La semana más larga de Ismael Merino
En La Rioja hay vida más allá del fútbol. Sino que se lo pregunten a Ismael Merino. Lleva años dedicado a fomentar el voleibol femenino en Haro y este fin de semana, si los planes no se tuercen, tocará el cielo: “vamos a dejar el reloj en casa para celebrarlo”. Es el presidente del Haro Rioja Voley, el club más importante (al menos en cuanto a fichas se refiere) del voleibol regional y referente autonómico junto a Murillo y D'Elhuyar.
La semana más larga arrancó el pasado sábado después de ganar al Cajasur Voley en tierras andaluzas. Un triunfo más dejaría a las jarreras, en su tercera intentona, en la máxima categoría del voleibol nacional. “Ya tenemos ganas de que llegue el partido. Es una semana con un poco de ansiedad”, reconoce Merino. Y es que “con una afición mejor que de Superliga”, su sueño es “que el equipo logre el ascenso en casa”.
“La verdad es que es al principio esto parecía increíble. Hemos trabajado muy poco a poco y en los siete u ocho últimos años hemos logrado todos los retos que nos hemos ido marcando”. El siguiente, el del ascenso, lo quiere compartir desde ya con “mucha gente que ha trabajado en la sombra y con la afición”. Esa afición es la que durante toda la semana le para por la calle para darle ánimos, para decirle que este sábado dormirán como equipo de Superliga y para darle las gracias por todo lo que ha hecho por el voleibol en la capital del vino.
Es la tercera intentona del club aunque, como señala el presidente jarrero, “la primera no entraba en nuestros planes”. La de este año, aunque esperada y diseñada casi milimétricamente, pensaban que iba a ser más difícil: “la reestructuración de la categoría hacía prever una temporada más dura, pero al final ha salido todo casi perfecto”.
Ahora quizá llegue lo duro. La Supeliga es un cúmulo de exigencias y requisitos (tanto económicos como en lo que a instalaciones se refiere) que obligará, terminada la fiesta del ascenso, a duplicar esfuerzos para que el Haro Rioja Voley forme parte la próxima temporada de la elite del voley nacional.
“Afortunadamente”, dice Merino, “el club cuenta con una estructura muy sólida. Tenemos buenos cimientos, pero el paso sigue siendo muy grande y nos obligará a hacer una gran remodelación”. Y es que jugar en Superliga exige avales, cánones y un presupuesto alto. Muy alto. “Podemos hablar de unos 600.000 euros”, dice Merino con una risa nerviosa del que sabe que tendrá que trabajar a destajo para completarlo.
Pero eso no importa ahora. Lo importante es ganar al Gervasport y celebrar, a la tercera, el ansiado ascenso a Superliga.
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