Juventud desamparada, pandilleros... víctimas

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La proyección forma parte del programa organizado por el Ayuntamiento de Logroño con motivo de los días internacionales de los Derechos Humanos y de los Derechos del Niño.

Christian Poveda, director de la película, junto al concejal de Juventud, José Luis Prado, y los representantes de la fundación Tierra de Hombres Víctor Herrero (La Rioja) y Jean Schmith (Perú). Han presentado el Proyecto Programa de Justicia Juvenil Restaurativa en el caso concreto de Perú, así como la naturaleza y la trayectoria de la violencia juvenil en Centroamérica a través del prisma del film y de la experiencia de los asistentes.

IR A LO EXTREMO: 'LA VIDA LOCA'

Christian Poveda, antes de emprenderse en la aventura de 'La Vida Loca' fue conocedor y observador directo de la situación francesa, su país natal, en donde los datos de violencia apuntan a la inmigración juvenil, un fenómeno que se debe segçun el director a “la mala integración durante más de 50 años”.

Quiso entonces llevar la situación al extremo, y desgraciadamente la falta de integración de la juventud, falta de prevención de la violencia la encontró en El Salvador.

El largometraje, filmado durante cerca de año y medio, quiere llegar a entender por qué un niño de 12 años se convierten en asesino.

DE VUELTA A EL SALVADOR

A principios de los ochenta, muchos salvadoreños tuvieron que emigrar a Lo Ángeles (EE.UU) por la guerra civil. Se asentaron en los barrios latinos de la ciudad, en donde las pandillas chicanas tenían el poder. Los salvadoreños se unieron entonces para defenderse, y no tardaron en constituir organizaciones de negocios ilegales.

Con los Acuerdos de Paz de 1992 la guerra llega a su fin, y el Gobierno de los EE.UU se compromete entonces a devolver a todos los presos. Una marea de personas interrumpieron de nuevo en el país, en medio de una sociedad que estaba saliendo de una larga guerra.

PANDILLEROS HASTA LA MUERTE

En la actualidad existen más de 60.000 pandilleros en toda Latinoamérica, y 15.000 se encuentran en El Salvador, país que no supera los siete millones de habitantes. Se trata de “un problema gravísimo” ya que se está hablando de 4 ó 5 asesinatos al día. Personas que conviven con la violencia, la extorsión entre barrios y el narcotráfico.

Christian Poveda conoce muy de cerca esta realidad que ha reflejado en su película. Las maras, pandillas, pasan a ser la familia, la identidad de estos jóvenes que han de matar para formar parte de ellas.

Pertenecer a una mara, es pertenecer para toda la vida, vida que se acaba a los 20 años, edad media a la que estos jóvenes mueren, si no lo hacen es porque están en prisión.

SISTEMA REPRESIVO COMO INSTRUMENTO ELECTORAL

Dentro del sistema represivo de las cárceles, no existen las palabras 'rehabilitación' ni 'precaución.' De hecho añade Christian Poveda, el sistema represivo se utiliza como instrumento electoral. El Gobierno local hace de esto un auténtico 'show televisivo' para cortar la inseguridad del ciudadano y ganar votos.

EL CASO DE PERÚ

Jean Schmitz, es uno de los responsables de un programa que pretende atajar en parte este problema en Perú, donde la situación no es tan grave como en El Salvador, comenta. Generalmente, explica, cuando estos jóvenes son detenidos pueden ocurrir dos cosas extremas: la impunidad (que la pandilla pague su puesta en libertad a policías corruptos) o la cárcel incluso con delitos menores (se convierten para ellos en “escuelitas del crimen”).

El proyecto por el que están luchando en Perú, es por el de la tercera vía: la justicia juvenil restaurativa, que pretende salvar a los niños más jóvenes a través de la educación y de la potenciación de lo mejor de sí mismos, a través de actividades como el deporte, la pintura, el baile...

Trabajar para garantizar a estos jóvenes una defensa que les garantice un enfoque global, no sólo como criminales, sino también en el contexto de su entorno o familia. Para ello es imprescindible trabajar con un programa personalizado en cada joven. Y lo más importante, atender a las víctimas, que están totalmente olvidadas y maltratadas por la policía.

RADIOGRAFÍA DE PERÚ

Jean Schmitz hace balance de estos tres años de trabajo, en los que han atendido a 640 jóvenes detenidos (ninguno de ellos por homicidio) sólo el 8% de los casos ha reincidido. Destaca la alta tasa de violaciones, que se debe en ocasiones por una ley en la que el sexo entre menores de edad se denuncia como violación.

Destaca la importancia de cambiar el pensamiento de la gente: “el criminal no nace, se hace” además de restablecer las relaciones con la víctimas. La justicia tiene una labor pendiente: hacer que los jóvenes no se vean como un problema, sino como un arma de futuro, de esperanza.

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