Este nido de avispa asíatica y de dimensiones considerables ha sido visto este lunes por la tarde en el parque del Ebro de Logroño. El pimer nido apareció en La Rioja en 2014. Diez años después, la cifra aumentó hasta los 154. Son las cifras de la presencia de la avispa asiática (vesta velutina) en la región, una de las 35 especies exóticas invasoras que hay en La Rioja y que en los últimos diez años su progresión ha sido creciente. De hecho se ha pasado de un solo nido a 154 y previsiblmente este 2025 finalizará con cifras superiores a las de 2024.
Es durante los últimos meses del año cuadno más se visualizan estos nidos. En cuanto a los lugares más frecuentes, en La Rioja están presentes, sobre todo y como el visto este lunes, en los cursos de los ríos y en zonas húmedas. “Es ahí donde suelen hacer sus nidos, en los chopos y demás árboles de esta zona. Los principales avistamientos de nidos se concentran en la mitad occidental de La Rioja, de Logroño hacia el noroeste, en río Iregua, en el Ebro en su parte norte, en el Najerilla, en el río Oja y Tirón. En La Rioja más oriental (Cidacos, Leza y Alhama) también está presente, pero en menor medida porque esta especie está más ligada a zonas con temperaturas más templadas y con mayor humedad. Y en La Rioja Baja, las temperaturas son más extremas y es una zona más seca, factores limitantes para esta especie”, explicaba el jefe de servicio de Conservación de la Naturaleza y Planificación del Gobierno de La Rioja, Carlos Muro en una entrevista para este medio.
Conversación en la que también explicaba qué hacer en caso de localizar un nido de avispa asiática. Así, el experto recomendaba solicitar la ayuda de profesionales. En zonas urbanas, actúan los bomberos de Logroño o CEIS, las zonas rurales son responsabilidad de los agentes forestales y apicultores. Y es importante comunicar el avistamiento de nidos a través del 112 porque “los nidos pueden estar aún ocupados y las avispas que, al sentirse atacadas, pueden suponer un problema”. Y es que estos últimos meses del año, los árboles sin hojas dejan ver estos nidos que son como “un balón con aspecto de celusosa”. Además, a estas alturas del año, las avispas ya deberían estar muertas, pero por el cambio climático esto ya no es así. “En los últimos años, estamos viendo nidos ocupados cuando ya deberían estar vacíos porque con la llegada del frío, las avispas obreras mueren. Solo sobreviven las reinas que se esconden bajo el suelo o en las cortezas de los árboles”.