Loma explica que, aunque son minoría, sí se ha encontrado con gente que relativiza el encierro y piensa que no va a pasar nada porque salgan un poco. Las alertas no sirven con ellos: “hay gente que ahora tiene más miedo, pero en realidad, siempre se dan por aludidos los mismos. El que no se da por aludido, no lo hace nunca, les da igual que les digas que se tienen que quedar en casa”.
En cualquier caso, Loma agradece el comportamiento de la mayoría: “los ciudadanos tienen la enorme paciencia de frenar su vida por los demás” y, de hecho, la unidad covid de La Rioja tiene la trazabilidad más alta de España, casi 9 casos de cada diez detectados han tenido contacto confirmado con otro positivo de COVID-19, lo que confirma el éxito de su trabajo.
La unidad se apoya también en los resultados del radar covid, que se activa si has estado cerca de un positivo, y del código QR habilitado en establecimientos para buscar contactos que no se conocen. A esta labor se suma también la de los rastreadores puerta a puerta, que vigilan el cumplimiento de las cuarentenas.
Todo un engranaje soportado por estos trabajadores que se enfrentan ahora al tsunami de la tercera ola. “Te mentiría si te digo que no pesan los meses. Imagina todos tus días peores de trabajo todos seguidos, esto es así de estresante, agota, pero tenemos claro que tenemos una gran responsabilidad porque somos la segunda barrera frente al covid”.
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