La radiación llega al agua corriente de Tokio
Las autoridades han informado de que se ha detectado radiación en el agua corriente de Tokio y sus inmediaciones y en las prefecturas cercanas a la central de Fukushima-1.
En concreto, se han detectado pequeñas cantidades de yodo y de cesio radiactivo, según ha informado la agencia de noticias japonesa Kiodo citando al Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología, que asegura que los actuales niveles de radiación no afectan a la salud humana aunque se ingiera este agua.
Las prefecturas afectadas son Tochigi, Gunma y Niigata --fronterizas con Fukushima--, Chiba, Saitama y la propia ciudad de Tokio.
En Maebashi, prefectura de Gunma, se detectaron el viernes 2,5 becquerelios de yodo y 0,38 becquerelios de cesio por kilogramo de agua, según el gobierno de Gunma. Se trata de la primera vez que el gobierno de Gunma detecta estas sustancias desde que comenzó a realizar análisis del agua, en 1990.
La Comisión de Seguridad Nuclear japonesa sitúa los límites tolerables de yodo en 300 becquerelios por kilo y los de cesio en 200 becquerelios por kilogramo de agua.
Las autoridades japonesas, además, han ordenado interrumpir la venta de todos los productos alimentarios procedentes de la prefectura de Fukushima, según ha informado la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).
“El Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar ha ordenado interrumpir la venta de todos los productos alimentarios procedentes de la prefectura de Fukushima”, señala la AIEA en un comunicado.
Las autoridades habrían detectado altos niveles de radiación en análisis de alimentos procedentes de la región donde se encuentra la central nuclear de Fukushima-1 realizados entre el 16 y el 18 de marzo. En concreto, ha aparecido yodo radiactivo. “Hasta ahora no se ha detectado ningún otro isótopo”, indica la AIEA.
Este yodo radiactivo tiene una prevalencia corta, de unos ocho días, tras los que su radiactividad comienza a declinar en un proceso que puede durar varias semanas. “Sin embargo, existe un riesgo a corto plazo para la salud humana si el cuerpo absorbe el yodo radiactivo de estos alimentos”, explica.
En respuesta, las autoridades han adoptado “dos medidas críticas”. La primera fue la recomendación del 16 de marzo para que los evacuados procedentes de los alrededores de Fukushima-1 --en un radio de 20 kilómetros-- comenzaran a ingerir yodo estable, no radiactivo para “vitar la acumulación de yodo radiactivo en la tiroides”.
La segunda es la difundida este sábado por la que se prohíbe la venta de alimentos procedentes de la prefectura de Fukushima. Esta información ha sido transmitida por la AIEA a la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La radiación en los alimentos de varias prefecturas ha sido reconocida este sábado por el portavoz del Gobierno nipón, Yukio Edano, que ha asegurado que la leche procedente de la prefectura de Fukushima y las espinacas recogidas en la prefectura de Ibaraki presentan una radiactividad superior a lo estipulado por la Ley de Higiene Alimentaria de Japón, según la agencia de noticias oficial Kiodo.
Sin embargo, Edano aseguraba que los niveles de radiación no suponen un riesgo para la salud humana y pidió a la población que mantenga la calma ya que el consumo de leche contaminada durante un año equivaldría a la realización de un solo escáner de rayos X.
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